Y ¡qué! ¿se llamaba Tontonelo el sabio que el Retablo compuso?

Fueron muy mal recibidos en España los esfuerzos que se hacían por los sabios de Guatemala para regenerar á los aborígenes.

PREFACIO DEL AUTOR Pocos españoles, aun contando a los menos sabios y leídos, desconocerán la historieta vulgar que sirve de fundamento a la presente obrilla.

¿Y sabios?... Él mismo conocía en Deusto á un Padre que hablaba cinco idiomas...

La erudicion es mucha, pero acinada, y con señas de no haberse sacado de los originales, por donde es tumultuaria, desordenada, y de ningun modo á propósito para instruir con fundamento á los Lectores; pero sí acomodada para llenarles la cabeza de varias especies, y hacer que parezcan sabios sin serlo.

Yo sólo pretendo divertir un rato a quien me lea, dejando a los sabios enseñar y adoctrinar a sus semejantes, y dejando a nuestros hombres políticos la difícil tarea de regenerarnos y de sacarnos del atolladero en que nos hemos metido.

¿Y habéis tratado y seguís tratando de la misma suerte a algunos sabios europeos, yendo vosotros de visita donde ellos residen?

No seáis sabios en vuestra opinión.

Por eso, después de pasar cerca de una hora prensándose la cabeza, no halló arbitrio mejor en aquel aprieto que ir á consultar el caso con su primo César, uno de «los pocos sabios que en el mundo han sido», el octavo de la Grecia, á no haberse retrasado algunos siglos su nacimiento.

Morsamor veía en todo esto un misterio hasta entonces velado; pero le impulsaban a romper el velo su misma oscuridad y la vaga esperanza de que fuese cierto lo que habían pensado los sabios antiguos de Grecia y lo que Colón había intentado y hasta había creído demostrar yendo por Occidente al extremo Oriente.

Si hubiese en ella sabios, médicos, jurisconsultos y filósofos, podrían hacer curiosos estudios, cada cual en su especialidad.

Eso no lo saben los mediquillos de Madrid, que, porque leen libros, se burlan de los sabios como yo, que leemos en la tierra y en el cielo.

Así habló el sabio, y su atinado aviso Agradó mucho al rey.

¡Si él no tenía bastante fe, ni mucho menos! ¡Si dudaba, dudaba mucho, y con un desorden de ideas que le hacía imposible aclarar sus dudas y volver a creer a macha-martillo! Aquellos libracos, que había leído con avidez para hacerse todo lo sabio posible, a fin de preparar la educación del hijo, le habían producido, en suma, una indigestión intelectual de negaciones.

Para preguntar, los sabios y los chicos.

Porque la sabiduría de este mundo es necedad para con Dios: pues escrito está: El que prende á los sabios en la astucia de ellos.

El temblor de tierra no tuvo otras funestas consecuencias, pero fué el tema que durante algún tiempo preocupó á los sabios é ignorantes de los pueblos y aldeas.

Y sólo después de 1.600 años consagrados a producir los héroes de la otra vida, y los sabios del otro mundo, cuyas imágenes pueblan los nichos de las iglesias, pudieron las naciones cristianas empezar a producir, al fin, los sabios de este mundo y los héroes de esta vida, cuyas estatuas se levantan en las plazas públicas para ofrecer nuevos modelos de conducta a las nuevas generaciones.

Fueron á ejecutarlo; mas la guarda, que la hay á la salida, teniendo por sospechoso al sabio, le detuvo.

La Historia de Ticknor fué á los pocos años de publicada traducida al alemán, al castellano y al francés, acompañada en las dos primeras lenguas de notas complementarias escritas por sabios como Wolf y como Gayangos, que no creyeron desmerecer prestando su nombre y sus conocimientos para autorizar y propagar la obra.

Porque mirad, hermanos, vuestra vocacion, que no sois muchos sabios segun la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles: 27 Antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar á los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte; 28 Y lo vil del mundo, y lo menospreciado escogió Dios; [y] lo que no es, para deshacer lo que es: 29 Para que ninguna carne se jacte en su presencia.

¡Parte! ¡Y a la ola que te admira mira, y a la sirena que encanta canta! [imagen: Líricos cantan y meditan sabios por esos pechos y por esos labios: ¡La mejor musa es la de carne y hueso ] BALADA EN HONOR DE LAS MUSAS DE CARNE Y HUESO A G. Martínez Sierra.

´ 016:008 «Su amo reconoció al administrador deshonesto porque había actuado sabiamente, porque los niños de este mundo son, en su propia generación, mas sabios que los niños de la luz.

» Y cuando el rostro volvió Halló la respuesta viendo Que iba otro sabio cogiendo Las hierbas que él arrojó.

Ya no hay fuente fiable, hay demasiadas, y se va haciendo difícil distinguir un sabio de un gurú.