939 oraciones de ejemplo con cuna

Hombre de talento, de notoria probidad, de elevada cuna y agradable presencia, había sido siempre muy amado de sus compatriotas.

Mi bata, que para ser un completo caballero solo le falta haber nacido en una cuna más alta, me alarga una carta, cuyo contenido me anuncia una espera en la visita de un amigo.

Vamosdijo mi amigo con todo el entusiasmo de un touriste de pura razaá la cuna del abacá, á la tierra de los volcanes, á dormir dos noches á la falda del Mayon, á pisar la boca de su cráter, á ser posible; á Albay, en fin.

La pobre Játiva, de heróica memoria, cuna del Españoleto y teatro secular de tantos combates, no es hoy sino una momia de plaza fuerte, con su castillo derrumbado y sus reductos en escombros.

Es allí donde se hacen y deshacen ministerios, que no debieran tener su cuna ni su tumba sino en el seno de la opinion nacional.

Para terminar estas rápidas indicaciones recordaré que Burdeos ha sido la cuna no solo de Gensonné, Ducos, Fonfrede y otros de los célebres Girondinos, sino también de otros personajes famosos, tales como el raro Montaigne, el fecundo y gran pensador y observador Montesquieu, Ricardo II de Inglaterra, el general inglés tan célebre bajo el nombre de «Príncipe-Negro», el papa Clemente V, etc.

¿Esos genios, como todos los genios del mundo, contesto yo, no son la sociedad francesa; los genios no tocan al pueblo en donde nacen; un don del cielo no tiene otra cuna que el espacio que coge todo el cielo.

Las lágrimas correr una tras una 10 Con noble orgullo por mi faz yo siento, Pensando que hayan sido por fortuna, Esas honradas manos mi sustento Y esos brazos mi cuna. XVI ¡Padres míos, mi amor!

que no te metas en honduras, que no te empeñes en averiguar dónde está Villaverde, cuna de mi protagonista.

Allí murieron mis padres, dejándome en la cuna; allí el abuelo se durmió tranquilamente en el Señor; allí corrió mi vida regocijada y venturosa.

¡Patria! ¡Patria bendita, ramo de flores, que besan con sus ondas los roncos mares! Ya que fuiste la cuna de mis amores, ¡Oh! también la tumba de mis pesares.

La que auna la sangre de dos razas, la admiraba de Norte a Sur; la ninfa elaborada por los rayos de plata de la luna; la mujer amorosa cual ninguna, del malayo pensil flor delicada, no volverá a lucir, ni la templada brisa de Oriente arrullará su cuna.

Con labio balbuciente y vivo anhelo "¡Dios te salve, María!" en la cuna te dice el pequeñuelo: salúdate el anciano que harto ya de luchar con el destino, apoyo busca en tu segura mano.

He visto coros de ángeles, he pensado en el Niño Dios... metidito en su cuna... en el portal de Belem... y he sentido una ternura... así... como paternal... ¡qué yo!...

Dios en una cuna... y yo ciego... que negaba!... pero dice usted bien....

Nació José Martí en cuna humilde, en La Habana, el 28 de enero de 1853, en la casa marcada con el n.º 102 de la calle de Paula.

Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna; ni hay para labios dulces copa amarga ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan sus hijos fieles.

Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna; ni hay para labios dulces copa amarga ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan sus hijos fieles.

Riquín hizo tan buenas migas con los dos chicos de Emilia, como si se hubieran criado en la misma cuna.

Los tres tenían los ojos azules y los cabellos rubios, y sobre todo «un par de puños que prometían mucho», como decía el padre con orgullo, aunque el más pequeño, que estaba todavía en la cuna, sólo podía aprovechar los suyos chupándolos.

Y créalo usted, por ser ella de cuna humilde me gustaba más; por ser pobre muchísimo más.

El director procuró escurrir el bulto, le dio algunos quiebros con maestría y varios pases, pero al fin fue cogido en la misma cuna; quiero decir, que el joven le convidó un día a almorzar, le llevó engolosinado ofreciéndole la perspectiva de unas cuantas docenas de ostras empapadas en Sauterne, y como postre le descerrajó el drama a quema ropa.

Puede perder todas sus conquistas; los continentes y las islas, por donde en los días de su mayor auge y expansión logró dilatarse, pueden dejar de ser suyos; puede hundirse el Estado que le da unidad política; y hasta puede ser invadido y dominado por el extranjero el suelo natal, la cuna misma de ese pueblo; mas no por eso el pueblo muere.

Si plebeyo, cualquiera de estos tres escuderos míos, aunque de noble cuna, se dará por bien servido con castigar vuestra audacia.

Y él los veía regresar á la tierra nativa, con la dulce satisfacción del padre que se goza en el adelanto de sus hijos, pero sin mostrar envanecimientos por su obra; tratándolos con afecto análogo al de aquellas nodrizas esclavas que nos tutearon en la cuna cuando niños, y niños siguieron llamándonos respetuosamente, á pesar de nuestros cabellos grises.

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