39 colocaciones para pensiones

Para tratar de esto y acordar lo más conveniente, llamó a Juan Pablo, que a la sazón había pasado de Penales a Sanidad, y podría tal vez poner a su hermano en Leganés, en un departamento de distinguidos, con pago de media pensión o quizás sin pagar un cuarto.

La casa de pensión donde Nacha se había instalado pertenecía a una vieja solterona francesa, mademoiselle Dupont.

Don Carlos de Jáuregui, nuestro compañero de pensión, huésped del gabinete frontero al mío y copropietario de la sala que nos separaba, era un joven que podría contar veinticinco años.

No siempre recibía con puntualidad el importe de las pensiones, ni de ordinario ganaba en actividad á los que avisaban primero las vacantes de beneficios y gracias: harto se quejaba de ello; con todo, lo que percibía en Francia, junto con las liberalidades del Conde de Essex, bastaba al sostenimiento de la situación de Ministro en que se había colocado.

Recibí, en cambio, un gran cuello de encaje de Venecia, del que tenía yo mucha gana, y que excedía mucho de los recursos de mi modesta pensión.

Caminaban tomadas del talle, lo mismo que si fuesen compañeras de pensión, y antes de que terminase la noche iban a tutearse, entusiasmadas por una amistad que consideraban eterna y databa de unas cuantas horas.

»¡Cómo ayudarte con mis ciento veinte rublos de pensión al año! Los quince rublos que te mandé hace cuatro meses, se los pedí prestados, como sabes, a un comerciante de nuestra ciudad, a Anastasio Ivanovitch Vakrutchin.

Voy a preguntarle una cosa, respetable Sr. de Ponte: ¿en qué empleará usted los primeros cuartos de la pensión?

En una palabra: siempre se puede esperar; pero la esperanza es muy poco fundada, porque, en rigor, no existe derecho alguno a pensión; al contrario... ¡Ah, soñaba con una pensión! ¡Oh, esa señora lo cree todo posible! , soñaba en una pensión.

Ítem: que reservase la señora la mitad lo menos del dinero de la pensión, para ir desempeñando las infinitas prendas de ropa y objetos diversos que estaban en Peñíscola, dando la preferencia a las papeletas cuyo vencimiento estuviese al caer, y así en pocos meses podría recobrar sin fin de cosas de mucha utilidad.

» Entregué, pues, al hijo de la Coscolina cien doblones para la pensión de mi madre y otros ciento para él, deseando que hiciese felizmente el largo viaje que iba a emprender.

El agravio que le hiciera la dueña de la pensión; el haberse desilusionado de la virtud; la caída en brazos del amigo a quien fuera a pedir dinero, le habían causado un mal inmenso, le habían suprimido, de golpe, brutalmente, toda su esperanza de transformación.

La duración de estas pensiones será de tres años; el primero, para la Metrópoli; y los dos últimos, para el extranjero, Italia, Francia, Alemania o Bélgica a elección del agraciado.

Bonito genio tengo yo para estas cosas... ¡Ah! ¡Pues si esa hiciera caso de , y se dejara llevar...! Lo que es ahora, yo le aseguro que sus dos o tres mil duros de pensión no se los quitaba nadie... Lo primerito que yo haría era plantarme en casa de doña Bárbara y leerle la cartilla bien leída...

Tuviste la suerte de caer sobre una estúpida parisiense que te procuró una buena colocación con la esperanza de una pensión.

Con los estudiantes de la pensión y otros hombres que vivían allí, las relaciones de Nacha eran muy superficiales.

Debía en su hotel más de doscientos francos de pensión, en el taller un mes de alquiler, y tenía disponibles quinientos francos por junto.

Julieta, aquella gordita de la pensión de Lavalle, venía a contarle su dolor.

Arreglado el asunto, previo examen de papeles, en lo que no hubo dificultad, recibieron los herederos de Rafaelito Antrines, a cuenta de su pensión, cantidad de billetes de Banco que a entrambos pareció fabulosa, por causa, sin duda, de la absoluta limpieza de sus respectivas arcas.

Le he señalado diez mil libras de pensión: ¿quiere quince, quiere más todavía?

Con tal eficacia y habilidad trabajaron el Cardenal Mendoza y D. Fernando de Talavera, designados como jueces instructores de la validez de semejantes donativos, que la mayoría de las pensiones, pueblos, tierras, vínculos, etcétera, así conseguidos por los nobles, fueron restituídos á la Corona.

«Dos meses de pensión han devengado ustedes ya, y ahora nos pondremos de acuerdo para las formalidades que han de llenarse, a fin de que uno y otro perciban desde luego...».

¿Por qué me instituye heredera la que en vida me pasaba una miseria de pensión, no perdonaba medio de inducirme á que fuese monja, y me tenía relegada al destierro de Alcalá de Henares?

La herencia de la madre consistía en una casita en Liniers y en los muebles y demás objetos de "la pensión".

» «Según eso, amigo míorepuse yo, te veo en términos de que me será preciso solicitar algún empleo que pueda consolarte de la pérdida de tu pensión.

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