34 Adverbios para describir cómo vidas

¡Como si toda la vida del planeta estuviese concentrada en la pequeña isla y hubiera que matar para poder existir en ella!... ¡Como si no hubiese vida ni civilización más allá de la sábana azul que rodeaba a este pedazo de tierra, con su grupo humano de almas primitivas, petrificadas en las costumbres de otros siglos!

La vida lejos de no será vida, no, sino agonía lenta, horrible, desesperante....

Simoun no le pudo disuadir; el comerciante no quería cuadros al óleo, no vaya alguno á atribuirlos á artistas filipinos... ¡él, sostener á artistas filipinos, nunca! en ello le iba la paz y acaso la vida, ¡y él sabía como hay que bogar en Filipinas! Verdad es que había oido hablar de pintores estrangeros como Rafael, Murillo, Velazquez, pero no sabía cómo dirigirse á ellos, y luego puede que salgan algo sediciosos...

Luego levantó el rostro, para añadir con una ansiedad interrogante: que eres mi único amigo y conociste de cerca mi vida en París, ¿crees que Fontenoy era el amante de mi mujer?...

¿No parece que por debajo de esa ligera epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz de color de rosa? ... ¿Queréis más vida? ... ¿Queréis más realidad?

Es, pues, desta forma: que, como acaso este dia viese en una fenestra de su aposento á Isabela, hija de Polibio, abrasado mi corazon de su fermosura, pensando que de vos fuese amada, los estremos que habés visto me forzó á que mostrase, donde si por vos no fuera, ciertamente mi vida trabajosa en trabajos al presente perdiera su sér, no por verme de amor desesperado, mas por lo que á vuestra verdadera amistad era deudor.

Reforma completamente tu vida: fuera mundo, fuera galas, fuera pompas, fuera lujoso vestir, fuera refinamientos de comodidades, fuera coches, fuera elegancia y anhelo de parecer bien.

Deste affincamiento se quexó mucho el papa et començól a maltraer, diziendol que si más le affincasse, quel faría echar en una cárçel, que era ereje et encantador, et que bien sabía él que non avía otra vida nin otro offiçio en Toledo, do él morava, sinon bivir por aquella arte de nigromançía.

Mañana es la vida, pero también es la muerte.

No, no; ¡qué recuerdos tan horribles!... Soy otra, Carlos; soy una criatura rara que nació sin familia; que de su pasado nada sabe; que no habla nunca de su vida de ayer... Al caboañadió, con temblor de cobardía en el acento¿qué importa lo que ya pasó?

Hace dura y edificante vida de penitencia.

¡La vida, la indecente vida, con sus apetitos que no conocen la moral, con sus egoísmos brutales! En torno del coronel, las gentes parecían afligirse un instante leyendo las malas noticias.

Esa es, indudablemente, la vida de las europeas: no puede ser otra, pues todos los libros dicen lo mismo.

fue con ella más amable y servicial de lo que jamás había sido en su vida.

Resumió el príncipe mentalmente la vida pasional de los humanos en dos placeres que eran el motor de todas sus acciones: el amor y el juego.

han de ser y son de necesidad sanísimas; desto se ha necesariamente de seguir que todas las gentes, naturales vecinos y habitadores dellas, naturalmente son de larga vida.

El capuchino explica rápida y precisamente, en alemán, la vida de cada uno de los príncipes difuntos que reposan en el subterráneo; y el profundo silencio de los visitantes es tan solamente interrumpido por un vago rumor de palabras entredichas en voz baja, cuando se detiene el grupo ante el sepulcro del archiduque Rodolfo de Hapsburgo.

Pero, en este momento, no tratamos de inquirir normas de conducta y conveniencia, sino el cómo es realmente la vida.

Ya han salido a luz la vida de la divina María Ladvenant, y más recientemente la vida de La Tirana.

Si vuelves al mundo, perderás seguramente tu vida por una eternidad, pero podrás gozar con tu dinero todos los mundanales placeres inventados por el diablo.

En la vida moderna, tan socialmente disciplinada, en que los buenos ciudadanos no son capaces de grandes heroísmos ni de grandes virtudes, por no desentonar, por no descomponer el conjunto, y sólo se manifiesta el individualismo en los rebeldes y en los criminales, el contraste es más llamativo.

Don Avito se ha vuelto á su hija, á Rosa, la meteorizada, que arrastra dulce y tristemente una vida lánguida, de silencio y de clorosis, á pesar de los meteoros todos.

Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas olas de sangre.

Pero ella, valerosa y serena, como Santa Isabel de Turingia poniendo sus manos en la cabeza de los tiñosos, le abrió camino para la explicación que deseaba, rompiendo el secreto en esta forma: No es menester ser zahorí, querido Pepe, para saber que en tu vida de pobreza vergonzante, angustiada y vil, ha de haber, además de los sapos que ya hemos sacado del fango, culebras que necesitamos extraer para sanarte por entero.

Dios, señor, te consuele y te acreciente la vida y estado, y, como creo, que vienen á pedir de boca para lo que allá dexo medio tramado ó texido del todo.

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