3001 colocaciones para llegaron

Era uno de los asaltantes, el más ágil de todos, que se había agarrado al tejido, encaramándose por él hasta llegar á lo más alto de su tórax.

» Y llegaba, por fin, la hora bendita, la hora soñada, la sublime hora....

Iba á hablarle Gillespie, cuando llegaron á sus oídos los gritos de un grupo de pigmeos que se agitaba junto á sus pies, mientras otros subían ya por la escala de madera hasta una de sus rodillas.

Había prestado sus servicios en unas cuantas fábricas, ganando lo preciso para vivir, y cuando llegaba el momento de la guerra, en vez de quedarse en América para trabajar en un gran centro industrial é inventar algo que le hiciese rico, prefería ser soldado, debiendo sólo á un capricho de la suerte el no quedar tendido para siempre sobre la tierra de Europa.

La alarma había sido dada al interior, llegando la noticia á los pocos minutos hasta la misma capital da la República.

La noche había cerrado casi por completo cuando don Dionís llegaba á las puertas de su castillo.

Al acabar de decirme esto el cura, se acercó a él la misma señora de edad que lo había llamado aparte e iba hablándole cuando llegamos al pueblo.

Afortunadamente para él, antes que llegase este punto, se presentó en la estancia un criado.

Cada vez pesaba más la teóloga en el brazo del estudiante: al llegar á la casa, la enferma no podía ya dar un paso, y Lázaro le rodeó con su brazo la cintura para impedir que cayera.

D. Nicolas Herrera, que deseaba mas que todos llegase el caso de egecutar el saqueo, publicaba en todas partes el razonamiento de Pagador, y continuando sus diligencias, entró en casa de D. Casimiro Delgado, que á la sazon estaba jugando con D. Manuel Amezaga, cura de Challacollo, y con Fray Antonio Lazo, del Orden de San Agustin.

Entonces él habló de aquella invasión de acreedores que llegaba de todos los extremos de París.

Habla usted, querido profesor, de que las mujeres lo son todo en este país y monopolizan funciones y trabajos; pero yo he visto desde que llegué unos hombres atléticos que intervienen en la mayor parte de las operaciones.

Todos sabían que llegando el viejo con su ganado había un par de horas de asueto.

Al llegar á sus manos el final de la cuerda, contempló tristemente su extremo cortado.

Tuvo la idea de hacer llegar en secreto una carta a manos de Carmen para recabar de ella una explicación categórica acerca de los misterios tenebrosos de aquella casa.

La caballería, entretanto, continuaba muy lejos de la acción, y aunque nuestro deseo hubiera sido que a lo más recio se nos enviara para desahogar nuestro enardecido pecho, Dios quiso por fortuna que no llegase esta ocasión, pues la escaramuza terminó de improviso, cesaron los tiros, y vimos con sorpresa que los franceses, como poseídos de súbito pavor, retrocedían a la desbandada hacia Bailén, recogiendo precipitadamente sus heridos.

Pero la gran masa de la ciudad, de construcción antigua, es un laberinto de callejuelas incomprensibles en el primer momento, oscuras, muy estrechas, generalmente sucias, llegando algunas a un grado de inmundicia increíble.

En llegando a la ciudad de Valladolid dijeron al ayo que querían estarse en aquél lugar dos días para verle, porque nunca le habían visto, ni estado en él.

Estos, divididos en varias subcomisiones, iban á dirigir á quinientos carpinteros encargados de fabricar, antes de que llegase la noche, una mesa y una silla apropiadas á las dimensiones del gigante, y á una tropa igualmente numerosa de colchoneros, que en el mismo espacio de tiempo fabricarían una cama digna del recién llegado.

Él y el marinero en cuyo bote se escapó fueron recogidos por un gran barco, y, al llegar á la tierra donde todo es monstruosamente enorme, los navegantes lo vendieron á un sabio, y con él vivió, en el ambiente de una soledad estudiosa, aprendiendo con rápidas síntesis todo lo que el ilustre gigante había buscado en los libros y en las experiencias de laboratorio durante muchos años.

Y yo no necesito manosear librotes y revolver tripas de cristianos y de animales, para llegar a mi conclusión categórica....

] Al llegar á la plaza de éste nombre se detuvo un momento, y volvió á pasear la mirada á su alrededor.

Empero los indios, testigos oculares, decian que apenas llegaban los soldados al número de 600 ó 700: lo mismo referian otras cartas de algunos capitanes españoles, que militaban entre los Portugueses, que no pasaban del número de 1,150; que muchos caballos se les habian muerto, y probablemente se les habian de morir todos con la seca; y que una embarcacion de algunos artilleros se la habia tragado el mar.

Con la idea de cortarlos y que no se reuniesen á los demas, dió Orellana la órden para que un destacamento de caballeria saliese á atacarlos, lo que egecutó tan oportunamente, que al propio tiempo llegaron los indios fieles de Paucarcolla, Guaca y la Estancia de Moro, que los tomaron por la espalda.

En las ráfagas del viento llega la voz de la campana, informe y deshecha por la distancia.

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