77 colocaciones para gases

CÓMO MARTÍN ZALACAÍN BUSCÓ NUEVAS AVENTURAS Una noche de invierno llovía en las calles de San Juan de Luz; algún mechero de gas temblaba a impulsos del viento, y de las puertas de las tabernas salían voces y sonido de acordeones.

Pero la luz del gas, la luz eléctrica representan el esfuerzo de un hombre de genio, es el triunfo de la inteligencia, hace recordar nuestro poder sobre la materia, la soberanía del espíritu en todo el Universo....

¡Espectáculo magnífico por cierto! Desde dentro del jardin de las Tullerías, alcanzábamos á ver en dos filas simétricas los muchos faroles de gas que alumbraban los campos Elíseos, hasta el mismo arco de la Estrella, presentándose á nuestros ojos aquellas dos filas como dos columnas flotantes de fuego.

Estoy de baile, como iba el domingo cuando usté nos encontró junto á la fábrica del gas.

Lo que habían hecho con él había sido celebrar el aniversario 25 de la exaltación de Pío Nono al Pontificado, colgando los tapices de gala y sacando a relucir los aparatos de gas, con que iluminaban la fachada en las grandes solemnidades.

La hipocondría con ansiedad y aun desesperacion, grande irritabilidad, que los enfermos lloran fácilmente, condoliéndose hasta el punto de creerse desgraciados; que hay gran desarrollo de gases á los que se atribuye los dolores que se presentan en un punto distante y que desaparecen despues de la espulsion de los mismos,

Por calles traviesas me hago conducir hasta la altura del Arco de Triunfo, echo pie a tierra, enciendo un buen cigarro, trabajo por la moral pública ocultando mi reloj para evitar tentaciones a los patriotas extranjeros y heme al pie del monumento, teniendo por delante la Avenida de los Campos Elíseos, con su bellísima ondulación, literalmente cuajada de gente e iluminada a giorno por millares de picos de gas y haces de luz eléctrica.

Las flores de vívidos colores, las frutas exóticas, la vajilla de plata, la cristalería, bajo las poderosas lámparas de gas titilaban como el cielo estrellado, producían un fuerte deslumbramiento.

En un rincón funcionaba trabajosamente un motor de gas que movía la prensa.

«¡Qué despabilado está el tiempo!» dijo la señora con cierto retintín, que hizo estremecer al joven, limpiando súbitamente su espíritu de toda idea de independencia, como se limpia de sombras un farol cuando aparece dentro de él la llama del gas.

Yo me arrojé a sus pies haciéndole una súplica abyecta, mas sólo delante de , bajo la luz mortecina de un reverbero de gas, la forma escuálida de un perro hambriento hociqueando en el lodo.

Los jardines públicos del otro lado del Támesis, y los de Cremorne-Gardens en el barrio de Chelsea, son muy buenos; profusion de alumbrado de gas, profusion de flores y verdura, música, circo, fuegos artificiales.

Anduvimos más, y al principio de la fachada de otro edificio, ayudado por cuatro tubos de gas que la decoraban, volví á leer Champeaux, y más adelante, en letras mayores, restaurant Champeaux, y en el otro extremo, Champeaux, y muy abajo, casi rayando con la acera, restaurant Champeaux.

El conserje, medio dormido, doblaba los papeles, daba media vuelta a la llave del gas, y dejaba casi en tinieblas la estancia.

Algunos maderos estaban erizados de innumerables y pequeñas llamas, como si fuesen cañerías de gas.

Hay algunas que contienen sal, otras son ricas en hierro, en cobre y en diversos metales, habiendo alguna que exhala ácido carbónico ó emanaciones de gases sulfurosos.

la esfera de sus operaciones mercantiles por la mitad de una de las calles que afluyen á la Puerta del Sol, calle muy concurrida y con hermosas tiendas, que de día ostentan en sus escaparates mil prodigios de la industria, y por las noches se iluminan con la resplandeciente claridad del gas.

Hace un momento llamaron a la puerta de entrada; corrí, con el corazón trémulo de alegría, y estuve a punto de abrazar al hombre que venía para ver el contador del gas... Dentro de una hora volverán a llamar y recibiré a un chico de telégrafos, que me entregará un despacho, siempre igual: «Imposible acudir tan pronto.

No había entonces baterías de gas y no podía llevarse la luz por delgados tubos, como años adelante se vio allí mismo, a una altura discrecional; las humildes candilejas alumbraban lo poco que podían, desde el tablado, como estrellas... de aceite, caídas.

No pudo concluir la frase, porque le vino de lo hondo del cuerpo a la boca una tan voluminosa cantidad de gases, que las palabras tuvieron

El discurso se me borraba súbitamente del espíritu, y volvía á aparecer claro para eclipsarse de nuevo, como los letreros de gas encendidos sobre la puerta del teatro, y cuyas luces barría á intervalos el fuerte viento sin apagarlas.

Por la noche, esta espléndida ciudad de Buenos Aires, que hoy enrojece su atmósfera con los reflejos del gas, presentaba un aspecto desolado, si es que las tinieblas pueden tener aspecto.

La puerta estaba abierta, y un operario arreglaba la entrada del gas.

¡Qué triste y silencioso estaba el edificio, que en el día rebosa de animación y de gente! Las puertas cerradas, las bombas de gas apagadas, las banderas, con que se engalanara la víspera, enrolladas al asta por el viento, todo envuelto en la niebla, como en un sudario.

Los teatros llaman con sus rótulos de gas, las tiendas atraen con el charlatanismo de sus escaparates, los cafés fascinan con su murmullo y su tibia atmósfera en que nadan la dulce pereza y la chismografía.

77 colocaciones para  gases