56 Verbos a usar para la palabra ruiseñor

«Y de lo que más soledad he tenido es del cantar de los ruiseñores, que ogaño no les he oydo, como esta casa es lexos del campo.

" "De un gran patio sigue una galería y una mezquita, de allí se pasa á otro patio ó al baño y al retrete oculto que fueron nidos de amor y de felicidad; después á un jardín donde se respiran perfumes de paraíso y se oye á los ruiseñores cantando en los laureles, hasta que fatigada el alma, se siente presa de una fascinación misteriosa y deleitable.

* * * * * Una tarde, paseando por el parque del Retiro, me paré a escuchar a un ruiseñor que cantaba sobre un árbol.

Cantan hablando como los ruiseñores, viven de azúcar como las abejas y fuman como las chimeneas de vapor.

Durante algun tiempo, el anciano continuó dormitando, la esclava pensando, trinando el ruiseñor.

¡Bello es vivir! Se ve en el horizonte Asomar el crepúsculo que nace; Y la neblina que corona el monte En el aire flotando se deshace; 15 Y el inmenso tapiz del firmamento Cambia su azul en franjas de colores; Y susurran las hojas en el viento, Y desatan su voz los ruiseñores.

Las crónicas de Bonafoux serían así sonetos, rondeles, letrillas, sin rimas: aladas, picantes, ligeras, pesadas, con su poco de miel, con su poco de amargura, tal como hubieran podido complacer a cierto ruiseñor alemán que anidó en la peluca de Voltaire según confesión propia, y a quien también se puede colocar entre los «periodistas».

Suele parlarnos de Filomela cuando complica a los sencillos ruiseñores en sus octavas reales, sin duda para despistar al ingenuo lector.

¡Oh noche en que trajo tu mano, Destino, aquella amargura que aún hoy es dolor! La luna argentaba lo negro de un pino, y fuí consolado por un ruiseñor.

Filomena, hermana de Progne y tía de Itis, fué convertida en ruiseñor; Progne, en golondrina; en gavilán, Tereo, y en faisán, Itis.

Soy ya perro viejo; he andado algunos años en esos trotes de la política, y he visto siempre que todos los que salen se convierten en ruiseñores, es decir, que trinan.

Chiflados de todas partes vienen a querer convertirse en ruiseñores y a creer que hacen brillar la renovación de grandes nombres.

Su cuñada estaba secuestrada por el general Patiño, que le explicaba minuciosamente el modo de criar a los ruiseñores en jaula.

¡Grande fué mi pena cuando me cuenta del percance y comprendí toda la extensión del irreparable daño! Estaba inconsolable al ver que los huevos de engaña-pastor (chotacabras), tordo, gorrión, pardillo, pinzón, cogullada (cogujada), cudiblanca, mirlo, picaraza (garza), cardelina (jilguero), cuco, ruiseñor, codorniz, etc., mostraban las cáscaras abiertas y rezumando líquido corrompido y mal oliente.

El emperador mandó desterrar al ruiseñor vivo, y al otro de la caja se lo pusieron a la cabecera, en un cojín de seda, con muchos presentes de joyas y de argentería, y lo llamaban por título de corte «cantor de alcoba y pájaro continental, que mueve la cola como el emperador se la manda mover.

¡Se acabó la soledad dolorosa! ¡Se acabaron las noches sin término, con sus malditos ruiseñores! ¡Váyanse al diablo ahora los ruiseñores y todos los demás pájaros! EL GRUESO ROMANO.Sí, ya es hora de comenzar una vida de familia.

A largas distancias, como escondiéndose en las desigualdades del campo, se alzan cortijos y granjas, cercadas por tapias de cascote; el viento mueve blandamente la alta copa de alguna palmera que parece centinela avanzado de otros climas, y en el oscuro centro de los bosquecillos de adelfas y granados entonan los ruiseñores sus cantos de amor y sus gorjeos de alegría.

Yo que hay muchas gentes que retorcerían con gusto el pescuezo a todos los cisnes del Caistro, y enviarían una buena perdigonada a los ruiseñores de las melodiosas florestas.

A su amigo el ex embajador Casasús, noble poeta, escríbele clásicamente: Libio, yo estoy prendado de tal modo de la naturaleza peregrina, que ansiando en mi amor loarlo todo, le grito ¡bis! al ruiseñor que trina, ¡olé a la onda que cuajó en espuma, y ¡hurra! al sol que calienta y que ilumina.

¡Oh! ¡Que noche tan horrible! Por la primera vez faltó á su cita el enamorado ruiseñor que la encantaba con sus quejas.

Y á cada momento miraba al poeta con menos osadía, con el vago recelo de que aquel hombre fuése más que un ruiseñor, acaso un ave altiva con garras temibles, como los azores que rasgaban el espacio sobre aquellas montañas altaneras, encumbrando la gloria de sus giros hasta el celaje remoto.

yo no puedo amar lejos de mi patria: yo mientras esté en prisiones solo puedo gemir como el ruiseñor, aun cuando esté encerrado en una jaula de oro.

A las gotas de rocío, que engalanan con diamantes a las flores, y al que alegra el bosque umbrío, gorgear de los amantes ruiseñores.

En las profundidades de la espesura, sobre el límite del jardín, en los cerezos blancos, en las alheñas en flor, en los tilos cargados de aromosos ramos, toda la nochedurante aquellas largas noches en que yo dormía poco, cuando brillaba la luna o a veces caía la lluvia, lenta, caliente, silenciosa, como lágrimas de gozo,para mi delicia y mi tormento gorjeaban o no los ruiseñores.

No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores.

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