" Paróse por segunda vez el joven para tomar aliento y ver si la fisonomía del anciano daba señales de aprobación; pero no observó en aquel rostro singular otra cosa que abstracción y melancolía.

El joven cobró aliento.

Si se turba medroso en la alta noche Tu corazón, Al sentir en tus labios un aliento Abrasador, Sabe que, aunque invisible, al lado tuyo Respire yo.

El médico hablaba de política exhalando un aliento de vaho de ron, tratando de pinchar y amoscar a Julián; y, en realidad, si Julián fuese capaz de amostazarse, habría de qué con las noticias que traía Máximo.

El único rumor que turbaba el profundo silencio de nuestro regimiento, donde hasta los caballos parecían contener el aliento y explorar el campo con atónitos ojos, era un ligero y casi imperceptible son metálico producido por las estrellas de las espuelas.

Pero socorridos con oportunidad por la tropa que estaba de reserva en la plaza mayor, recobraron nuevo aliento, y cargaron con tanta bizarria á los enemigos, que los hicieron retroceder aun con mas aceleracion de la que habian entrado, dedicándose inmediatamente al reparo de la trinchera que habian inutilizado los rebeldes.

A todos les daba alientos y prometía ampararles en la medida de sus alcances, que, si bien no cortos, eran quizás insuficientes para acudir a tanta y tanta necesidad.

Doña Rebeca seguía avanzando hacia la infeliz; le echaba encima su aliento fatigoso y le escupía en la cara los insultos.

Viéndose, pues, solo, comenzó a cargar tanto la imaginación de su desventura, que claramente conoció que se le iba acabando la vida; y así, ordenó de dejar noticia de la causa de su estraña muerte; y, comenzando a escribir, antes que acabase de poner todo lo que quería, le faltó el aliento y dejó la vida en las manos del dolor que le causó su curiosidad impertinente.

Yo les escuché inmóvil, petrificado, reteniendo el aliento y con el pecho oprimido, pues sus palabras caían sobre mi corazón como gotas de agua helada.

Les chupaba la parte enferma ó ponía la boca en su boca, aspirando su aliento.

Beberás ese amor en mis miradas, lo absorberás al respirar mi aliento, te lo trasmitiré cuando mi mano acaricie amorosa tu cabello.

»Al fin, puse mis ojos en la carta, y tuve alientos para enterarme de todo su contenido.

No se elaboraron en solitarios gabinetes de estudio, sino en el seno del tagalismo, en misiones y doctrinas, por varones de arcilla de héroes, que recogieron y bebieron el aliento del pueblo anónimo.

Llega su última hora al honrado viejo, hallándose en San Cloud el Emperador; le participan que el senador Vieillard está agonizando; corre á Paris, acude á casa del moribundo, penetra en la alcoba, Vieillard espira, y Napoleon recibe el aliento postrero de aquel grande hombre; de aquel hombre ignorado hoy, pero que es sin disputa uno de los caractéres más bellos con que puede honrarse la historia moderna.

Pero García no se había limitado a repartirlas, sino que como un general experto recorría a menudo las líneas, daba instrucciones, infundía alientos y exaltaba la imaginación de aquellos honrados alabarderos, haciéndoles pensar que del choque adecuado de sus manos una contra otra dependía el porvenir de la literatura española.

Mi madre se alarmaba tanto, que me quitaba todos los alientos.

By an adjective used as an epithet, we mean one calling to mind a quality known (or supposed) to belong to the noun, as No perdió el aliento el valiente general: The brave general did not lose courage.

, y recogió el aliento, por ver si estaba sano o agujereado por alguna parte; y, viéndose bueno, entero y católico de salud, no se hartaba de dar gracias a Dios Nuestro Señor de la merced que le había hecho, porque sin duda pensó que estaba hecho mil pedazos.

La batalla de Lácar, perdida de una manera ridícula por el ejército regular en presencia del nuevo rey, dió alientos a los carlistas, pero a pesar del triunfo y del botín la causa del Pretendiente iba de capa caída.

era allá por los años de 1845, una hermosa dalaga que contaba unos quince, desde que su madre, india en toda su pureza, lanzó el último aliento al arrancar de sus entrañas un pedazo de su alma en su hija Hasay.

La idea del matrimonio, aparte ser cien veces absurda, ni siquiera había prestado alientos al inocente impulso de un afecto que se bastaba a sí mismo para ser, se daba para difundirse y constituía un culto sin otro móvil que adorar.

Y la situación amenazaba así tornarse muy crítica, cuando una circunstancia fortuita trajo un poco de aliento a la lamentable jauría.

La vista no gozaba siquiera la voluptuosidad de posarse en el agua, porque el río mismo despedía un aliento cálido.

Será por exceso de precaucióndíjele, comprendiendo su náutica alegoría y deseando darle alientos.