El sobrino se calló; volvió el tío á su lectura, y no había pasado un cuarto de hora, cuando se dirigió de nuevo al lecho del joven que, vencido por el sueño, dormía ya profundamente, y gritó: ¡Despierta, Lázaro! Y despertó dando un salto, aterrado y convulso, como debemos despertar el último día, cuando suene la trompeta del Juicio.

Gracias á él, pueden dormir tranquilamente sin el temor de ser aniquilados una noche.

Anoche no pude dormir, y por eso me he levantado tarde, sin tiempo para ir á ver qué es lo que ha pasado en la estancia de Rojas...

La marinería y el contramaestre se alojaban a proa, en el sollado, y en las zonas cálidas, cerca del Ecuador, dormían en la cubierta y guardaban las telas de los coys arrolladas sobre las bordas.

Pero allá, en un rincón del pecho, duerme como un portero soñoliento la necesidad de la grandeza.

Y si no los había, ni podía encontrarla, valía más dormir eternamente dentro de la caja del cementerio, que andar soñando aquí abajo, como sonámbulo.

¡Ella también se desprendió de la vida y acaso dormirá en una fosa reciente, sobre la que yo me detuve un momento! ¡Ay! Ella duerme y reposa al fin; pero nosotras, cuando acabaremos este large viaje?...

La villa dormía plácidamente como una sultana, recibiendo la caricia halagüeña de este soplo.

Hemos dormido perfectamente.

La madre y los pequeños dormirán dulcemente.

Ella habitaba el segundo piso, a sus anchas; no quería ruido de curas y frailes entrando y saliendo; pero tampoco consentía que su hijo, su pobre Fermín, que para ella siempre sería un niño a quien había que cuidar mucho, durmiese lejos de toda criatura cristiana.

Mariano murmuró algo que no era fácil descifrar, y se durmió sosegadamente.

¡Ah! que no sea dicho jamás: mi cuarto está oscuro, mi lecho es estrecho; porque jamás ningún hombre durmió en lecho igualy para dormir verdaderamente, es en un lecho como éste en el que hay que acostarse.

Se durmió inmediatamente; pero apenas la noche hubo caído sobre sus ojos, volvieron éstos á abrirse, ó á lo menos él creyó que se abrían, viéndolo todo bajo una luz que no era la del sol.

Una existencia siempre igual es como el hombre que duerme apaciblemente y sin soñar; como las melodías compuestas de pocas notas, que nos arrullan tan blandamente.

Me parece que alguna no dormirá en mi casa mañana.

La casa era como la de todos los paisanos, aun los mejor acomodados, pobre y fea: en el piso bajo estaba la cocina, con pavimento de piedra y escaño de madera ahumada: arriba había una salita con dos cuartos: en uno dormían Rosa y Ángela; en el otro, su padre; abajo, en un cuartucho, Rafael y el criado.

Dejamos las canoas y el Paraná para ir por tierra en la provincia de la nacion de Tupís, donde empieza la jurisdiccion del rey de Portugal: el camino dura seis meses enteros, y hay en él muchos desiertos, montes y valles que pasar, tan llenos de fieras, que de miedo no podíamos dormir seguramente.

Llegose el portugués a Su Excelencia que efectivamente dormía, y díjole en su lengua: No haga caso Su Excelencia de que está en Junta, que es llegado el momento de hablar.

» ¡Farsa, señores, pura farsa! De ninguna manera se duerme mejor que sobre una tabla; naturalmente, con tal que se tenga una jornada de trabajo detrás de uno, una buena conciencia dentro de uno, y ninguna mujer al lado de uno...

Ayer, por la noche, estaba sin poder dormir, cuando oí que en la guardilla andaba Jesús.

Aquella noche dormí agitadamente.

Angiolina se inclinó sobre Aben-Aboo y contempló su semblante con una atencion profunda: Aben-Aboo dormia intensamente; le movió y no despertó: entonces cerró la puerta de la cámara, para evitar ser vista, se acercó rápidamente á Aben-Aboo, palpó sus ropas, y encontró bajo de ellas una llave y una cartera.

Laura me mataría si llegara a saber... Y una vez cerciorada de que se había realmente dormido, empezó: Es una historia triste.

Y, entretanto, Angustias dormía como una paloma, y acaso soñaba que era feliz.