21 Metáforas para corona

En fin, quitad eso, arrancad al mundo la sublime corona del mártir, y un monte de Judea no presenciará, en un dia nublado y misterioso, la redencion de la humanidad á costa de pasion, de suspiros y de agonía; á costa de un madero empapado en sangre; á costa del primer sacrificio de la tierra.

Esta corona de risa, esta corona de rosas rientes, a vosotros, hermanos, os la arrojo! ¡

Traya'n su cabeça una noble corona De piedras de grand' preçio, con amor se adona, Llenas traye las manos de mucha noble dona, Non conprarien la seña París nin Barçilona.

! Pero no llevemos nuestro entusiasmo hasta el punto de arrojarle al escenario coronas de laurel; las coronas son para las cabezas y el cantante sólo trabaja con la garganta y con la boca; tengamos, pues, para el cantante un collar de perlas ó una dentadura de oro, para el torero un par de cuernos, para el acróbata una bala de cañón, para la bailarina unas zapatillas, ó, si le pareciera poco, unas botas de montar.

Otra corona no menos inmortal ciñe vuestra frente por haber conservado á Roma su Fabricio, aquel gran Colonna, á quien proporcionásteis un auxilio, que os honra más que si el solo esfuerzo de vuestro brazo hubiera destruido los aguerridos soldados, cuyos huesos alfombran hoy el campo de Rávena, y todos cuantos guerreros de Aragon, de Castilla y de Navarra abandonaron sus banderas al ver la inutilidad de sus lanzas y sus espadas.

Corona la columna una estátua de Napoleon, vestido de gran Capitan.

La corona de espinas componíase de 1.000 puntas, y estaba tejida con junco marino.

Si el cristiano nos vence, nuestra corona será la corona del martirio; si le vencemos, si, como en otro tiempo nuestros abuelos, logramos avanzar sobre las tierras del cristiano, ayudados del poder del Sultan de Constantinopla nuestro amigo, entonces Aben-Aboo, sobraran coronas en los reinos que reconquistemos.

Corona el monumento la estatua gigantesca de la Caridad, llena de infinita dulzura, el semblante sonriendo, como complacida de derramar en el pueblo la vida y el frescor.

En los documentos oficiales de la época, así en las reales pragmáticas, que la Corona incesantemente expedía para contenerlas, como en los informes que los Visitadores por ella nombrados le remitían, se halla á cada paso la relación de los deplorables abusos de que adolecía la administración colonial.

Corona el frontispicio entre las dos torres, un cuadrilongo sobre que descansan cuatro minaretes que son como la florescencia de la piedra, verdaderamente bellos....

6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.

Las coronas que me dediquen serán como homenajes fúnebres.

Consistía su traje en un largo manto de finísima tela de algodón, sembrado de joyas de oro, perlas y piedras preciosas; su corona era de oro en forma de mitra y sus sandalias consistían en unas suelas de oro macizo, cuyas correas, tachonadas de lo mismo, ceñían el pie y abrazaban parte de la pierna.

Tu corona quema mis ojos...

, el dios del sueño por encanto Alli se apareció; cuya corona Era de ramos de beleño santo.

24 La corona de los sabios es su sabiduría; mas lo que distingue a los locos [es su] locura.

Y yo—continuó con la mayor amargura—moriré lejos de los míos, sin ampararlos con el escudo de mi autoridad, y la corona de mis cansados días será la soledad y el destierro.

Estas coronas medioevales, que se repetían hasta en los remates de los reverberos, eran el eterno tema decorativo de una ciudad industrial poco dada á los ensueños y áspera para la ganancia.

31 Corona de honra [es] la vejez, [si] se hallará en el camino de justicia.

Aquí cansada llegué, Despues de seguir ligera En ese monte una fiera, En cuya frescura hallé Ocio y descanso; porque De un montecillo á la espalda, De quien corona y guirnalda Fueron clavel y jazmin, Sobre un catre de carmin Hice un foso de esmeralda.

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