37 oraciones de ejemplo con renacuajo

Primero soy un renacuajo.

¡El demonio del renacuajo!...

Mas, con todo esto, sube en tu jumento, Sancho el bueno, y vente tras ; que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar, y más andando tan en su servicio como andamos, pues no falta a los mosquitos del aire, ni a los gusanillos de la tierra, ni a los renacuajos del agua; y es tan piadoso que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y llueve sobre los injustos y justos.

Queden ustedes con Diosdijo,me voy, pero al juzgado; ¡la ley ha de ampararme! Y se largó, arrastrando tras al renacuajo.

Quilito se le había figurado muy feo y muy tipo, porque misia Gregoria no hablaba de él sino para motejarle de renacuajo, y cuando le vió en Palermo, al lado de Jacinto, después de muchísimo tiempo que no le veía, con su carita de querubín, blanco y rubio, muy derecho, muy bien vestido, parecióle un hijo de lord, y contestó afectuosamente a su saludo.

Al segundo encuentro, siempre en la avenida de las Palmeras, halló al renacuajo más simpático y distinguido; le miró con interés y se dijo que el primo debía valer un poquito más de lo que en su casa decían.

La tenacidad de estas resistencias, que preveía, pudo apreciarla al siguiente día, cuando misia Gregoria, contra su costumbre, la habló acremente de aquella larga conversación, que olía a temporada, con el renacuajo.

La madre, bruscamente, repuso: En medio de todo, debiera alegrarme de nuestra desgracia, porque esa gente, esa chusma, te había ya tendido el lazo y en él ibas a caer, tarde o temprano; tengo la experiencia de estas cosas, y en lo que viene a parar la oposición de los padres en lucha con el capricho de los hijos; porque no me lo niegues, no me digas que no: estás encaprichada con ese renacuajo de Quilito.

acerme olvidar su conducta con nosotros... pero, ¡ya caigo! vienes por el renacuajo, a ver si así, después de este paso, logras meterlo en la casa... ¡pero ya escampa! Y la de Vargas: ¡Siempre la misma! no cómo he podido yo figurarme que iba a recibirme de otra manera... ¡si no tiene corazón! ¿Por qué no habré escuchado a Pablo?

No había uno que no quisiera ser Prim, incluso el renacuajo de las patas corvas.

El huerto entonaba para ella una sinfonía interminable, en la cual la armonía de los colores confundíase con el rumor de los árboles y el monótono canturreo de aquella acequia fangosa y poblada de renacuajos, que, oculta por el follaje, sonaba como arroyuelo bucólico.

] FÁBULA XV La Rana y el Renacuajo (¡Qué despreciable es la poesía de mucha hojarasca!)

En la orilla del Tajo Hablaba con la Rana el Renacuajo, Alabando las hojas, la espesura De un gran cañaveral, y su verdura.

Es aficionadísimo a las agallas de pez-perro en salsa encarnada, a los nidos de golondrinas marinas, que tienen una substancia gelatinosa, pero insípida, a las lombrices saladas, a los renacuajos, a las ratas saladas, a los perros y, sobre todo, al trépang.

Era gracioso el tono amenazador que aquel renacuajo usaba frente á él.

En su centro medio figuran ranas al rededor, pues en el círculo reglamentario es una hilera de figuras representando renacuajos.

Por lo general estos dibujos son sencillos, de un solo color, representando la nube, renacuajos, ofrendas á los dioses, y algunas veces flores, insectos y pájaros.

Las prácticas para que sirve son desconocidas, y el simbolismo de sus dibujos es obscuro, pero se ven la libelula y el renacuajo.

Al comenzar la existencia terrestre, no les fué muy difícil cambiar de régimen alimenticio, como lo probaría la poca variación que exige un aparato bucal chupador (renacuajo) para convertirse en captador (sapo).

Pero en aquel momento, cuando una mano amiga se le acercaba, el pequeño sapo saltó al agua, y un renacuajo vivaz y ventrudo se apoderó de su presa al instante.

Duérmele , morena... ¡Ajá!... ¡Bendito sea Dios, si no parece que los ángeles enseñan á esta chiquilla tanta monada!¿Tienes celos , renacuajo mío?

A lo largo de las renegridas paredes se cuelgan los peroles y pucheros, parrillas y sartenes en hileras desiguales para aprovechar el terreno, semejando renacuajos de distintos tamaños, dispuestos para servir a pocos o a muchos huéspedes.

Si naciérades en tiempo de los gentiles, que se usaban transformaciones, la naturaleza enojada con vos, por no contentaros con ella, y por soberbia, os hubiera transformado en renacuajo, por humillar la soberbia del ánimo, y cercenar la cantidad del cuerpo.

Un perrillo chico, repuso vivarachamente la niña; pero su madre es grande. Calla, renacuajo, le dijo D. Martin, que eres como el grillo, que no se le ve á dos pasos y se le oye á mil.

No quiere saber poco la señorita Renacuajo.

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