238 Metáforas para palabra

Pero despachemos.¡Eh, muchachos! Decir Parrón estas palabras y rodearme una nube de trabucos, todo fué un abrir y cerrar de ojos.

Y al pronunciar Antoñita estas palabras era su acento tan grave y revelaba tal resolución, que Amaury quedó asombrado al oírla.

Las palabras en llaves son aclaraciones hechas por el traductor para evitar que se mal entienda la frase.

Sus palabras no eran de acritud ni burla; antes al contrario, las dijo con acento de compasión paternal por mi poca fortaleza.

Mi única palabra no puede ser sino un adiós sincero, un adiós que te doy recordando que me has querido, que hemos sido felices algún tiempo.

La Diócesis de Madrid se fundó en virtud del Concordato de 1851 y la bula de 1885.N. del T. La palabra gabacho es el adjetivo más ofensivo del español para el francés; algunos suponen que significa «el que vive en Gaves».

10 Diego, la palabra es aire.

Aquellas pocas palabras eran un alarde de cínico impudor, un comentario sucio y canallesco sobre la procedencia de los cabellos que envolvía el papel, y más abajo, con un descoco repugnante, figuraba la firma de Judith suscribiendo tan villano insulto.

Tal vez algún etimologista ingenioso se atreva á sostener, en confirmación de lo dicho, que la palabra colcha viene de Colcos ó de Colchida, puesto que las colchas son de algodón casi siempre.

Sus palabras han sido alimento del pueblo.

» Todas estas palabras son del Almirante.

Es probable que el ilustre filósofo la entendia en el mismo sentido, si bien es menester confesar que sus palabras son ambiguas.

Si, si, sepamos, dijo con acento duro y receloso, Miguel Lopez; sepamos qué peligro es ese, y si vuestras palabras son una amenaza ó un aviso.

Las últimas palabras del tío Manolillo eran un rugido amenazador.

Sus mejores palabras fueron para la amiga desgraciada.

En la edición de Caracas se escribe Pedro Miranda Mulato, como si la palabra mulato fuese el segundo apellido de Pedro Miranda.

Arrieros lo son, desde luego, y esta palabra, como tantas otras relativas al caballo y al oficio de trajinante, es árabe y demuestra el origen de donde el sistema y la ciencia se derivaron por los españoles.

Las palabras que los gramáticos han condenado como impropias, son, con frecuencia, arcaísmos, y en todo caso se nos ofrece la oportunidad de ver que las leyes fonéticas que presidieron a la formación de la lengua castellana, siguen ejercitando su influencia a través de la distancia y los siglos.

La palabra es el artesano de los ídolos.

Viéndose objeto de la atención general, Raskolnikoff perdió un poco de su serenidad, y las palabras «Soy un asesino», que iban quizá a salir de su boca, expiraron en sus labios.

Mi padre me lo ha prohibido—dice ella estremeciéndose, como si las palabras del pastor fuesen un augurio.

Estas palabras son del mismo autor de Otelo, y quieren decir: «Cuando te veo bailar quisiera que fueses una ola del mar, de manera que no pudieras hacer en adelante otra cosa que bailar.

Pocos momentos después se presentó en la prisión el Sr. Ortiz, cura de Uruápam, eclesiástico lleno de virtudes, hombre de corazón recto y de sentimientos generosos; su palabra fué un bálsamo consolador para aquellos desgraciados que no miraban en derredor más que rostros amenazadores, y quizá risas sardónicas y de desprecio.

La palabra de los Dioses (Revelación), la "prima veritas indicendo" de los teólogos, es la base y raiz de los cultos.

Su palabra es su única belleza, y no se contentan con ser bellos.

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