867 colocaciones para voces

Su detuvo el profesor para añadir con timidez, bajando aún más el tono de su voz: Por desgracia, gentleman, yo tengo cierta culpa de la frialdad con que acoge Popito los sabios consejos de su padre.

Y dominado por la invencible languidez que embargaba sus miembros, iba á reclinar de nuevo la cabeza sobre el césped, cuando tornó á oir el eco distante de aquellas misteriosas voces, que acompañándose del rumor del aire, del agua y de las hojas, cantaban asi: CORO «

Hace poco he oído rumor de voces....

Se me parecia en lo esterior, en los ojos, en la cabellera, en sus facciones y aun en su metal de voz; pero en ella todo estaba suavizado y hermoseado por sus atractivos.

El timbre nasal de la voz de doña Paulita, que se hallaba en la habitación inmediata, resonó en la tala, trayendo la opinión de la santa, que no por estar rezando dejaba de prestar atención á cuanto en la sala se decía.

Era que se oía en la calle fuerte ruido de voces, el cual creció formando gran algazara.

¡Mi alma está hechizada con semejantes ecos!... ¡Qué no sea yo el invisible espíritu de un sonido melodioso, de una voz viva, de una armonía animada, qne nace y muere con el soplo que la produce! [Llega un cazador de gamuzas que viene del pie de la montaña.

Diera yo aquí de buena gana un modelo de esos diálogos ó de esas relaciones; pero me abstengo de hacerlo, porque no puedo copiar junto á las palabras los ademanes, las inflexiones de la voz, la expresión de los ojos ... y la de las manos; señor, la de aquellas manos robustas, velludas, entreabiertas siempre y accionando de un modo tan pintoresco como elocuente.

] Los soldados, haciendose almohadas de las monturas, imitaron su ejemplo, y poco á poco fué apagándose el murmullo de sus voces.

Como gustesarticuló el joven en voz apenas perceptible.

¡Hace tanto tiempo que no oigo [10] el acento de tu voz!... ¿qué mayor gusto que oírlo de nuevo, después de tan gran silencio, diciendo: "creo en Dios"? Rosario, hasta los malvados creen en él.

Un coro de voces infantiles estallaba en el interior de la casa, como si implorase socorro.

No han inventado los hombres bastantes voces para significar las percepciones, &c. lib.

¡Gentleman, lléveme!gritó el amoroso catedrático con un temblor histérico en la voz y extendiendo sus brazos.

Tan presto se percibe la dulcísima palabra italiana, como la voz francesa, fuertemente acentuada y convertida en un sonido áspero; ya se siente el eco lleno y sonoro de la palabra española, ampulosa por su abundancia de vocales, como la acentuacion aguda y el esfuerzo gutural de la j que distinguen á la poética lengua de los árabes.

Salvador no hubiera cruzado el camino al alcance de su voz apesarada.

Asimismo iba distinguiendo bastante bien las ostras de Arcachón de las que no son de Arcachón, el Château-Laffite del Château-Margaux, la voz de pecho, en los tenores, de la voz de cabeza, y la pasta dentífrica de Akinson de las otras pastas dentífricas.

En diciembre de 2006, están disponibles unos 367 libros leídos por una síntesis de voz (en la sección "Audio Books, computer-generated") y 132 libros leídos por el ser humano (en la sección "Audio Books, human-read").

¡Qué música de voz! ¡Qué corazón!, pensaba Bonis, que entraba en el palco de sus amigos.

Lo he conocido tambiénse apresuró á añadir Edwinen la dulzura de su voz y en la hermosura de sus sentimientos, que tanto han contribuído á salvar mi vida.

Ciertamente que la conversación en voz baja de los novios y su involuntaria abstracción de todos los circunstantes no convidaban a otra cosa.

Salomé le indicó una silla con el dedo en que tenía las sortijas, y Paz le dijo con el registro de voz más desdeñoso y augusto: Siéntese usted, caballerito.

Marchaban al paso, tímidas, anonadadas, haciendo comentarios en voz baja, siguiendo de lejos a una compañera infeliz que, retorciéndose y gritando como una fierecilla en el cepo, era arrastrada por un alguacil.

Saboreaban el olor de las hecatombes, oían como una música el concierto de las voces suplicantes.

Unos contestaban a las preguntas del presidente en alta voz, con un placer visible, y pasaban a la izquierda sin esperar la orden; otros parecían sorprendidos por la llamada del presidente, ponían cara estúpida, miraban en torno, sin comprender nada, como si hubieran olvidado su propio nombre o como si creyesen que había en la sala otras personas que tuvieran el mismo.

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