Anoche soñé una cosa....

Pues anoche... estuve en el Suizo hasta las diez.

Como que fui anoche a decirle que el lunes se le embargaría.

El pobre está loco por usted; me dijo anoche que si no le dejamos casar se muere.

Ahora voy a repetir las cosas que te dije anoche, cuando hablábamos solos los dos... voy a recordar lo que tú me dijiste....

Yo no me acuerdo, Sancho —respondió don Quijote—, del tal capítulo; y, puesto que sea así, quiero que calles y vengas, que ya los instrumentos que anoche oímos vuelven a alegrar los valles, y sin duda los desposorios se celebrarán en el frescor de la mañana, y no en el calor de la tarde.

— Duerme tú, Sancho —respondió don Quijote—, que naciste para dormir; que yo, que nací para velar, en el tiempo que falta de aquí al día, daré rienda a mis pensamientos, y los desfogaré en un madrigalete, que, sin que tú lo sepas, anoche compuse en la memoria.

Me da el corazón que anoche no pagó... y como esa condenada Bernarda no fía más que una vez... será preciso pagarle toda la cuenta... y a saber si le ha fiado dos o tres noches... No, aunque yo tuviera el dinero, no me atrevería a dárselo; y aunque se lo ofreciese, primero dormía al raso que cogerlo de estas manos pobres... ¡Señor, qué cosas, qué cosas se van viendo cada día en este mundo tan grande de la miseria!».

Pues así, hermana, no es posible que yo le diga con los ojos todo aquello que me recomendabas anoche que le dijese.

Eso sí, no vayas a creer, Nanita, que esto es lo primero que veo; muchos salones he visto, y mejores... Ya lo sédijo Susana risueña,que te tratas con muchos high-lifes, y que comes en casas ricas; vamos a ver, ¿dónde has comido anoche?

Por supuesto, que traerá usted los dibujos de ello, que le encargué anoche.

Yo no soñé con que usted llegara a verla jamás; pero esta mañana, al coger de prisa el álbum, me olvidé de sacar de él el contrabando, como lo tenía pensado desde anoche; y le juro a usted a fe de hombre honrado, que no eché de ver el olvido hasta que fui a entregarle a usted el libro hace un momento.

¡Rediós! ¡Pus ya podía yo anoche esperar mis botas!...

Anoche, cuando usted se alejó con ella, apagué mi farol y me fui detrás: esperé a que saliesen ustedes del café, los seguí y vi que entraban en esta casa.

Anoche me lo dijo.

Pido a usted mil perdones, señor, pero la culpa la tiene mi muchacho, a quien encargué anoche me colocase el gallo en sitio seguro; el animal lo ha traído aquí.

Al fin, cuando terminamos, y juntos atravesamos el gran hall para volver a la biblioteca, le dije: ¿Va a permitir que el desgraciado incidente de anoche pase inadvertido?

¿Pero no debería usted ahora asumir la defensiva en vista de que ese hombre ha intentado deliberadamente quitarle la vida?le argumenté.¡Su villana acción de anoche ha sido verdaderamente criminal! Lo ha sidodijo con una voz hueca y confusa, volviendo sus ojos hacia mí.

Es que... yo creí que te lo había contado anoche.

"¡Ese frasco de anoche," pensaba, "ha dejado huera mi pobre cabeza!" Con alguna dificultad encontró el camino de su propia casa, hacia la cual se aproximaba con silencioso pavor esperando oír a cada instante la voz chillona de la señora Van Winkle.

Yo era yo mismo anoche, pero me quedé dormido en la montaña y allí me cambiaron mi escopeta y me lo han cambiado todo.

Candelas, de repente, exclamó: ¿Has leído lo que dicen los periódicos del robo que hubo anoche en la calle Mayor? No... ¿Qué dicen? Que han robado una joyería.

¿Tú fuiste quien cometió anoche el robo de la calle Mayor? Sí... Alicia Pardo miró ufanamente á Candelas, como invitándola á fijarse bien en su hazaña y poniendo en su ademán aquella petulancia con que se exhibe una obra de arte.

Anoche, cuando penetré en la joyería, aún no estaba seguro de lo que iba á hacer.

para llevarlo al Conservatorio de Música; anoche para el teatro de la Opera.