50 Metáforas para tarde

19 Y como fué tarde aquel día, el primero de la semana, y estando

Aquella tarde fueron unos amigos a verle.

Como no conoces lo que es el amordijo Torrebianca una tarde, puedes prescindir de la mujer y permitirte esa serenidad burlona.

Esta tarde es usted árbitro de mi vida.

Una tarde estaba el autor sentado, á la puesta del sol, en el pequeño jardin donde existe el ciprés.

Hasta que una tarde en quecon razónsu banderín rojo mandó parar el expresovimos que también sonreía, y desde entonces su placidez dejó de inspirarnos confianza.

Aquella tarde, más patinoso que siempre, era el caballero de un antiguo sarao de la Quinta, un señor que estuvo hablando con su bellísima tía Adela, descotada y con los senos apretados, según aquella moda que los hacía redondos y amontonados alcores.

Y caída ya la tarde, llegué a la vista del empinado monte donde se asienta el pueblo.

La tarde del domingo era de una calma y de un reposo absolutos;

» Plegó cuidadosamente el billete, lo cerró y se lo entregó á Manuela, con orden de que aquella misma tarde lo enviaran á casa de don Medardo.

También es casualidad, venir ese... individuo, la misma tarde en que te quedas sola, diciendo que estás enferma.

Prepárese, y tenga paciencia, que esta tarde voy á ser un poquito duro.

Aquella tarde no había escuela, por ser jueves.

La tarde era espléndida, una linda tarde de otoño, fresca y luminosa.

Sin falta esta tarde....

Su charla era bastante para marear a cualquiera, pero aquella tarde, lo que realmente anduvo a pique de hacerme caer sin sentido, no fué la forma, sino el fondo y asunto de su charla.

Entren ustedes; dentro de casa estarán mejor; miren que, aunque hace sol, la tarde es fría.

» Aquella tarde fué Rita a Rucanto, impaciente por ver a su niña y saber si era cierto que estaba tan contenta como el médico había dicho.

I Una tarde del mes de Mayo fuí á ver á Eloísa con firme propósito de hablarle enérgicamente.

La otra tarde, acompañado de mi principal, estuve en el gabinete de lectura leyendo periódicos, y, de pronto, uno de los abonados se lamentó de que le habían quitado la cartera del gabán.

V Una tarde, era ya la hora del crepúsculo, hallábase D. Sebastián en el jardín, sentado en su sitio de costumbre, contemplando una de las infinitas soberbias puestas de Sol que en Madrid se admiran, cuando Clotilde, avanzando lentamente por el jardín, llegó hasta donde su tío estaba.

» DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA SONETO Estas que fueron pompa y alegría Despertando al albor de la mañana, Á la tarde serán lástima vana 15 Durmiendo en brazos de la noche fría.

Llegada la tarde del domingo, se fue Miguel a los Campos y entró en la plaza, que ya estaba más que mediada de gente, casi toda de categoría: los lidiadores pertenecían en su mayor parte a la aristocracia.

Una tarde, en que vino á hablarle, estaba como loca de pena.

La tarde estuvo como la mañana serena y alegre, sin pizca de calor; porque la brisa del Nordeste en Sarrió, como en todos los puertos del Cantábrico, refresca deleitosamente los ardores del sol en los meses de estío.

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