1900 oraciones de ejemplo con esa fue

No se ha acordado V. de ese ser hasta que por casualidad ha tropezado con él en su camino.

] El acto indeterminado de Fichte no es mas que la idea de acto en general; el filósofo aleman creyó haber hecho un gran descubrimiento cuando en el fondo no concebia otra cosa que el principio de los actos, es decir la idea de la substancia aplicada á ese ser activo cuya existencia nos atestigua la conciencia misma.

El día que el hombre se transforme en ese ser superior, con todo el desarrollo de sus facultades intelectuales, hoy casi embrionarias, la tierra ya no será el valle de lágrimas de que hablan las religiones, sino un paraíso como no lo soñaron los poetas.

Esa fue mi primera idea.

La única metafísica ineludible de aquel enemigo de la metafísica era la eternidad de ese ser indefinido y vago.

Y mire usted, esa fue la única desgracia que yo tuve; porque por lo demás, personas habrá felices, pero más de lo que yo lo fui....

Esa fue la íntima representación de su mente, pero, por desgracia, su expresión externa era confusa y se limitaba a la repetición de la siguiente incoherencia: ¡El sol está bien! ¿qué hay?

¡Pues esa fue la madre del borrego!

Por otro lado, la misma fuerza, desarrollando el molusco en miembros articulados, que cada uno de ellos fabricó su concha, endureciendo ese ser encostrado, le dió consistencia, sobre todo en las pinzas y en las mandíbulas, para morder y triturar los objetos más duros.

En su vida, inmóvil, la gran fuerza de ese ser sanguíneo, empléase por completo en las ternezas familiares; abraza á los suyos con tierno amor, con orgullo, con cólera.

El sentimiento de admiración que ese ser encantador despertaba por doquier en los momentos de su máximo esplendor, se tornaba entonces en solícita compasión; y la que embargaba el corazón de Vérod, por esa fugaz y frágil hermosura, tenía mucha más fuerza que lo que hubiera tenido su admiración por cualquier otra hermosura soberbia y triunfante.

¡Cuánto habría sufrido yo, siendo la mujer de Martholl, al descubrir poco a poco la naturaleza ligera de ese ser exclusivamente egoísta! Querida hermana, Juan nos ha librado de peores desastres: la quiebra y la muerte de nuestro padre, porque papá habría muerto.

Esa fue la primera vez que tuve en mi vida la convicción de que el fantástico gusto de Susana violaba todas las leyes de la simetría.

He allí ese ser que se venga del hombre, extraviándole y degradándole, de la degradante posición del débil, a que el egoísmo del hombre le ha relegado.

El efecto que había causado en la resolución suprema de Amparo, mi terror por perderla, mi ansiedad, mi duda acerca de recobrarla, me decían claro que Amparo había llegado a constituirse para en ese ser que es la mitad de nuestra existencia.

Esa fue la única parada que hice en el camino.

Ese flujo y reflujo de ideas, de voliciones y sentimientos, tienen un punto en que se enlazan, un sujeto que los recibe, que los recuerda, que los combina, que los busca, ó los evita, ese ser de que tenemos conciencia íntima, que los filósofos han dado en llamar el yo.

Esa fue toda la fiesta que hice.

» Esa fue la razón que evidentemente tuvo Blair para posesionarse de la fotografía, después de la muerte del italiano.

Ese ser, con todo, ha de vivir, y tiene grandes necesidades, si se considera la carrera ordinaria de su existencia anterior; la trapera por lo regular (antes por supuesto de serlo) ha sido joven, y aun bonita; muchacha, freía buñuelos, y su hermosura la perdió.

Podría haber algo de confusión en lo que llevo dicho, porque los ideólogos más famosos, los Condillac y Destutt-Tracy, hablan sólo del hombre, de ese animal privilegiado de la creación, y yo me ciño a hablar del ministerial, ese ser privilegiado de la gobernación.

No se concibe que esa cuna esté sola: que la madre la abandone por un momento; el sueño de ese ser debe ser velado por ella, porque, si ella falta un instante, creeríase que esa vida embrionaria se extinguiría, falta del calor materno, de sus besos y de sus caricias.

¡Dios la haga llegar á ser otra Beata Francisca Gaetani! Yo murmuré con solemnidad: ¡Es una separación tan cruel como la muerte! La Princesa me interrumpió vivamente: Sin duda que es un dolor muy grande, pero también es un consuelo saber que las tentaciones y los riesgos del mundo no existen para ese ser querido.

El pedagogo evangélico le pregunta a usted repetidas veces el nombre del padre desnaturalizado; usted no se lo quiere decir, pero al último le arranca a usted el nombre de ese ser cruel.

Creo que esa fue una de las condiciones del arriendo: ademas, que segun me ha dicho Agar mi esclavo, la tal gente no ha traido un solo mueble, sino que se sirven de los mios.

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