Qué preposición usar con deseo
Hecho prisionero con toda su familia, fué llevado al Cuzco, donde expió de un modo atroz el deseo de restablecer la dominacion de los Incas, ó mas bien de sustraer á los indios de la baja é intolerable tirania de los corregidores.
Dios le conserve en su silla tantos siglos como yo deseo de vida para mí.
El bastardo y el segundón se miran frente a frente: Oliveros pálido por el ansia de la pelea, estremecido con el deseo del vencimiento, y el segúndon fuerte, soberbio, con la cabeza desnuda y las manos rojas de sangre, como el héroe de un combate primitivo en un viejo romance de Castilla.
Por eso Lázaro hubiera deseado en algunos momentos de aquella noche ser sordo y ciego.
Formó compañias de los cholos y vecinos, para disciplinarlas en el manejo de las armas, destinando diferentes sitios para la enseñanza, donde concurrian semanalmente dos veces, y aprendian con gusto la doctrina de sus maestros: algunos desde luego no aprobaron esta diligencia, ó porque eran adictos al principal rebelde Tupac-Amaru, cuya venida deseaban con ansia, ó lo mas cierto, porque eran sus confidentes.
Su marido había sido otro hombre, y ella deseaba para Margaret un esposo igual, con una concepción práctica de la existencia, y que supiese aumentar los millones de la cónyuge aportando nuevos millones producto de su trabajo.
Los deseos en esta dama eran siempre apetitos violentos, sobre todo si hallaban algún obstáculo: como tales, pasajeros también.
Una joven amiga mía hizo eso al casarse; pero hizo mal... os amo tal como sois, y porque vivís de otra manera y mejor que todos los que me deseaban por esposa, yo os deseo por marido.
Deseo con toda mi alma que sean calumnias, porque me avergonzaría de haber puesto mi mano en la de usted si hubiese hecho lo que se le atribuye... Pero, ante todo, ¿quiénes son los que declaran contra mí?
Cuando el ladrón vio a la princesa que se paseaba por la playa, exclamó: [Illustration] ¡Deseo a la princesa en nuestro barco!e inmediatamente la princesa estuvo en el barco; pero como el dragón vio esto, con rugido terrible se precipitó sobre el barco.
Al ver paralizado su deseo por causas que no podía definir claramente, crecía y se transformaba poco a poco en áspero apetito.
Por eso desprecia la más eminente posición universitaria de nuestro país, prefiriendo vivir con un hombre amado, en cariñosa servidumbre, adivinando sus deseos para cumplirlos y dejándose despojar de los derechos de superioridad que le confirió, por ser mujer, nuestra victoria revolucionaria.
Las palabras mágicas pronunciadas sobre tu cabeza han atraido allí una maldicion terrible, y uno de los espíritus aéreos te ha hecho caer en el lazo: en el soplido del viento habrá una voz que te privará el alegrarte; la noche te negará el silencio de las sombras, y no podrás ver brillar el sol sin desear al momento el es del dia.
Declara tus deseos al espíritu del Océano.
Deseo a vuestra excelenciadijoun felicísimo viaje, y que encuentre a mi señora la duquesa y a toda su familia en la más cumplida salud; y me tomo la libertad de suplicar a vuestra excelencia se sirva poner en manos del señor ministro de Guerra esta representación relativa al fuerte que tengo la honra de mandar.
Muchas veces expresaba ella un simple deseo sin más fundamento que el de serme grata y mi imaginación, dispuesta a transformarlo todo, le asignaba alcances de mandato.
Va usted á saberdijolo que tanto desea desde que nos conocimos.
Después de una pausa de reflexión y de silencio, Fabrice le respondió: Tu sentimiento hacia la señorita de Sardonne te hará desear sin duda que este asunto se trate entre nosotros sin ruido, sin escándalo, a fin de evitar a ella una tacha de que yo deseo también ver a salvo mi nombre.
El más vivo deseo del gobernador se cifraba en que Miguel de Zuheros y Tiburcio abandonasen la ciudad llevando consigo a los más turbulentos aventureros y acometiendo alguna arriesgada empresa de la que tal vez sería lo mejor que nunca volviesen.
Tal vez sentía este deseo á impulsos de una antigua rivalidad con Mina; tal vez aspiraba á la celebridad únicamente por serle grato.
Deseaba á Lea, pero la execraba y sujetándola á sus caprichos, se daba el placer de degradarla.
Su informe es expresivo, convincente y claro, y contiene cuanto se puede desear sobre el asunto.
Tampoco sabía con certeza qué es lo que había deseado hasta entonces.
Y contesté: «Pongo tus deseos sobre mis ojos.
Lo cierto es que yo, cuando ví que por fin guardaba silencio María, cuando transcurrió un mes sin recibir recados ni epístolas delirantes y húmedas de lágrimas, me sentí tan bien, tan alegre, que me lancé al mundo con el ímpetu de un colegial en vacaciones, con ese deseo é instinto de renovación íntima que parece que da nuevo y grato sabor á la existencia.