» ¡Esto fue como un rayo! Un inmenso clamor seguido de un gran silencio.

Cuando entré en él, se levantó un clamor general, que significaba ¡mira! ¡mira!

Se oye el confuso clamor de los mendigos en la portalada de la casona, y la voz autoritaria y conmovida del viejo linajudo, que sube la escalera.

Yo me tiré vestido en la cama, y oia el despertar de la ciudad entre las tinieblas, percibiendo á lo léjos el agudo clamor de los ferrocarriles y vapores.

Por las escotillas salía un lastimero clamor, que aún parece resonar en mi cerebro, helando la sangre en mis venas y erizando mis cabellos.

Mientras tanto, los clamores desesperados del niño despertaban también a la doncella de Lilí, Magdalena, que dormía allí cerca, y acudía esta presurosa en su auxilio; tranquilizábalo con gran cariño, hacíale acostar y permanecía sentada junto a su camita, hasta dejarlo dormido nuevamente.

¿Qué podía significar aquella repartición de largas agujas de espartañero, cuya punta ensayaban algunos en su propia mano; y, luego, aquel sordo clamor colectivo, simulando todos en el aire el gesto homicida?

Un clamor terrible se oyó, prolongado, ensordecedor.

Un clamor formidable salió de aquella muchedumbre.

En esto se levantó un clamor espantoso en todo el castillo, y la tropa de la guarnicion queriendo acudir á las armas, se halló, con no poca sorpresa é indignacion, sin los medios de resistir; y completamente en poder de un enemigo.

El sol innocente con mucho quebranto Dejaba á la luna con sus dos estrellas: A muchos señores é dueñas, é doncellas, Por ser fallescido, los puso en espanto; Por ende, señores faciendo grant llanto En altos clamores le demos querellas A Dios é la Vírgen: lanzando centellas, Con grandes gemidos fagamos su planto.

En este momento, los gritos de la muchedumbre se unieron en un clamor profundo y uniforme, que hubiera llenado de terror a la ciudad entera si no hubiera salido de la plaza de los toros.

en la calle, un clamor áspero y bronco, que hizo retemblar las vidrieras, desgarró su visión.

A lo lejos sonaban por todas partes las campanas, y su fúnebre clamor ponía una nota sorda en aquellas voces humanas, entonando el canto de los Muertos...

Después de haberme hecho a mí mismo estas preguntas y considerado los fundamentos del clamor público y de la opinión sobresaltada ante la imagen del vicio y la inmoralidad crecientes, puedo decir que ese movimiento de la opinión es consolador, es síntoma de mejoramiento, de progreso de la moral general.

Solo faltaba la ratificación del prefecto al clamor popular; pero el presidente, sea por lástima o por capricho autoritario de oposición, agitó un lienzo blanco en señal de conceder el missio o perdón por aquella vez en nombre del monarca augusto.

Su clamor doloroso «s’udiva bene quaranta miglia alla lunga...» Después en un lugar profundísimo, y horrible, y rocalloso y ásperolos adjetivos son del originalvieron una fea mujer desnuda a la cual apretaba un enorme dragón, y le mordía la lengua.

Con doliente clamor, la pavorosa page 56 Fatal descarga suena, Que á luto y llanto eterno la condena.

Al caer la tarde se notó gran agitación en el campo y luégo fuertes clamores y el toque de cien cornetas.

Al clamor olímpico que acogió la fiereza de su primera embestida al caballo, unióse bien pronto un susurro de descontento, y todas las miradas ¡cosa inaudita! se apartaron del redondel, por cuya arena ensangrentada un espectro de caballo paseaba sus tripas, como la cometa sin aire pasea su rabo antes de caer en la tierra...

La tempestad te acaricia Con sus alas tenebrosas, Y en tus entrañas hojosas Te da con grata delicia Ardientes besos de amor; Y con atléticos brazos Junto á tu tronco la aferras, Y entre tus ramas encierras Con titánicos abrazos Su estrepitoso clamor.

En la tarde de aquel mismo día estaba yo sentado en el café consumiendo una taza del oscuro brebaje, cuando sonaron en la calle ruidos y clamores estruendosos; causábanlos los nacionales, que volvían de su expedición.

a: Ne à me quaeras pueriles declamationes, sententiarum flosculos, verborum lenocinia, & per fines capitulorum singulorum acuta quaedam, breviterque conclusa quae plausus, & clamores excitant audientium.

El silencio era tétrico, el tiempo pasaba con lentitud, medido por el chisporroteo del candil y por un clamor ya exhausto, que más se parecía al aullido del animal espirante que a la queja humana.

Un momento después se oyeron, en la lejanía, clamores extraños, y el contrabandista, mirando a través del humo, vio una brecha sangrienta en las filas del enemigo.