82 oraciones de ejemplo con su mirar

Era Coupigny hombre de pocas palabras; pero suplía su escasez oratoria con la llama de su mirar, que era por una proclama.

» La otra le llevó lo pedido; y mientras el desgraciado joven escribía, Torquemada, meditabundo y con la frente apoyada en un solo dedo, fijaba en el suelo su mirar reflexivo.

Si no en caracteres visibles, llevábalas él expresadas vagamente en la luz de su mirar, en el poderoso atractivo que era don propio de su persona, y en las simpatías a que su trato cariñosamente convidaba.

Su mirar cegaba....

Su mirar, aun acompañado [30] de bondadosas palabras, ponía entre ella y las personas extrañas la infranqueable distancia de un respeto 214 receloso; mas para las de casa, es decir, para sus deudos, parciales y allegados, tenía una singular atracción.

¡Vuelve a mi lado, que me causa enojos cuanto en redor acongojado miro! ¡vuelve, que sólo por mirar tus ojos desque partiste sin cesar suspiro! Son tan hermosos, ¡ay! tus ojos bellos, tan dulce su mirar, paloma mía, que diera yo para mirarme en ellos lo que nunca jamás otro daría.

Cada vez parecía más extraño su mirar y más acentuado el temblor del párpado y la mejilla.

Hacía días que apenas levantaba ella los ojos del suelo y su mirar revelaba una gran pesadumbre.

Su tono y su mirar eran muy extraños, impropios del lugar y de la sosegada conversación que ambas sostenían.

Cuando abrió los párpados, la sombra de sus sienes era más marcada, y su mirar vago, como de persona que vuelve en de un síncope.

La amenazadora expresión de su ceño, la prominencia de su frente abultada y aquel mirar hosco daban a su cabeza semejanza con la espantable testa del toro jarameño cuando aparece en el circo, y reconoce con su mirar de fuego el ansioso público, y parece que él mismo, antes de empezar la lidia, se espanta de la barbarie que se prepara.

Sobre el parapeto del camino real que cae al mar estaban siempre de codos algunos marineros, con gruesos zuecos de palo, faja de lana roja, gorro catalán; sus rostros curtidos, su sotabarba poblada y recia, su mirar franco, decían a las claras la libertad y rudeza de la existencia marítima;

En cuanto a la tercera, Nucha, asemejábase bastante a la menor, sólo que en feo: sus ojos, de magnífico tamaño, negros también como moras, padecían leve estrabismo convergente, lo cual daba a su mirar una vaguedad y pudor especiales; no era alta, ni sus facciones se pasaban de correctas, a excepción de la boca, que era una miniatura.

Arranqué aquel amor de mi pecho como una planta venenosa y desconfié para siempre de los ángeles rubios que conservan en su mirar azul el reflejo de los cielos que atravesaron.

Investigué con inquietud si mi pensar era condigno de la pureza de su pensar; si en mi gusto no habría desconciertos que pudieran herir la disciplina de su gusto; si mi idea de la vida era tan alta y seria como aquella que yo presintiera en la espiritualidad de su mirar, de su sonreir, y si mi corazón no se dispersara y debilitara con exceso para poder palpitar con paralelo vigor junto a su corazón.

de pedir explicaciones al tipo aquel por su mirar impertinente

En esto, el de los caracoles se había sentado junto a Frasquito, y con su mirar siniestro era el terror de los parroquianos que les rodeaban.

Como el yacht continuaba navegando en popa y no había que tocar la maniobra, Cornias iba a proa sentado al borde del tejadillo del tambucho, con los brazos cruzados sobre el pecho, la cabeza algo caída, pálido el color, y los ojos completamente en blanco; porque todo su mirar era entonces hacia adentro, donde le hervían las imágenes terribles de los recientes sucesos en que le había alcanzado tan importante papel.

Había en su mirar tanta compasión, un interés tan puro y cristiano, que la pobre joven se felicitó interiormente de aquella amistad que le deparaba Dios en momentos de aflicción.

Encendiéronsele a Mariano con luces mil los ojos, y no parecía sino que cada destello de su mirar era un largo tenedor; pero Isidora, en quien el orgullo no daba lugar al agradecimiento ni al perdón, vio con repugnancia aquel tardío obsequio.

Con ambos índices se tapaba los oídos, y su mirar revelaba espanto de pesadilla.

Luego, el color rojizo de sus cabellos, la palidez cenicienta del rostro, su mirar vagaroso e inquieto, comunicaban a su semblante una expresión de azoramiento como de animal montaraz.

Pero su espíritu discretamente jovial, su cortesía un poco seca a estilo castellano, su mirar expresivo y su apetito reproducían los dichosos días pasados.

era Agustín un hombre guapo, con su mirar noble y leal, y aquella expresión tan suya, como de persona que está disimulando un dolor.

Cuando aquel misterioso coloquio hubo terminado, Amparo tenía la cara radiante, los ojos despidiendo luz, las mejillas encendidas, y en su mirar y en todo su ser un no qué de triunfal e inspirado que la embellecía extraordinariamente.

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