21 Metáforas para piedad
Pues la piedad, ¿es bajeza?
A partir de aquel instante, y seguro de que la piedad, magnificada por el cristianismo, es una claudicación ó cobardía del animo, sólo pensó en huir, en libertarse rompiendo los taimados lazos de amor con que le sujetaban la distinción señoril y virtuoso recogimiento de Fuensanta.
Yo concedo dijo Láinez, consiguiendo al fin acabar una frase, que la piedad, la fe sean el corazón de este organismo; pero la cabeza no puede ser más que la ciencia.
«Por que sí, por que él lo necesitaba, porque quería hablarla, decirle que aquello no estaba bien, que él no era un saco para dejarlo arrimado a una pared, que la piedad no era cosa de juego y que los libros edificantes no se tiran con desdén sobre los bancos de la huerta; ni se pierde uno entre los árboles de Frígilis sin más ni más, en compañía de un buen mozo materialista y corrompido».
10 El justo tiene misericordia [aun] a su bestia; mas las piedad de los impíos [es] crueldad.
Ni quiero ser eso que llaman bueno, ni menos apiadarme de nadie, porque la piedad es un descenso; el hombre superior es insensible; está revestido de bronce.
¡Oh, no! Si fuese vergüenza, nuestra piedad, no habría de ser excepción, al menos; y si hubiera de ser orgullo, tampoco tendría por qué excepcionalmente envanecernos.
«Y yo iría, sí, iría con el corazón lleno da gozo, si encontrara en tí á la verdadera mujer creyente para quien la piedad es la forma más pura del amor; yo iría respetando y admirando tu fe, y aun deseando participar de ella; pero así tal cual eres, no quiero, no quiero ir.
A las mujeres les gusta ver sometidos á los hombres y compadecerse y apiadarse de ellos: esta piedad, hija en ellas de la maternidad, es fuente del más hondo amor en la mujer, y esto tiene el Arcipreste ante sus ojos.
001:050 Su piedad es de generación en generación para aquellos que le temen.
Su rústica piedad, pero sincera, Halle a tus ojos gracia: no el risueño Porvenir que las penas le aligera, Cual de dorado sueño Visión falaz, desvanecido llore: Intempestiva lluvia no maltrate El delicado embrión: el diente impío Del insecto roedor no lo devore: Sañudo vendaval no lo arrebate, Ni agote al árbol el materno jugo La calorosa sed de largo estío.
La piedad huía de repente, y la dominaba una pereza invencible de buscar el remedio para aquella sequedad del alma en la oración o en las lecturas piadosas.
Luego, la piedad maternal la invade, y semejante a la Niobe antigua, deja correr dos lágrimas por sus hijos tan prematuramente muertos.
¡Ay, señor, vos sois aquel por quien mucho afán he tomado! E cayó de bruzas sobre el lecho, e fincando los hinojos, le besó las manos muchas veces, e díjole: Señor, aquí es menester piedad e perdón contra aquella que vos erró; que si por su mala sospecha vos ha puesto injustamente en tal estrecho, ella con mucha causa e razón padece la vida más amarga que la propia muerte.
Además, yo soy orgullosa y detesto la ficción y la mentira, aunque la piedad las motive.
Y la piedad es el principio del amor, es el amor mismo.
La piedad es el sello de las almas escogidas.
Muchos fisiólogos modernos y filósofos tan grandes como Aristóteles y Espinosa aseguran que la piedad es un sentimiento deprimente.
ESTEBAN Frondoso con prisiones en la torre, y mi hija Laurencia en tanto aprieto, si la piedad de Dios no los socorre... (Salen JUAN ROJO y el REGIDOR.
La salud de los vecinos de la buena ciudad de Boston, por lo menos en lo que se refiere á la medicina, había estado hasta entonces confiada á la tutela de un anciano diácono y farmacéutico, cuya piedad y rectitud eran testimonios más convincentes en favor suyo, que los que podría haber presentado bajo la forma de un diploma en regla.
Y si no, ahí tienes: la piedad es una virtud; pero exagérala, ¿y qué resulta?