24 Adjetivos para describir evangelios

De Pablo pasó a la tradición la costumbre de decir indistintamente Padre, Hijo o Espíritu, al referirse a Dios; el redactor del cuarto evangelio coadyuvó involuntariamente a la obra, formándose poco a poco el dogma de la trinidad, que fué definitivamente impuesto, siglos después, por Agustín.

Añadiré que, á mi juicio, aquella escuela sabía las circunstancias exteriores de la vida del fundador, mejor que el grupo de cuyos recuerdos se formaron los evangelios sinópticos.

En sus primeras páginas admite sobre la infancia de Jesús leyendas que refiere con esas largas exageraciones, esos cánticos y esos procedimientos de convencion que forman el carácter esencial de los evangelios apócrifos.

que á este razonamiento puede oponerse más de una objecion, pero al ménos una cosa está fuera de duda, y es, que el autor del tercer evangelio y de los «Hechos» fué un hombre de la segunda generacion apostólica, y esto basta á mi objeto.

, VI, 1, donde Nazareth figura como «la patria» de Jesús, prueban que semejante leyenda faltaba en el texto primitivo que proporcionó la trama narrativa de los evangelios actuales de Matheo y de Márcos.

D. Martin que queria mucho á su hermano, considerando que debia á su vocacion al sacerdocio el placer de tenerle á su lado, decia que el Abad habia hecho bien en dedicarse á la iglesia, proposicion que apoyaba con uno de sus evangelios chicos, diciendo: «Si quieres un dia bueno, hazte la barba; un mes bueno, mata un puerco; un año bueno, cásate; pero si quieres un siempre bueno, hazte clérigo.

En resúmen, yo admito como auténticos los cuatro evangelios canónicos.

Hasta ahora no hemos hablado sino de los tres evangelios llamados sinópticos:réstanos hablar del cuarto, del que lleva el nombre de Juan.

Cada una lleva en la frente un evangelio escrito.

Textos formales de San Justino, de Atenágoras, de Taziano, de Teófilo de Antioquía, de Ireneo, señalan este evangelio, mezclado desde entónces á todas las controversias y sirviendo de piedra angular al desarrollo del dogma.

] Así como el gris tenebroso de edades provectas doraron las máximas puras de las Analectas, y en ellas el Asia, rompiendo el sopor secular, la voz escuchó del que luego escribiera a Corinto, tu noble evangelio de honor y de patria, ¡oh Jacinto!, nimbando a tu raza, engrandece la historia insular.

Un quinto evangelio, lacerado, pero todavía legible, apareció á mis ojos, y vi, á traves de los relatos de Matheo y de Márcos, no ya un sér abstracto, cuya existencia parece dudosa, sino una admirable figura humana llena de vida y de movimiento.

Entre el progresismo triunfante que le ofrecía todos los honores y grandezas de la victoria, y el evangelio republicano que comenzaba a conquistar el corazón de las masas humildes y necesitadas, estaba con el último, así como unos cuantos meses antes estaba por los derechos del pueblo, contra la tiranía de los Borbones.

En tanto veinte, treinta, cuarenta hombres subían hacia la plaza de la Cebada propagando aquel satánico evangelio de las cosas malas en el agua.

Un tratado completo sobre la redaccion de los evangelios tendria que formar una obra aparte.

A primera vista se presenta la doctrina del libre albedrío como una enseñanza capaz de infundir aliento, enaltecedora de la voluntad y celosa de la dignidad humana; y el determinismo, al contrario, como un evangelio depresivo de las fuerzas del espíritu, tiránico, casi humillante.

Así es como el hermoso relato de Juan, VIII, 1-11, ha estado siempre vacilando sin encontrar su lugar fijo en el cuadro de los evangelios admitidos.

Dos razones imagino que se aunaron para predisponerme á recibir tan amargo evangelio.

Por el contrario, he puesto suma atencion en recoger los trozos que los Padres de la Iglesia nos han conservado de los antiguos evangelios que otras veces existieron paralelamente á los canónicos, y cuyo texto se ha perdido, tales como el Evangelio segun los hebreos, el Evangelio segun los egipcios, y los Evangelios llamados de Justino, de Marcion, de Taziano.

De Pablo pasó a la tradición la costumbre de decir indistintamente Padre, Hijo o Espíritu, al referirse a Dios; el redactor del cuarto evangelio coadyuvó involuntariamente a la obra, formándose poco a poco el dogma de la trinidad, que fué definitivamente impuesto, siglos después, por Agustín.

; Evangelios cosidos en bolsitas de brocatel; secretos para hacerse amar de todas las mujeres; reliquias de los santos patronos de todos los lugares de España; joyuelas, cadenillas, cinturones, medallas y otras muchas baratijas de alquimia, de vidrio y de plomo.

La misma rivalidad se trasluce en el evangelio de Juan;el cronista declara á cada paso que él fué el «discípulo querido», á quien el maestro confió su madre al morir, y trata sistemáticamente de colocarse al nivel de Simon Pedro (y con frecuencia ántes que él) á propósito de circunstancias importantes en que los evangelistas más antiguos ni siquiera citan su nombre.

Un evangelio abierto sobre un reclinatorio; la corona real en un escabel; puertas laterales, y una más grande en el fondo; una parte de éste queda oculta por una tapicería magnífica.

Un quinto evangelio, lacerado, pero todavía legible, apareció á mis ojos, y vi, á traves de los relatos de Matheo y de Márcos, no ya un sér abstracto, cuya existencia parece dudosa, sino una admirable figura humana llena de vida y de movimiento.

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