508 Verbos a usar para la palabra dueña

Luego la competencia de otros pollos le encendía la sangre y los deseos de hacerse pronto dueño de la mano de la niña.

Entonces, por medio de sus agentes en Madrid, en París y en Londres, se haría dueño de la mitad más una, y por lo tanto del negocio.

después de la victoria, quedaron dueños absolutos de la campaña, y Andronico sin atreverse á salir de Constantinopla, ni Miguel de Andrinopoli, tan apretados les tuvieron nuestras armas.

Despues de un combate de dos horas, el capitan Pariamo fué el único que llegó á salvarse, y Gamarra, que se vió dueño del campo, siguiendo la costumbre de los Españoles, empezó por castigar de la manera mas atroz á todos aquellos que él suponia haber tomado las armas para alistarse en el ejército patriota.

Hasta hacerle decir á la dueña: los novios... quiere decir que le echaba la culpa de la desavenencia al Arcipreste.

El camarero del bar había salido á la calle, llamado por un hombre, y volvió con aire inquieto, diciendo á la dueña, algunas palabras en voz baja.

Dentro de algunos meses, cuando el calor haya fundido la nieve y la hayan limpiado los aludes, algún perro de ganado dará con el cadáver y llamará á su dueño con espantables ladridos.

A los cuatro años, los sauces, despues de haber protegido el crecimiento de los lambaivas y de las higueras bibosis, desaparecen á su vez, dejando á estos enteramente dueños del campo.

Mostraba una repentina serenidad al reconocer al dueño del castillo, como si éste pudiese salvarla.

Tiempo hacía que las deudas socavaban la casa, y se sostenía apuntalada por las consideraciones personales que los acreedores tenían a su dueño.

Al día siguiente de aquel deliquio amoroso, encontraba a su dueño frío como el mármol, displicente, y, lo que es peor, en largas y reservadas pláticas con Escosura allá por los rincones del salón.

[106] Yo, desque vi la dueña partida é mudada, Diz': "Querer do non me quieren, ffaría una nada: Rresponder do non llaman, es vanidat provada".

El temible senador, que se creía dueño de sus impresiones y hábil para ocultarlas en todo momento, casi dió un salto de sorpresa al escuchar á Flimnap.

Por muy dueños que sean de mismos, nos entregarán su secreto por el extravío de sus ojos y la palidez de sus semblantes.

A la fama de vuestra hermosura, que por muchas leguas se extiende, dejé mi patria, mudé vestido, y en el traje que me veis, vine a servir a nuestro dueño; si vos lo quisiéredes ser mío, por los medios que más a vuestra honestidad convengan, mirad qué pruebas queréis que haga para enteraros desta verdad; y enterada en ella, siendo gusto vuestro, seré vuestro esposo y me tendré por el más bien afortunado del mundo.

Había dormido y comido bien y se sentía dueño de mismo.

En cuanto al despojo, el que mas encuentra ese mas lleva, y al retirarse, llevando la presa, aunque maten á sus mejores amigos ó parientes, no vuelven á defenderlos, sino que cada uno procura caminar sin aguardarse unos á los otros, llevando á las indias con ellos para que estas se hagan dueñas de las poblaciones que invaden, y roben lo que pudieren, mientras ellos pelean.

Hacia días que venía observando que el conde de Agreda miraba con buenos ojos a su dueño adorado.

Aquella avalancha puso perplejo al dueño de casa que nos declaró le era imposible darnos comodidades, pero que, si hubiéramos avisado!... La gran pieza comunicaba por una puerta, a la derecha, con una especie de pulpería donde una mujer, con la mejor voluntad del mundo, despachaba una cantidad inconcebible de tragos.

" Finalmente, me dijo que aquella noche pensaba untarse para ir a uno de sus usados convites, y que cuando allá estuviese, pensaba preguntar a su dueño algo de lo que estaba por sucederme.

Si te parecedijo tímidamente D. Facundo,entraremos en el café del Prado que es el más próximo: conozco al dueño.

Sucedió, pues, que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras facas; y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotico algo picadillo y se fue a comunicar su necesidad con ellas.

page 58 Aquí, matando al dueño, se alborozan, Hieren allí su esposa acongojada; La familia asolada Yace expirando, y con feroz sonrisa 5 Sorben voraces el fatal tesoro.

Recordando sus años juveniles pasados en París, reconoció Robledo el pequeño establecimiento frecuentado por mujeres que no disponen de otra industria para vivir que el encontrón carnal, pero desean conservar cierta apariencia independiente, y á las cuales sirve la dueña de consejera é intermediaria.

Durante la cuaresma, tiene lugar en los mercados nocturnos el juego de toktok, que consiste en el choque de dos huevos, perdiendo el suyo el dueño del que reviente.

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