48 Metáforas para vez

Creo que una vez abrí los ojos dormido y que a Concha incorporada a mi lado, creo que me besó en la frente, sonriendo con vaga sonrisa de fantasma, y que se llevó un dedo a los labios.

La primera vez fui de seis años.

Unas veces era un baile campestre el que organizaba; otra vez hacía construir un escenario en el salón del Liceo, y ensayaba alguna comedia; otras, contrataba compañías de saltimbanquis o de músicos.

Algunas veces son de barro, pero la materia prescripta para su fabricación es la madera de algodonero.

Y yo también doy mi opinión sobre estos libros: unas veces es benévola, y son las más, y otras, muy pocas, me pongo serio y escribo cosas atroces.

La primera vez que se fijó en ella fue por las burlas de unas niñas elegantes que comentaban su palidez verdosa: «Ahí va esa de la opereta.

Idolatraba en ella y no pasaba día en que no la festejase con alguna diversión nueva; unas veces era un concierto de voces y de instrumentos; otras, una comedia a la turca, es decir, unos dramas en los cuales no se tenía más respeto al pudor y al decoro que a las reglas de Aristóteles.

Y de verdad que las más veces será conveniencia, ya para no sentir el mal olor del afeite, cuidadoso della, ya del achaque, descuidado dél.

Algunas veces eran conventos de mujeres los que disfrutaban dicho privilegio, y sus aristocráticas abadesas recibían sin escrúpulo el dinero de las pecadoras de «cinturón dorado».

Con los demás, algunas veces era coqueta, muy coqueta.

El sentimiento hacia ella, en , unas veces es acre curiosidad, otras irritado deseo de subyugarla,

La primera vez, allá, cerca de Butte, fué un deslumbramiento y un encanto para mi juventud soñadora y ansiosa de las cosas de París, por tanto tiempo deseadas.

» Unas veces era un discurso patriótico; otras, una oda de circunstancias.

¡Qué bien glosaban ellos mismos á todo lo que decían y las más veces era un disparate!: ¿Digo algo?

Algunas veces son los escritores del país mismo los encargados de pintar la sociedad con los colores más repugnantes.

La última vez que había visto a la joven fue en la estación del ferrocarril de Saint-Lazare.

Unas veces era expedición á Pasajes; otras caminata por el campo, excursión en coche á Loyola, pesca en bote, etc...

Unas veces era una explosión de gritos indignados, con acompañamiento de silbidos; otras, miles y miles de voces que proferían palabras ininteligibles.

Los pastos escaseaban: unas veces era por falta de lluvia, otras por las inundaciones, y las reses perecían á centenares.

La otra vez eran unas pobres gentes, asombradas de su rápida fortuna, que pasaron por aquí como un rústico por un salón.

Esta actitud suya de expectación le hacía ecléctico; unas veces estaba con su hermano, otras con Morales.

Hecho esto, antes que entrase en el lugar donde entraba con su retablo y mono, se informaba en el lugar más cercano, o de quien él mejor podía, qué cosas particulares hubiesen sucedido en el tal lugar, y a qué personas; y, llevándolas bien en la memoria, lo primero que hacía era mostrar su retablo, el cual unas veces era de una historia, y otras de otra; pero todas alegres y regocijadas y conocidas.

La «próxima vez» era una invitación que Ferragut repetía diariamente.

Asediados, durante ese tiempo, gracias a los dioses, las más veces nos ha sido la lucha favorable.

Todo el tiempo que he dicho pasó don Esteban en esta suspensa y triste vida, sin hallar modo ni manera para descubrir a Laurela su amor; unas veces por falta de atrevimiento, y las más por no hallar ocasión, porque las veces que salía de casa era con su madre y hermanas, y cuando no fuera esto, ella atendía tan poco a sus criados que los pagaba con un descuidado descuido.

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