Sólo el P. Jacinto, que amaba tiernamente á don Fadrique, le defendía de las acusaciones y quejas de los otros frailes.

Había enlodado en un segundo el amor más puro que hombre alguno haya sentido sobre sí, y acababa de perder con Inés la irreencontrable felicidad de poseer a quien nos ama entrañablemente.

¿Acaso tú no amas también a tu marido? JUANA.

¿Qué me valen la gracia y la belleza, Y amar como jamás amó ninguna, Si la pasión que el alma me devora, La desconoce aquél que me enamora?»

Como el corazón no está interesado, dejándoles sueltos un momento se hastían y vuelven a lo que verdaderamente aman.

El, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.

Era una distinguida señorita, hija de un General ilustre de aquel país, que lo amó locamente.

»Si vuestra hija Marta ama realmente a mi hijo, no le será difícil, en el interés mismo de la felicidad de su primo, renunciar a él, esto en el caso de que Roberto tuviera el valor de pedir su mano, no obstante la prohibición de sus padres; pero no preveo, ni siquiera puedo concebir, en un hijo, semejante desobediencia a la voluntad paternal.

¡Me amaba, Dios mío! ¡Cuánto, cuánto me amaba! A lo último, más allá y después de lo que conocemos, la víspera de su muerte, el P. Enrique había escrito lo que sigue, que también leyó doña Luz: «Estas páginas, si no las rasgo o las quemo, irán indefectiblemente, después de morir yo, a las hermosas manos de ella.

Este era el discípulo al que Jesús amaba sinceramente, el mismo que se había reclinado en el pecho de Jesús en la cena y le había preguntado, «¿Señor quien te va a traicionar?

¿Por qué seguir la lucha sorda con toda la isla, por una mujer que aún no sabía él ciertamente si le amaba?

No, seguramente Juan no la amaba, era inverosímil, imposible.

Hicierais mejorle repuso serenamente D. Diegoen amar de lejos, que las almas que son mariposas de la llama de amor mueren abrasadas en ella cuando se acercan demasiado.

¡La virginidad! ¿Qué es eso? ¿Qué importancia puede tener un detalle físico tan mezquino en el porvenir de dos seres que se aman ardientemente?...

La masa se inclina de un lado o de otro al más ligero soplo; lo que hoy ama mañana lo aborrece; la roca Tarpeya en todas partes ha estado cerca del Capitolio.

Aquel que gobierna los corazones mide la violencia de nuestros sentimientos con arreglo a la duración de lo que amamos, y yo amo a Germana como si hubiese de estar eternamente entre nosotros.

Ha muerto la madre de mi esposo, una señora que yo amaba muchísimo.

Precisamente mi carácter ama la controversia y las disputas.

Si estoy cerca de ella, la amo; si estoy lejos, la odio.

Después de decir que el amante no puede tener celos del marido de la mujer amada, «porque al comenzar el amor se presuponía la condición de que el marido fuese poseedor de su mujer», añade: «No es tampoco molesto el amor de la mujer a su marido, porque puede muy bien amar infinitamente al marido e infinitamente al amante, sin mengua del uno ni del otro, porque son amores de cualidad y naturaleza diversa.

En cambio, en este caso, Vd. era únicamente quien amaba...

El hombre ama naturalmente la verdad y el bien; y no se aparta de ellos sino cuando las pasiones le arrastran y extravian.

No se le ocultaba que el lance había sido provocado por Tristán a causa de sus ridículos celos, y aunque amaba ciegamente a su marido su conciencia no podía menos de sublevarse contra tal barbarie, contra una injusticia tan notoria.

En obsequio a la verdad, hay que decir que se había olvidado "casi" de los millones de Calderón, que amaba ya a la hija "casi" desinteresadamente.

] Cuando la criatura ve intuitivamente á Dios, le ama necesariamente; y así todos sus actos, llevando este augusto sello, son necesariamente morales.