205 oraciones de ejemplo con enredadera

¿Pero quién podrá descubrir su misterioso enlace con los revueltos y cruzados vástagos de esta colosal enredadera?

Hay un Muñoz y Aparisi, tripicallero en las inmediaciones del Rastro, que se supone primo segundo del marqués de Casa-Muñoz y de su hermana la viuda de Aparisi; y por fin, es preciso hacer constar que un cierto Trujillo, jesuita, reclama un lugar en nuestra enredadera, y también hay que dársele al Ilustrísimo Obispo de Plasencia, fray Luis Moreno-Isla y Bonilla.

Barbarita no se trataba con todos los individuos que aparecen en esta complicada enredadera.

La enredadera de que antes hablé había llevado allí sus vástagos más diversos.

Entró en el cenador, cubierto de espesa enredadera perenne.

A fin de justificar el nombre, sin duda, corrían por todos sus calados balaústres airosos festones de rosal enredadera, al extremo de cuyas ramas oscilaban las cabecitas lánguidas de las últimas rosas de la estación.

Allí, en las tazas de güiro posadas en trípodes de bejuco recién cortado de las cercanías, hervía la leche que, a juzgar por lo fragante y espumosa, acababa de salir de la vaca de Durham que asomó su cabeza pacífica por uno de los claros de la enredadera.

Y mientras duraba el almuerzo, unos indios, descalzos y en sus trajes de lona, puestos en tierra sus sombreros de palma, tocaban, bajo otro paradorcillo más lejano, dispuesto para ellos, unos aires muy suaves de música de cuerda, que blandamente templada por el aire matinal y la enredadera espesa, llegaba a nuestros alegres caminantes como una caricia.

Estaba el colgadizo siempre en sombra, porque lo vestía de verdor una enredadera copiosísima, esmaltada de trecho en trecho por unos ramos de florecitas rojas.

Colgaban del techo pintado el fresco de unas caprichosas guirnaldas de hojas y flores como las de la enredadera, unos cestos de alambre cubiertos de cera roja, que les hacía parecer de coral, todos llenos de florecillas naturales, brillantes y pequeñas, y a menudo adornados con las hebras de una parásita que crecía sobre los árboles viejos de la finca, y era, por su verde blancuzco y por crecer en hilos, como las canas de aquella arboleda.

Pedro, antes de salir, había encargado que por todas las calles del jardín que había frente a la casa, pusieran unas columnas, como media vara más altas que un hombre, que habían de estar todas forradas de aquella parásita del bosque, sembrada acá y allá de flores azules; y sobre los capiteles, se pondrían unos elegantes cestos, vestidos de guías de enredadera y llenos de rosas.

Me apresuré a mirar por entre las hojas de la enredadera, y en efecto vi el grupo a lo lejos.

Se levantaba muy temprano y salía á la huerta, donde hizo por su mano algunas notables mejoras, como fué la de trasplantar algunos claveles que estaban demasiado prietos y se molestaban, y limpiar el polvo con delicado esmero á las hojas de una enredadera: también colocó una esterita de quitaipón sobre los alelíes para que el sol no los quemase á ciertas horas del día.

El diálogo era tan suave y discreto, que semejaba el ruido del viento al pasar por la enredadera.

¡Pero el hombre aún estaba allí, á su lado, inmóvil debajo de la enredadera!

Y luego, se le respeta, o quizá se le compadece; y se ha vuelto mendigo, como "Achoscha" y como Enredadera, o masitero como Panchito.

Como la montaña, la vida del hombre que perdura ha de ser selvática, enmarañada: acá una cripta, allá un roble, por allá una enredadera; incorrecta, abrupta, rugosa.

¡Oh! ¡Si yo supiera que esas humildes flores fuesen la almohada de tus celestes ensueños o se refrescasen en la dorada enredadera de tus cabellos!

Gertrudis, teniendo a cada uno de sus sobrinos en sus rodillas, se quedó mirando la marcha trabajosa de su hermana, colgada de su marido como una enredadera de su rodrigón.

¡Valga el demonio la vieja enredadera! ¿y fuera mucho que me escusára con la otra, pues hoy tal lance á mi causa ha echado?

Todo lo interior del jardín se descubría perfectamente, en cuanto lo consentía la espesura frondosa de naranjos, limoneros, jazmines, rosales de enredadera y otros árboles y plantas.

Muy frecuentemente, en el centro de esos salones hay fuentes de delgados chorros que en amplios tazones mantienen peces de colores; al rededor de ellas, ó cubriéndolas, desplegan sus ramajes las acacias, levantan los plúmbagos sus tallos, la enredadera tiende sus cortinas, y las rosas, violetas y pensamientos, matizan el grupo.

En casa reinaba, pues, la abundancia, y hubiera reinado la alegría si mamita, como la enredadera que se encuentra de pronto sin arrimo, aunque sea el rudo y áspero de una tapia, no se hubiera marchitado y abatido, más silenciosa y solitaria que nunca.

=Liana.= Enredadera.

Entre las plantas que casi podía tocar con la mano, crecía libremente la hierba; y una pala cubierta de óxido yacía contra la pared, con su cabo enteramente liado por la guía de una enredadera.

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