8 Metáforas para cliente

En cierta ocasión, en que su cliente era un barbero, que antes había sido rico, atinó á expresarse así hablando de él: «Este desventurado, que en el naufragio de su fortuna tuvo que asirse á la dura tabla de su navaja;» con lo cual arrancó aplausos y hasta lágrimas.

El cliente a que me refiero era un caballero francés, hombre de mucho talento y grandes dotes intelectuales... un médico.

Sin duda, querido doctor; á mi no me debeis nada, pero á mi cliente es otra cosa.

No lo creo, responda usted: el cliente de Fígaro es un ente ideal que tiene muchos retratos en esta sociedad, pero que no tiene original en ninguna.

Si la cliente era hija del país, la trataba llanamente de hija; hija por arriba e hija por abajo.

El Magistral, con una mirada sola, comprendió que su cliente («él era un médico del espíritu») se resistía a tomar la medicina; y pensó, recordando la alegoría de la cuesta:«No quiere tanta pendiente, hagámosela parecida a lo llano».

»Me contestó el que había hablado en segundo lugar: »Sus clientes, doctor, son personas de alta posición social.

El aristócrata cliente de Aracil, el marqués de Sendilla, era un snob de esos que gastamos en Madrid y Barcelona, que visten siempre sus ideas y sus gustos a la moda de hace quince años.

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