229 Adverbios para describir cómo pasará

Uno de ellos pasó muy cerca de sus ojos, y entonces pudo descubrir que era una mujer, aunque más joven y esbelta que la profesora de inglés.

La hermana del Marqués, llamada doña María de la Paz Jesús, pasaba un poquito más allá de los cincuenta, aunque se conservaba muy bien.

Esperaba todavía que "aquello pasara", pero veía que no "pasaba" jamás.

Margarita cree que vienen á buscarla para conducirla al cadalso: escena tierna entre ella y Faust que no puede decidirla á que le siga; Margarita pasa rápidamente de una idea á otra, no reconociendo á su amante sino por intervalos.

¿Qué pasará mañana?

El pasó ayer.

Nuestra historia no pasa más acá de 1821.

A usted se le pasa volando, lejos de nosotros.

Los soberanos pasaron lentamente, sonriendo, por entre las apretadas filas de los invitados, deteniéndose cuando veían alguna persona de su conocimiento para dirigirle una palabra afectuosa.

Los dos jóvenes pasaron adentro, y cuando la tabernera abrió un poco la ventana para que entrara alguna luz, pudieron ver acostada en el lecho aquella agraciada figura, en cuyo semblante extenuado y pálido se pintaban los síntomas de una postración y un malestar muy grandes.

El viejo Itchaso me esperaba, e, inmediatamente de llegar, me pasó a un cuarto pequeño con una ventana que daba al muelle.

Cambian allí arriba los fenómenos de la luz, del calor, del clima y de la vegetación; el aire más enrarecido deja pasar más fácilmente los rayos calóricos, ya desciendan del sol, ya suban desde la tierra.

A esta sazón pasaron acaso por el camino una tropa de caminantes a caballo, que iban a sestear a la venta del Alcalde, que está media legua más adelante; los cuales, viendo la pendencia del arriero con los dos muchachos, los apaciguaron, y les dijeron que si acaso iban a Sevilla, que se viniesen con ellos.

¡Jinojo!replicó don Sabas, es que el miramiento ése fue tal, que si no topo ahora mesmo con Neluco, se pasa el santo día sin que yo me entere de lo que a ti te pasó anoche.

Las primeras ganancias, adquiridas con dulce facilidad, le habían cegado y sólo pensaba en ser millonario, en esclavizar la fortuna, riéndose ahora de aquellos tiempos en que soñaba con Tónica la existencia monótona y tranquila de rutinarios burgueses, amasando ochavo tras ochavo un capital para pasar tranquilamente la vejez.

"Cuando estas indiadas se ponen en camino para las fronteras de Buenos Aires, tienen que pasar precisamente por un parage del Rio Negro, al que llaman Chuelechet, pues ningun otro es transitable.

Pero la pobre muchacha está seguramente pasando las mayores amarguras, y tendrá el corazón tamañito al ver lo que le pasa á su pobre amigo.

De cuando en cuando se detenía, apoyaba una mano en su pecho oprimido, o la pasaba por su enardecida frente, o bien fijaba sus miradas en un pobre perro que le seguía, y que en aquellas paradas se acostaba jadeante a sus pies.

Atravesando las montañas y los fértiles valles de las provincias de la Laguna y de Yamparaes, y pasando sucesivamente por el Pescado, por Tomina, Tacopaya, Tarabuco y Yamparaes, llegué finalmente á la capital de Bolivia, antiguo asiento de la audiencia de Charcas, hoy dia residencia de una corte suprema y de una universidad.

De manera que si esto, que es notoriamente malo, se suprimiese... ¡Jamás!gritaba entonces el veterano enardecido.¡Yo soy muy liberal! ¡Oh, en cuanto a eso, también yo!replicaba el novel, contoneándose, y hasta mirando con cara de lástima al primer tradicionalista que casualmente pasara a su lado frotándose las manos.

Dulcemente, de los pálidos elogios á sus versos ingleses había ido pasando á una segunda serie de alabanzas para las obras de Momaren, y explicaba con profusión el rango que correspondía á este autor en la historia literaria del país.

No sólo no lo había echado de ver, sino que tan natural contingencia no se le había pasado siquiera por las mientes.

Los días pasan alegremente, y el 29 aparecen dos grandes llaves; tras de las llaves, una mano que las empuña; tras de la mano, un brazo; después una hermosa cabeza calva, un cuerpo robusto, un hombre con humilde saya y los pies desnudos.

Entretanto, si se pasa al otro lado de la cordillera, se halla, poco mas ó ménos á la altura de tres mil varas sobre el Oceano, un nivel permanente de nubes.

Palados que fuimos de este paso, de à vna legua llegamos à otro de la misma manera, salvo que por ser tan larga, que duraba media legua, era mui peor: este pasamos libremente, i sin estorvo de Indios, que como havian gastado en el primero toda la municion, que de Flechas tenian, no quedò con que osarnos acometer.

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