168 colocaciones para grito

Un toro colorado se precipitó en la arena y fue saludado por una explosión universal de gritos, de silbidos, de injurios y de elogios.

Nuevo Método; y en un papel pegado con cuatro obleas, esta advertencia manuscrita: ¡Llamad fuerte! La recomendación no era inútil, porque en las profundidades del departamento se estaba desencadenando una tempestad de gritos cavernosos, como si se practicara una operación quirúrgica muy dolorosa á un paciente bien despierto.

A todo esto, la hija mayor de la Briffarde, pálida muchachona de unos doce años, estaba repartiendo entre sus hermanos el pan, la carne y unos cuantos coscorrones destinados a reprimir la indiscreta avidez de su apetito, todo esto en medio de un ruido infernal de gritos y llantos.

Luego pasó sus pies por encima de la máquina rodante, con cierta lentitud para no aplastarla, y continuó marchando hacia la capital, sin hacer caso de los gritos que lanzaba Flimnap al verse abandonado.

Al punto se dejó escuchar un coro de gritos y voces en todos los tonos y con toda la discordancia que para tales y semejantes casos tiene reservados el diapasón femenil.

Hubo un momento de terror indecible, como debió de haberlo en el templo de Jerusalén, y toda aquella profusión de lujo y de poder quedó destruida y condenada, fantásticamente, en silencio, sin voces, sin gritos, sin dolor físico, sin que lo advirtieran los sentidos.

Las observaciones que se le dirigen han de ser mas bien un llamamiento, una especie de grito para despertar la razon, que una combinacion para reconstruirla; es un hombre dormido ó desvanecido á quien se llama y se toca para volverle en , un adversario con quien se disputa (XIX).

Las familias de los presos corrían como locas: iban del convento al cuartel, del cuartel al tribunal, y no encontrando en ninguna parte consuelo, llenaban los aires de gritos y gemidos.

I sin embargo, apenas esos hombres me divisaron de una a otra vereda de la calle detuviéronse en actitud insultante i me gritaron diciendo: ¡"Allá un bastardo"! Ese dicterio penetró a mi alma, como la fria hoja de un puñal; el eco de ese grito humillante resonó en el fondo de mi corazon i resuena hasta ahora en mis oidos.

Todos, por consiguiente, hallaron que don Pascual discurría mejor que Solón y que Licurgo; se pusieron de su lado, dejaron al boticario solo, y trataron de sofocar su voz y de aturdirle a fuerza de gritos.

Avisóse á la justicia y se presentaron los alguaciles, que penetraron en el edificio, encontrando á la vieja dando lastimeros gritos y llorando á lágrima viva como suele decirse.

Sabemos que los aficionados españoles y los exóticos como el vizconde de Fadièse, montados siempre medio tono más alto que los primeros, ahogarán nuestra opinión con sus gritos de anatema.

Pero Rubio, el teniente de la tercera, conoce perfectamente el valor de estos gritos y estos apóstrofes.

El torrero era viudo, y Quenoveva dirigía a sus ocho hermanos como a un rebaño, a fuerza de gritos furiosos.

las llaves del templo al Prior, y como los comisionados para este caso tardasen en salir con ellas, el pueblo furioso entró como una avalancha en el patio del hospital, derribando la puerta de la capilla y arrancando de la pared el lienzo, que fué arrastrado á la calle entre feroces gritos de insensato júbilo.

Citando tu corazón de un grito, corre a la iglesia, no te detengas.

Parece que sus versos eran éstos: Lucho como una leona al grito de ¡Viva España! Y es que por mis venas corre la sangre de Malasaña...

Mira, hija, que aunque se te haga dificultoso, que el provecho que dello resulta lo ha de hacer fácil, que bien sabes que mucho no ha de costar poco, y que á buen bocado buen grito; quanto más que lo dicho, en una vuelta de ojo que des en la despensa de tu señor lo puedes á tu salvo cantusar y enviármelo.

¡Muerto, Dios mío! ¡Ha muerto! ¡Muerto!vociferó Ruperto.¡Ah, el golpe fue más certero de lo que yo creía!y lanzó una carcajada triunfante.¡Abajo esas armas, vosotros! ¡Ahora soy vuestro amo! ¡Abajo, digo! Creo que le hubieran obedecido, a no haberse elevado en aquel preciso momento súbito y lejano rumor, como de gritos y golpes dados al lado opuesto del castillo.

Se replegó en un silencio ofendido, aliviando su verbosidad napolitana con una serie de gritos y gruñidos dedicados á su caballo.

Le vió entrar un día en su casa, entre gritos y espasmos de las mujeres.

La multitud que escuchaba experimentó dolorosa sacudida, se agitó tumultuosamente unos instantes, lanzó exclamaciones incoherentes contra los malditos animales, trató de imponerles silencio a gritos, y, por último, visto lo inútil de sus esfuerzos, se resignó a esperar que cesasen.

Quería que Manuel fuese como ella, humilde con los superiores, respetuoso con los sacerdotes...; pero, ¡buen sitio era aquél para aprender a respetar nada! Una mañana, luego de celebrada la solemne ceremonia, en la cual todas las mujeres de la casa salían al pasillo blandiendo el servicio de noche, se oyó en el cuarto de doña Violante un estrépito de gritos, lloros, patatas y vociferaciones.

Oíamos su voz en vivo altercado con la criada... después la sentíamos regresar á su cuarto... llamaba á su marido con gritos que atronaban la casa.

Una explosión de regocijo estalló en torno de la cabeza de Gillespie, un huracán de gritos, carcajadas y aclamaciones.

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