Se realizaban grandes progresos materiales; pero el alma humana, merced á la enseñanza dada por los hombres, continuaba siendo un alma primitiva, un alma brutal, semejante á la de las fieras, y tal vez peor, ya que las fieras no conocen la hipocresía ni saben llorar sobre el cuerpo de sus víctimas.

El hombre francés se cree en el caso de estrujar á toda alma viviente, añadiendo el correctivo del ¡perdon! ¿Y qué?

Por unos momentos miró con indecisión á Ricardo, pero al fin dijo resueltamente: Oiga el consejo de un desgraciado, y no se ofenda porque se lo doy sin que usted me lo pida... No se separe nunca de Robledo: es un alma noble.

Sus ojos se clavan en el altar, y las dos velas que lloran sin consuelo sobre las arandelas de cristal, al alma llena de supersticiones milenarias le fingen dos mujeres desmidas que se consumen en llamas, no sabe si las del pecado, si las del infierno.

Momaren tiene un alma generosa.

Esta casa que parece también estar muerta, toda silenciosa, toda fría, toda oscura, huérfana de la pobre alma....

Era su alma pura y bondadosa que brillaba en ellos.

Desesperado, humillado, crucé por delante de la puerta, y la vi echada en el sofá, sollozando el alma entera sobre sus brazos.

Conque ¿qué sería en las almas tiernas y sensibles?

El instinto de la nacionalidad cristiana revolviéndose contra los invasores, el repliegue de toda el alma española a los riscos de Covadonga para caer de nuevo sobre el conquistador, era una mentira.

Tu aspecto suaviza el resplandor del arco brillante que te corona; yo leo sobre tu frente serena que refleja la calma de tu alma inmortal, leo que tú perdonarás á un hijo de la tierra, con quien se dignan comunicar algunas veces los espíritus de los elementos, el atreverse á hacer uso de los secretos mágicos para llamarte á su presencia y contemplarte un momento.

Hasta sé de algunas almas caritativas á quienes no faltaba nada para insinuar que yo también merecía ir á presidio.

Cada una de aquellas almas inocentes iba acompañada de un arcángel purísimo que le cubría con la sombra de sus alas.

Aquellos himnos originarios e infantiles correspondíanse con las almas simples e inflamables que los cantaban a coro en los humildes templos.

¡Salvarme, quiero salvarme!gritó Ana de repente volviendo a la realidad... quiero volver a nuestro verano, al verano dulce, tranquilo... sí, tranquilo al cabo; a nuestro hablar sin fin de Dios, del cielo, del alma enamorada de las ideas de arriba... sí, quiero que mi hermano me salve, que Teresa me ilumine, que el espejo de su vida no se obscurezca a mis ojos, que Dios me acaricie el alma....

¿Y cree ustedprosiguióque un alma superior y mal comprendida, como la mía, podrá encontrar alguna vez el alma hermana que le complete?...

El libro es hermoso..., un magnífico libro, Rita; pero ella está muy débil y enferma para una medicina tan amarga, y toma del libro, cada día, lo que tiene más de cauterio y revulsivo para curar los males en almas fuertes y viriles....

No murió tu esplendor, y en la noche del hoy aún eres tea que camina en la nada del misterio del alma femenina, un fantasma esparcido en su psicología tenue y fina, aroma desprendido del dolor de un poeta, que te dejó al morir, para que en la carrera empuñases muy alto su bandera y llegases por él hasta la meta antes de sucumbir.

Villaverde es la ciudad de los espíritus desalentados y melancólicos; es la ciudad de las almas tristes.

La dulce gravedad habitual en la niña le había engañado, porque aquella dulzura triste ya no era sólo espejo de un alma sensible y soñadora, sino que era también señuelo y transfloración de un alma dolorida.

El alma libre, generosa, fuerte, Viene, te ve, se asombra, El mezquino deleite menosprecia 15 Y aun se siente elevar cuando te nombra.

¿Y cree ustedprosiguióque un alma superior y mal comprendida, como la mía, podrá encontrar alguna vez el alma hermana que le complete?...

Tu alma sencilla y generosa no lo comprende.

Es ciertamente terrible y da lugar á sospechar falta de afecciones; marchan á pié detras del convoy fúnebre que guarda una persona adorada, á otra que le fué inmediata y querida: ninguna ley, ninguna costumbre del mundo pueden obligar al corazon á que se quiebre y se rompa en tan tremenda prueba; jamas el alma apasionada podrá prestarse á un suplicio tan duro.

La dulce gravedad habitual en la niña le había engañado, porque aquella dulzura triste ya no era sólo espejo de un alma sensible y soñadora, sino que era también señuelo y transfloración de un alma dolorida.