109 Adverbios para describir cómo leer

Sus atenciones, sus frases de cariño eran exageradas unas veces: quería borrar con ellas el pensamiento que claramente leía en los ojos de aquélla.

He podido leer rápidamente algunas de dichas hojas.

El padre Anselmo jamás había leído este libro y no había caído ni podía caer en que sentía inclinación tan dulce; pero sin tener conciencia de ello reverenciaba a doña Inés como si fuera ángel o santa.

Se puso éste con calma los anteojos, la leyó atentamente y luego sacudió la cabeza con tristeza.

Más la tengo yo, que la leí anoche de cabo a rabo.

No se concibe, repito, cómo ha podido asentar tamaña paradoja quien haya leido siquiera las obras del insigne metafísico.

012:026 Acaso sobre la resurrección de los muertos; ¿No han leído en el libro de Moisés sobre la zarza, como Dios le habló, diciendo, `Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?

Muchas veces he leído su nombre allá en París, cuando doy un paseo hasta la Avenida de la Ópera y echo un vistazo a los diarios argentinos en el Banco Español.

Abrió Ana los ojos y miró a su don Víctor que a la luz de una lámpara de viaje, calada hasta las orejas una gorra de seda, leía tranquilamente, algo arrugado el entrecejo, El Mayor Monstruo los celos o el Tetrarca de Jerusalén, del inmortal Calderón de la Barca.

De lo demás que vuecencia dice en su carta, no nada, ni me parece que haya nada, porque aunque después de leer la carta de vuecencia observé cuidadosamente á entrambos, sólo vi que se trataban como conocidos, sin interés alguno.

Quizás a sus ojos descuide yo algún tanto los estudios a que usted me ha destinado; pero puedo decirle que el ministro nunca ha observado en esa falta y que ayer mismo leyendo un trabajo que me había encomendado...

Entre los objetos que posee esta iglesia, hay una campanita en la que se lee perfectamente el año 1600.

El capitán leía sentado cerca de la mesa; la muchacha estaba haciendo la cena allí mismo; el viejo criado raspaba el mango de una azada.

Cleóbulo está continuamente leyendo, en todo el dia hace otra cosa, tiene una memoria admirable.

El ingenioso Sánchez paseó tranquilamente sobre ellos sus ojos opacos, reflexivos, donde se leía constantemente la concentración profunda de un cerebro positivo, y dijo sin advertir siquiera la indignación de aquellos hombres-niños: ¿Y por qué es un acto inmoral?

Ahora es la duquesa la que lee, lentamente, con las vacilaciones que acompañan á una traducción.

Ocurriósele al ver tanto libro, que su amante Pepe Castro no había leído ninguno de ellos, ni lo leería probablemente.

La Online Books Page es "una página web que facilita el acceso a libros que se pueden leer gratuitamente en internet.

Á par de estas cosas, se leía asimismo en el rostro varonil del Comendador la firme resolución de no salir de allí hasta que se le oyese.

Las alternativas de la suerte les mantiene en una agitación penosa, y diariamente van a leer su sentencia en la pizarra; ningún curso de catedrático es seguido con más asiduidad que este de la Bolsa, dictado por el demonio del juego.

Se arreglan las cartas en el orden que estuvieron cuando fueron escritas, y tomando una letra de cada carta sucesiva, se deletrea el enigma, leyendo hasta abajo una columna tras otra y pasando por alto las letras colocadas en el lugar de los espacios.

Mercedes leía ansiosamente, admirando hallar en aquella mujer fantástica, hermana suya, puesto que también parece mediar cierto secreto parentesco entre los hijos y los libros del mismo autor, algo bien concreto de lo mucho y mal definido que ella sentía.

Mañana sin falta leeremos en El Sevillano una de esas composiciones que, según mi tío, si no es fácil que le lleven al Parnaso, le precipitarán indefectiblemente en el Leteo.

Generalmente nadie lee los memoriales, sino el que los escribe, que es el único a quien importan; la prueba de esto es que cuando el empleo se ha de dar, ya está dado antes de hacer el memorial; y cuando hay que hacer el memorial, es señal de que no hay que contar con el empleo.

Admiróse y congojóse en gran manera, y llamó a la gente de casa para que viesen la desgracia a Anselmo sucedida; y, finalmente, leyó el papel, que conoció que de su mesma mano estaba escrito, el cual contenía estas razones: Un necio e impertinente deseo me quitó la vida.

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