20 Metáforas para canciones

33 Y será cortada la alegría y el regocijo de los campos labrados, y de la tierra de Moab; y haré cesar el vino de los lagares; no pisarán con canción; la canción no [será] canción.

CANCIÓN El clavel que me diste El día de la Ascensión, No fué clavel, sino clavo Que clavó mi corazón.

La canción era un conjunto de oraciones en verso, extravagantes, compuestas por los bogas y usadas siempre en todo novenario; y el estribillo, tan incomprensible en su lenguaje como enérgico en su entonación, se componía de una especie de cuarteta de versos de seis silabas.

«La canción del matrimonio» es una hermosa elegía tagala en que se pintan todas las miserias y tristezas de este estado, sin mentar ninguna de sus alegrías.

Es muy raro encontrar una buena voz, lo que los italianos llaman novantanove, noventa y nueve por ciento; nada hay que haga peor impresión al viajero que las voces chillonas de las mujeres; pero, a pesar de eso, estas canciones, desde la más remota antigüedad, han sido el encanto del pueblo, han templado el despotismo de la Iglesia y del Estado y han mantenido la resistencia nacional contra las agresiones extranjeras.

La canción es una expresión nacional y Beranger no es tan mal poeta como dicen por ahí.

Las dos canciones favoritas suyas eran dos híbridas de vascuence y castellano; traducidas literalmente no querían decir gran cosa, pero en sus labios significaban todo.

Hasta ahora las canciones eran imitación ó traslado de couplets extranjeros.

Era más bien como uno de sus antepasados maternos: hermoso, enamorado; poeta cuya mejor canción era su propia juventud; espíritu contemplativo; incapaz para el combate, apto para el placer.

Cada canción era un latigazo que excitaba sus nervios, y sus pies desnudos saltaban como pájaros de nieve sobre el mosaico ó se elevaban con gentil vuelo, levantando las nubes de gasa que dejaban al descubierto una pierna bien modelada, con adornos ruidosos que esparcían argentinos choques.

Es por el gusto de la letanía que Baudelaire compuso al demonio; pero, conviniendo ya en que La canción del oro es letanía, y letanía infernal, yo me complazco en sostener que es de las más poéticas, ricas y enérgicas que he leído.

Su canción era una marcha belicosa de las que entonaba el ejército americano durante la guerra en Francia.

La canción de Bautista era de una salvaje melancolía; Martín lanzó un grito, el irrintzi, como una larga carcajada, o un relincho salvaje terminado en una risa burlona.

La canción del oro es también poema en prosa, pero de otro género.

Bajo este punto de vista, mientras la canción de Pinpín es un romancerillo en hexasílabos para los ladinos, para los no ladinos, o la masa tagala, es una combinación de versos de 6, 5, 7 y 8 sílabas.

¿Conocéis la gama breve y cristalina en que, enamorado, su canción divina con su bandolina trina el ruiseñor? Estas tres estrofas, deliciosa amiga, son un corto prólogo para que te diga que tus bellos ojos de luz sideral, y tus labios, rimas ricas de corales, merecen la ofrenda de los madrigales floridos de líricas rosas de cristal.

Colmada su inspiración en el raudal saludable del llanto, sus canciones eran al propio tiempo viriles y sentimentales, tempestuosas á veces, á veces serenas y apacibles, impregnadas siempre en la poesía norteña, romántica y triste.

Tu canción sea de triunfos y amores ante el alma nacional que te escucha: blancos ritmos a doncellas y flores, bravos toques a adalides en lucha...!

Aquella canción, nacida en el ardiente suelo de Andalucía, fue una varilla mágica que ahuyentó la tristeza de los corazones.

54 Canciones me son tus estatutos en la casa de mis peregrinaciones.

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