21 Metáforas para amara

Amar es un acto.

Cuando Maximín bostezaba, abriendo su desmedida boca sin dientes, al punto gritaba ella: «¡Ama, la teta, la teta!» Era el ama rolliza y montaraz, grande y hombruna, de color atezado, ojos grandes y terroríficos, que miraban absortos las personas como si nunca hubieran visto más que animales.

Ama, es un amigo mio que se escucha á mismo y gusta de reirse sus gracias, y que habla más en una hora que lo que escuchas en un mes.

A la mujer le parecía natural que don Marcelo viese reconocida su autoridad por aquella gente: el amo siempre es el amo.

Luego dejó reposadamente que el ama la ayudara a desnudarse, lo cual fué obra de pocos minutos.

Le han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los caballos.

Dos calles más arriba está la posada del León de Oro, cuyo amo es mi competidor.

Por esto, cuando la condesa contestó afirmativamente a su pregunta, se apresuró a añadir con satisfacción: Pues bien, señora condesa; mi amo era una exacta copia de aquel caballero Athos que aparece en dicho libro.

Si mi amo no es marqués... Mi amo es don Agustín Caballero, a quien usted conocerá.

Ama y criada eran de la misma edad y llegaron juntas á una extrema vejez.

No podía creer que mi amo fuese espía; mas tampoco tenía razón fuerte y positiva para negarlo.

Jesús pretende que todo hombre de buena voluntad, todo hombre que le acoja y le ame es hijo de Abraham.

Y yo contesté llorando: «Mi amo estaba en el jardín con los convidados, se ausentó para evacuar una necesidad junto á la pared, y la pared se vino abajo, sepultándole entre los escombros.

Dos días después celebrábase el sorteo, y Jacinto, que era más listo que Cardona, se las compuso de modo que su amo tuviese que enviarle á la ciudad en busca de no qué provisiones ú objetos indispensables.

te ruego decirme ¿está en camino para volver aquí? ¡Parece que se cuida bien de agradar á su esposa! DROMIO.Ama, mi amo es seguramente del orden del creciente ¿estáis?

Y el visir vió que el amo de la maravillosa joven era un persa viejísimo, aniquilado por la edad, que lo había reducido á huesos y pellejo.

¡Eres tonta, rapaza! ¿No comprendes que el amo está bajo el peso de una desgracia, que para él se ha concluído el mundo, que todo lo ve ahora negro?

Si su amo era solamente pirata de nombre él lo era de hecho.

El camarero del café le descubrió que su amo era poseedor de una mesa giratoria por medio de la cual consultaba con los espíritus cuanto quería.

¿Cómo me he de quejar en mi dolencia, si el amo y escudero o mayordomo son tan rocines como Rocinante?

Goros abrigaba la convicción de que su amo era un santo y á ratos un simple.

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