7 Metáforas para cumbres

No sólo las grandes cumbres de los Alpes eran adoradas como mansión de los dioses y por si mismas, sino que, hasta en las llanuras del Norte de Alemania y de Dinamarca, colinitas que elevan sus lomas por encima de los páramos uniformes, eran Olimpos no menos venerados que lo era el de Tesalia para los griegos.

Las cumbres, formidables en otro tiempo, son hoy atractivo de millares de trepadores que han emprendido la tarea de que no quede peñón ni campo de hielo virgen de paso humano.

Cuando la dorada cumbre fuere de nieve esparcida, y las dos luces de vida recogieren ya su lumbre: cuando la ruga enojosa en la hermosa frente y cara se mostrare, y el tiempo que vuela helare esa fresca y linda rosa: Cuando os viéredes perdida, os perderéis por querer, sentiréis que es padecer querer y no ser querida.

Hoy que mi tierra adorada Se pierde en el horizonte, Y en vano ansiosa mirada Busca la cumbre elevada Del más elevado monte; Hoy que en brazos del dolor Miro el corazón deshecho, Y te llamo en derredor... Comprendo todo el amor Que guardo dentro del pecho.

» Todo lo cual será redactado, tres días después, en un confortable hotel de Valparaíso, ¡y bien empenachado de signos admirativos! La cordillera es imponente y bella; pero la cumbre no es más que su peldaño final, el menos interesante de todos; se la salva sin verla, embotados los sentidos por lo prolongado de la misma sensación.

: la cumbre está bajo mis plantas: verdad es que he sufrido, pero vencí, y cumplí mi deber.

OR GUSTAVO AIMARD TRADUCCIÓN DE LUIS CALVO 3.a EDICIÓN TOMO I BARCELONA TIPOLITOGRAFÍA DE LUIS TASSO ARCO DEL TEATRO, 91 Y 33 1920 LAS NOCHES MEJICANAS I LAS CUMBRES No existe en el mundo región alguna que ofrezca a los deslumbrados ojos de los viajeros más deliciosas perspectivas que Méjico; sobre todo la de las Cumbres es sin disputa una de las más pasmosas y seductivamente variadas.

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