284 colocaciones para tela

Tenían orden de no volver á la capital sin haber cumplido su encargo, y fuera de la Galería les esperaban varias carretas cargadas de piezas de tela, así como una numerosa tropa de costureros.

Además, el pedazo de tela blanca, grande como una alfombra de salón, que lleva usted sobre el pecho, junto con el reloj, ha impregnado el ambiente de un olor de jardín.

Un día, al anochecer, en que los conjurados comenzaron a gritar, los prendimos y se les cogió el escrito de asociación y un trozo cuadrado de tela negra.

Ademas, se hace una considerable impresion de colores sobre telas blancas importadas de Inglaterra.

Voy a hacerme un traje de tela cruda, que hasta allí....

Este se presenta en la casa con un rollo de telas, hace su correspondiente cortesía al neófito, le da la enhorabuena y el que sea para mucha felicidad del pueblo, se sonríen ambos, y acto seguido el maestro tira de regla, de jabón y de lápiz y cubica, mide y estira al pobre munícipe que empieza á sudar al solo olor del reluciente paño que ha de convertirse en los faldones de un frac.

Deseaba convertirla pronto en dinero; pero los ocho mil duros limpios que pensaba sacar de ella eran la base de su porvenir, la realización de sus ilusiones, el medio de establecerse y convertir a Tónica en dueña de una gran tienda de telas.

Porque aquello no podía ser la obra repentina, el milagro de algunos jirones de tela y unos cuantos cintajos de más.

El mismo escritor nos refiere: «que de cada parte de estas telas, estaban puestos sus paramentos de cendal verde sobre su casa de madera, é en cada canto habia un estandarte, é una lanza de cendal verde, y de cada parte habia ocho varas en canto de las dichas ocho telas cerca de los paramentos, de manera que habia diez y seis casas con sus paramentos, y los mantenedores estaban de parte del adarve en que se hallaba colocado el Rey.

Baste decir que desaparecieron en una noche las vinajeras, y un estuchito de costura de Obdulia; otra noche dos planchas y unas tenacillas, y sucesivamente elásticas usadas, retazos de tela, y multitud de cosas útiles aunque de valor insignificante.

El campesino de esa comarca tiene una fisonomía poco inteligente y viva, y su pobre vestido de tela azul de algodon, indica que la falta de abrigo aflige en los inviernos á la poblacion rural.

Llevaba una porción de escapularios y de medallitas, y era bastante inocente para creer que estos pedacitos de tela y de latón le iban a preservar de la desgracia.

Buscó bajo su falda aquella bolsa de tela que contenía sus capitales.

Si se oye al pasar el martilleo de los talleres ó el ruido de los telares ó pequeñas fábricas de distintos objetos, se siente también á cada paso el clamoreo de las bandas de mendigos harapientos y escuálidos.

acaso ilusión de la fantasía, que oye y ve y palpa en su exaltación lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya lejos, ora á sus espaldas, ora á su lado mismo, sonaban como sollozos que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de pasos que van y vienen sin cesar.

En fin, cuatro días después Silas y Eppie, vestidos con sus ropas del domingo y con un lío envuelto en un pañuelo de tela azul, atravesaban las calles de una gran ciudad manufacturera.

Llevaba un holgado frac azul grotescamente cortado, un ancho pantalón de tela y un chaleco escarlata con botones de áncoras, y al que le faltaban por lo menos seis pulgadas para llegar a la cintura; finalmente, un inmenso cuello de camisa rígido y almidonado se levantaba amenazador por encima de las orejas de este personaje.

Tras dellos viene una silla de manos, bordada de trofeos, para las visitas de la Fortuna; los silleros son Pitágoras, Diógenes, Aristóteles, Platón, y otros filósofos para remudar, con camisolas y calzones de tela de nácar, herrados los rostros con eses y clavos.

Las mujeres se dedican al tejido de telas de algodón y abacá de clase muy ordinaria y los hombres al lavado de los terrenos auríferos.

Salvo la superior riqueza de la tela y su color negro, no era más cortesano el traje de Pepita.

Pocos podían jactarse de conocer la casa del Provisor de arriba abajo; casi nadie había visto más que el vestíbulo, la escalera, un pasillo, la antesala y el salón de cortinaje verde y sillería con funda de tela gris; y aun el salón medio se veía porque estaba poco menos que a obscuras.

En los nocturnos mercados de la plaza de Daraga, se ven no pocos irreprochables patadeones festoneados de hilo de seda, llevados con toda la desenvoltura que consiente la escasez de la tela, por graciosas vendedoras de olorosas sampaguitas, delicadísima flor que crece en gran abundancia en aquellos campos.

Doña Celestina, con vestido de raso negro y mantilla de casco fina, estaba en medio de la sala con un bulto en los brazos, un montón de tela blanca, bordada, de encajes y de cintas azules.

Al llegar, se desembarazó de un morral de tela y lo dejó en el suelo.

Empezaron a funcionar las modistas, y estas, así como la elección de telas y de sombreros, tuvieron a Isidora febrilmente distraída y excitada durante algunos días.

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