69 Adjetivos para describir senador

Su nombramiento de senador vitalicio: al pié del documento se leía la siguiente firma: Yo el rey.

Los patricios y senadores romanos usaban botas de piel encarnada, con una media luna de plata, la luna patricia.

Vió que Gurdilo conversaba en voz baja con un viejo senador de palabra balbuciente y aspecto caduco, el cual daba fin muchas veces á las discusiones más intrincadas con una solución de sentido vulgar, conocida de todos, pero que todos habían olvidado.

A todos los nobles senadores que eran venidos a pobreza, poníeles soldada señalada pora cad año porque pudiessen vevir onradamientre.

Conforme á este principio incumbe exclusivamente al Presidente, con consulta y aprobacion de las dos terceras partes de los Senadores presentes el hacer la adquisicion.

El papelito de cien pesetas plegado en un bolsillo de su chaleco pesábale como un lastre que daba a su persona nuevo aplomo; veía tras él la seguridad de otros billetes, de más dinero, todo a cambio de llenar unos cuantos centenares de cuartillas de retazos de libros ajenos, de disparates para él inadmisibles, que el grave senador firmaría sin titubear, poniéndolos bajo el amparo de su empingorotada personalidad.

Por lo demás, la provincia entera ha permanecido fiel á su antiguo senador que la enriqueció: es la razón de casi todas las convicciones políticas y el secreto de todas las popularidades,—do ut des.

Y el senador elocuente, ¿qué quiere ahora? 5.

El famoso senador hacía alarde de una vida austera, procurando que todos conociesen la pobre casa que habitaba.

La contradicción de ambas teorías era evidente, la una inutilizaba la otra, y entre la interpretación de un simple senador y el fallo inapelable de la Corte no podía vacilarse al elegir.

Ordena la Constitución de los Estados Unidos que los senadores federales no sean elegidos directamente por el pueblo, sino por las asambleas y senados particulares de cada Estado, pero prácticamente acontece lo mismo que en las elecciones presidenciales, y el precepto constitucional respetado en la forma resulta ilusorio en la realidad.

El senador, avisado por sus ojeadas, habló al jefe, que le precedía con grandes muestras de deferencia.

En el pueblo se habló mucho de esta fiesta, y los bonapartistas, dirigidos por el senador barón de Doneville, su jefe, y los republicanos, por un farmacéutico, monsieur Vertot, y por un almacenista de maderas, monsieur Meyer, se encargaron de propalar maliciosos rumores.

por aquellos senadores cartaginenses fué acordado por entonces se dejase de tratar de aquello, mandando con mucho rigor nadie volviese á aquellas islas, porque tenian por más importante el señorio y riqueza de nuestra España que poblar nuevas tierras.

Éste bajó á un salón donde le esperaba el célebre senador.

El senador, mientras tanto, conmovido por su reciente emoción, había tomado cierto aire oratorio al dirigirse á su hijo.

y ruín, que nos han dirigido y que nos dirigen de continuo senadores, diputados, escritores graves, ó que pretenden serlo, y periodistas de la Gran República

Cuando en Junio de 1860 presentaron su amargo informe los tres senadores demócratas, más de medio año los separaba ya del asalto de Harper's Ferry; el atentado y la muerte de Brown y sus compañeros habían perdido la novedad del interés, y en el rápido sucederse de cosas extraordinarias en ese período eran ya episodios de una historia lejana, que á jueces más desapasionados, no á políticos militantes, tocaba juzgar.

Fulano, el senador, quebrado; la casa tal y compañía, quiebra fraudulenta; el corredor B., desaparecido; Mengano, en descubierto por doscientos mil pesos; éste, por quinientos mil; aquél, obligado a hacer cesión de bienes... A cada nombre conocido se eleva un clamor del grupo, como si Rocchio diera un pinchazo en carne viva; las caras se alargan y los comentarios se suceden sordamente.

Pendientes de los muros, en marcos coruscantes, exhibíanse varios títulos de individuo de honor de diversas sociedades, acreditando los méritos del marqués de Jiménez, y un tarjetón, prodigio de caligrafía, en el cual los compromisarios castellanos felicitaban a su «digno senador» por sus brillantes discursos en defensa de la protección a los trigos.

¡Piedad! articularon todos, libertados de sus ligaduras y cayendo a los pies del ebrio senador.

Yo pensé no aceptarla; pero lo tomarían á desaire, y no conviene... Seremos, digo, será usted senador electivo, y representará á su país natal.

No faltan sinembargo algunas contradicciones en la organizacion belga, tales como la del fuerte censo de imposicion establecido respecto de los senadores elegibles, lo que no es aplicable á los diputados, y el contraste chocante que se nota entre la libertad absoluta acordada á la enseñanza y la que tienen los cultos, limitada esta por la ingerencia ilógica del Gobierno en la dotacion ó mantenimiento oficial de esos mismos cultos.

La riqueza de Sagunto excitaba su apetito de salteadores y cuatreros, y oprimiendo la lanza, miraban con ojos feroces el grupo de mercenarios armados al servicio de la ciudad, que en el fondo del Foro, sobre las gradas de un templo, custodiaban al senador encargado de hacer justicia en los días de mercado.

También son ardientes propagandistas el incansable Teodoro Kalaw, presidente del Comité «Por la Independencia»; el enérgico senador Alegre, que hizo sus estudios en España, y tantos otros que desisto de nombrar, pues su mención resultaría larguísima.

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