50 oraciones de ejemplo con punta en blanco

] [Nota 276: «Armado de punta en blanco quiere decir armado de pies a cabeza, con todas las piezas de un arnés, y las demás armas defensivas y ofensivas, desnudas, a punto y guisa de acometer y pelear.

Se puso á reír sola pensando en la figura tan graciosa que hacia Roussel echado en el césped y vestido como un harapiento, él, á quien había conocido de punta en blanco el día de la boda ...

Armado de punta en blanco, avellanado y cejijunto, de mirada penetrante, y brillando como un sol, gracias al barniz reciente, el misterioso personaje del lienzo se ofrecía a los ojos soñadores de Emma como el tipo ideal de grandezas muertas, irreemplazables.

Doña Salomé bajó de punta en blanco a dar las gracias al generoso dueño de la casa.

, para lanzar al público sin pérdida de tiempo la noticia, corrió a ponerse, desde luego, de punta en blanco para sus nocturnas correrías, y bajar de seguida a la terraza del hotel, donde toda la colonia española esperaba, como siempre, la llegada del correo.

»Ya estaba armada de punta en blanco: nuevas combinaciones de luces y de espejos para verme a mi gusto por todas partes, y ensayar actitudes, movimientos y sonrisas, y sorprender a hurtadillas la grata impresión de todo ello en las caras de las tres espectadoras.

Sale lo primero por el patio, sin haber cantado, el paladión con 4.000 griegos por lo menos, armados de punta en blanco dentro de él.

En el ancho portal daban guardia dos caballeros armados de punta en blanco, calada la visera y apoyados en sus lanzas; y entre ellos, sentado á una mesa baja y atendido por dos pajes, se hallaba el secretario de Su Alteza,

Era el primero de ellos un caballero armado de punta en blanco, que montaba brioso corcel negro con blanca estrella en la frente.

Livingston quedó de punta en blanco, aunque con fraque negro i guantes de castor verdes, que estaban mui en moda en el año de gracia de 1828.

Dice un coronista antiguo que la tarde de aquel dia, una partida de caballeros cristianos que discurria por las márgenes del Jenil, en número poco mas ó menos de veinte lanzas, vieron venir por el mismo camino un guerrero moro armado de punta en blanco, que traia calada la visera, la lanza en ristre, y su caballo cubierto asimismo de una armadura completa.

Fuése, pues, de punta en blanco á casa de Tolín; y al atravesar el vestíbulo dirigiéndose al cuarto de su amigo, hallóse tope á tope con Luisa, emperejilada ya con todos los perifollos de teatro.

Los hombres, de punta en blanco, rozagantes y orondos, sin reir ni perder su grave actitud, rebosaban satisfacción: en la portezuela de sus chalecos las rosas tendían magníficos realces entre el plegado camisolín y la clásica almilla.

En seguida, doce caballeros armados de punta en blanco hicieron sobre el tablado un torneo y lucharon valerosamente, dejando asombrada á la multitud por el brillo y riqueza de sus armaduras y por su destreza en manejar las armas.

Rumié el asunto durante mi paseo, registré la historia del Padre Mariana de vuelta á mi casa, y fuíme á las nueve á proponer á Lombía el argumento de mi comedia, advirtiéndole que debia de concluir en un torneo, en cuyo palenque debia él de presentarse armado de punta en blanco, ginete sobre mi andaluz caparazonado y enfrontalado.

Después vino el escudero mayor de la casa, armado de punta en blanco, caballero sobre un potro morcillo, llevando en sus manos el pendón de ricohombre con sus motes y sus calderas, y al estribo izquierdo el ejecutor de las justicias del señorío, vestido de negro y rojo.

¡Figúrate el de la mujer!» Cuento soñado Había una princesa á quien su padre, un rey muy fosco, caviloso y cejijunto, obligaba á vivir reclusa en sombría fortaleza, sin permitirla salir del más alto torreón, á cuyo pie vigilaban noche y día centinelas armados de punta en blanco y dispuestos á ensartar en sus lanzones ó traspasar con sus venablos agudos á quien osase aproximarse.

Era una lucida cohorte á caballo, una hueste espléndida, bizarramente engalanada y armada de punta en blanco, apercibida al combate.

Parece que la leyenda contenida en la monografía que hoy saco á luz, es la misma que representa una tapicería gótica perteneciente al barón de Rothschild, y en la cual, con donoso anacronismo, Alejandro luce una armadura de punta en blanco, del siglo XIV, y Zenana el luengo corpiño, el brial y el ancho tocado de las damas contemporáneas de la Santa Sede en Aviñón.

Armada de punta en blanco, apareció en el mismo lugar la segunda Catedral, más elegante, más coqueta, de madera y ladrillo, é hizo las reverencias de su estreno por los años de 1734 ó de 1735.

El de los prismas está aún en su cuarto, de punta en blanco, con el mondadientes de plata en la boca.

Y por la misma razón, ¡qué cuidado en el traje, qué brillante la botonadura de la camisa de los violinistas extranjeros cuando vienen a Inglaterra! El digno doctor andaluz de nuestra familia española, hombre de mucha ciencia, como podrían atestiguarlo dos de sus pacientes que ahora descansan en paz, no hacía visitas si no iba vestido de punta en blanco.

Al que no entiende los ergos, ó mira con tedio las arideces escolásticas, como tenga buena voz, buena memoria, buena presencia, y mucho despejo, hágote Predicador de la noche para la mañana, y ármote de punta en blanco Cavallero del Púlpito, con dos grandes legajos de papeles agenos, buenos ó malos, con media docena de Sermonarios impressos, malos ó buenos, y vandéate como pudieres.

El pícaro se valía de mil graciosas artimañas para conquistar los corazones, principalmente los de las señoras; con el socorro que recogía restauraba su ropa o la hacía nueva, y allá le teníais otra vez de punta en blanco, día y noche, de servilleta prendida, y amenizando las tertulias con su fácil ingenio.

Dice de cala en parche, como de punta en blanco, en el sentido etimológico de la segunda frase, que es el de apuntando al blanco, y así apuntando con la cala a la piel del herido o al parche de la herida.

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