21 Metáforas para ave

¡Ave caudal, solitaria! ¡Quién pudiera entender el sentido de tu alma rebelde, y saber remontarse también a la región limpia y virginal en donde no existen las cosas útiles! ¡Quién pudiera acompañarte en tu soledad austera!

¡! ¡Cuando el ave de presa es águila o cóndor, cuando lucha y mata o es muerto!... ¡Pero eres cuervo, carancho, chimango, que te cebas en las carnizas de los animales que otros han muerto!... ¡Vos matás como los estancieros matan los zorros y los caranchos, envenenando con estricnina trozos de carne, pero no matás a tiros y a puñaladas frente a frente, cuerpo a cuerpo, cara a cara!...

No se sabe si Durvati entendió la sátira, ó si, en efecto, supuso que aquella ave arrulladora y dulce era el atmán ó espíritu de su amada.

Las aves están caras ahora.

¡Ave María Purísima! Sin pecado concebidadijo de adentro una voz suave y frailuna.

Y el invitado se confundía al verlo sobre la mesa, creyendo que esta ave, nutrida con alfalfa, era un corderillo asado.

Y llegó á Tarfe; le desenlazó el yelmo, y al ver su frio semblante, afeado por la lividez de la muerte, esclamó con un orgullo disculpable en sus pocos años: Soberbio moro: el novel caballero tiene ya empresa para sus armas, y el AVE MARIA será un cuartel de gloria en el blason de los Garci-Lasos de Castilla.

Tambien donde hacen aquellos ricos plumajes que labran de plumas verdes, y las aves destas plumas es el cuerpo dellas á manera de las picazas que hay en nuestra España; llámanse en esta tierra quezales; y otros pájaros que tienen la pluma de cinco colores, que es verde, colorado, blanco, amarillo y azul;

¡Ave María Purísima, señor! Pues señora, por eso es para el entendimiento; así como la doctrina con Dios es para el alma.

Pero el ave guiadora, la abeja reina de aquel bando o enjambre era la esposa de Reynoso.

22 Y los otros fueron muertos con la espada que salia de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes de ellos.

¡Reina sobre la tierra libertada...!" ALTIVEZ TAGALA Lucho, aunque el fardo del pesar me abrume, y bajo a la palestra sin recelos... ¡Triunfaré al fin! No soy cual ave implume incapaz de elevarse hasta los cielos... Me denuesta la envidia... ¡No me importa!

cuyo dato nos hace suponer que la simbólica ave sería de movimiento.

Que como á las aves les es naturaleza el volar, así las casadas han de tener por dote natural, en que no puede haber quiebra, el ser buenas y honestas, y han de estar persuadidas que lo contrario es suceso aborrescible y de desventura y hecho monstruoso, ó por mejor decir, no han de imaginar que puede suceder lo contrario más que ser el fuego frío ó la nieve caliente.

Por la mente excitada de Pepe Rey cruzó en un instante la idea del fénix, de la paloma, de [30] la garza real... y sin embargo, aquella ave no era más que un pañuelo.

Yetl es el pájaro de los esquimales; los natchez tienen su ave cardinal; un pájaro sobre un árbol aparece en el diluvio del Codex Mejicano; un ave es un gran personage entre los aztecas, y en el Codeice Chimalpopoca figuran las aves míticas Xecotcovach, Cotzbalam y Tecumbalam (A. Krause, The Thlinquit Indian.

Llegaron los pescadores á punto de medio dia, y pusiéronle delante aquella ave, la cual tenia en lo alto de la cabeza una cosa como lucida y transparente, á manera de espejo, donde vió Motezuma, que se parecian los Cielos y las estrellas, de que quedó admirado, volviendo los ojos al Cielo, y no viendo estrellas en él.

Es para nosotros el ave, el volátil asentado encima de la Cruz, la figura emblemática que puede llevarnos á clasificarla como un símbolo atmosférico, si es que el ave, ofrendada de parte del indio, es la representación ornitomorfa de la Nube que produce la lluvia por acción del sol[108].

Su ave es la venusina, la tímida paloma.

¿Porqué en la mullida grama las aves, al son del viento, exhalan meloso acento y saltan de rama en rama, y la fuente cristalina, formando dulce murmullo, del céfiro al suave arrullo entre las flores camina?

Le hacía sufrir como patriota el contemplar á España al margen de la contienda, esforzándose por no saber lo que ocurría en el resto del mundo, encogiéndose con la cabeza bajo el ala, lo mismo que ciertas aves zancudas que creen evitar el peligro no viéndolo.

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