42 Adverbios para describir cómo clavada

Tenía clavada la navaja en el cuello, cerca de la nuca.

»Adivinando yo su intención, en cuanto comenzó a hablar, la miré fijamente clavando mis ojos en los suyos, que acabaron por bajar su mirada, mientras su rostro se teñía de vivo carmín.

El hombre, ayudado por el viejo y por el chico, trazó con una cuerda un círculo en la tierra y en el centro plantó un palo grande, de cuya punta partían varias cuerdas que se ataban en estacas clavadas fuertemente en el suelo.

Clavó nuevamente Carton su mirada en la lumbre, permaneció largo rato pensativo, y al fin, dijo: Otra pregunta desearía hacerle; cuando se acuerda usted de su niñez, ¿la encuentra demasiado distante?

El marino, sonriente, señaló con el pie una gruesa saeta clavada profundamente en un tablón á tres pasos de la cabeza de Roger.

Hubo un delirio de palmas en la plaza; su figura esbelta y la singular corrección y delicadeza de sus facciones, cautivaron al público; las mujeres le clavaban codiciosamente los gemelos; se paseó triunfante en torno de la plaza recibiendo sonriente el aplauso de los tendidos.

Dijo estas últimas palabras Ordóñez, bajando los ojos con modestia y afectando la sencillez del que habla sobre un acto que cree irrealizable; pero el padre Tomás clavó inmediatamente en él su aguda mirada, diciéndose interiormente que aquel grandísimo tuno le había adivinado y tenía prisa en llevar la conversación al terreno de su conveniencia.

El saltaba el arroyo, de orilla a orilla; él clavaba la lanza lejos, como un guerrero; a la hora de andar, a la cabeza iba él; se le oía la risa de noche, como un canto; lo que él no quería era que lo llevase nadie en hombros.

Veía vagamente, sobre el fondo granate del papel que reviste el teatro, agitarse una triple hilera de cabezas femeniles, adornadas con flores; los colores claros y ricos de los trajes hacían una decoración abigarrada; y de las butacas, subía hacia Concha, como una ola de curiosidad, el reflejo de los cristales de los gemelos instantáneamente clavados en ella, y el susurro de voces que muy quedito pronunciaban ó preguntaban su nombre.

La última recién clavada erguíase: entre Canarias y Cabo Verde.

Hacia una de éstas algo mejor que las otras avanzó rápidamente; pero antes de llegar á ella escuchó un canto que la dejó repentinamente clavada al suelo.

Esto consistia en que hoy no tiene absolutamente alumbrado público, y en aquellos tiempos la devocion de los vecinos sostenia en la esquina de cada calle, en el ángulo de cada plaza, una lampara encendida, delante de una imágen, de una cruz ó de un ecce-homo, colocados dentro de un nicho, ó simplemente clavados á la pared bajo un tejadillo de tablas.

Plácido se inclinó para verle, y aunque se quería hacer el hombre terrible, se le escapó esta frase: «Clavado, talmente clavado...».

Llegaron a Fuenterrabía, y clavando un clavo aquí y otro allá, y atando cuerdas, escalaron el castillo, le pegaron fuego e hicieron prisioneros.

Pues ¿quién nos dice que Soledad no era una de ellas, y que, miéntras clavaba aparentemente los ojos en el Altar, no contemplaba la gallarda figura de Manuel Venegas?

Inmóvil, horrorizado, clavaba ardientemente los ojos en la campanilla, puesta delante de , sobre un diccionario francés, la campanilla prevista, citada en el magnífico infolio.

La de Grevillois, en la ventana, clavaba asiduamente la aguja en el cañamazo.

Jacinto llegó á dudar de lo divino y á sentir desprecio por lo humano; su corazón, en el que la desgracia clavaba sus garras despiadadamente, empezaba á manar sangre.

Incontinenti el toro se dirigió al rincón en que la dama y sus acompañantes se habían detenido: ella (después que los demás huyeron) sacó impasiblemente su daga, y agarrando al toro por un cuerno se la clavó muy diestramente en el morrillo, no necesitando más para realizar a la perfección su designio; después de lo cual, volviéndose hacia el balcón del Rey, le rindió pleitesía y se retiró grave y solemnemente».

Evidentemente, el cariño del amante clavaba su arado más hondo.

Finalmente clavó en tierra con fiereza una de sus espadas.

Cuánto envejecen la lucha y el miedo a morir! Las emociones que nos da el peligro, ¡cuán hondamente se clavan en el alma!...

Las otras dos mujerucas le clavaban igualmente sus ojos sonrientes, maliciosos.

Un muchacho valeroso, que clavaba magistralmente las banderillas, y al que también había bautizado un grupo de aficionados como «el torero del porvenir».

Las dos mujeres se clavaban mutuamente con la vista.

42 Adverbios para describir cómo  clavada