254 oraciones de ejemplo con peripecia

No obstante, ¿creerán mis lectores que algo ocupaba mi espíritu más de lleno que la última peripecia?

No salgamos después con la peripecia de que no lo sabía....

Esta peripecia, relativamente alegre, en el sombrío drama que se desenvolvía, y a todo andar, en aquellos envejecidos ámbitos, me levantó mucho el espíritu.

Nadie sabe dónde hubieran llegado los apóstrofes y acriminaciones del multador alguacil Molino, corchete ganzúa, según el buen dictado e intitulación del soldado, si una inesperada peripecia no le cortara el rápido vuelo de su elocuencia.

Esta misteriosa piedra, que se engarzaba como por privilegio en medio de las otras perlas, tenía una oculta y maravillosa propiedad, y era que los matices de sus colores cambiaban incesantemente cuando la persona que se adornaba con el collar se acercaba en bien o en mal a alguna súbita mudanza o peripecia en su condición y fortuna.

V PERIPECIA El tan celebrado y jubiloso día en que se levantó el Capitán Veneno había de tener un fin asaz lúgubre y lamentable, cosa muy frecuente en la humana vida, según que más atrás, y por razones inversas a las de ahora, dijimos filosóficamente.

¡Cuánto cambio! ¡cuánta peripecia! Era usted una religiosa, y hoy la encuentro transformada en una linda damisela.

Lo cierto es que ya poseemos cuanto importa saber de la vida privada de Lincoln y de los móviles de los actos de su vida pública, tanto antes como después de la peripecia esencial de su existencia, del momento en que comienza su nombradía nacional, la cual parte de la campaña electoral en que tan enérgica y brillantemente disputó á Douglas el puesto de senador de los Estados Unidos.

Esta última peripecia dio el golpe de gracia a los indios, que, no pudiendo resistir ya el espanto que les inspiraba aquel hombre extraordinario, comenzaron a huir en todas direcciones lanzando aullidos de terror.

Trepando á un morro de piedra, con la nieve al tobillo, puedo explicarme la marcha del drama elemental, desde la peripecia de los rápidos hasta la catástrofe, siguiendo el breve destino de cualquier astilla abandonada á la corriente.

Después de esta peripecia pasó doña Beatriz del extremo de la ansiedad y del dolor al de la esperanza y alegría.

Una peripecia nos detuvo breves instantes.

De todas maneras, esta peripecia viene á interrumpir sabrosísimamente la abrumadora monotonía de la vida de nuestro solterón, y á hacerle llevadera la existencia en aquella posada que empezaba ya á parecerle presidio.

¡Oh!, yo no digo que... Usted no me cree..., y algún día le ha de pesar si no lo hace... ¡Que siento morirme sin que podamos hablar largamente de esta peripecia!

¿Con los trapitos de cristianar ó con los de diario? Porque pensar en evadir el careo dando la comisión á otra persona, era un disparate; además implicaba cobardía, deserción ante el peligro, y esto le malquistaba consigo mismo, pues su amor propio le pedía siempre apencar con las dificultades y no volver la espalda á ninguna peripecia grave.

Salir ahora con la peripecia de que debo casarme... ¡Y todo por la...

Yo no que tiene esa figurona, que me corta el resuello; deseo respirar por la defensa de mi interés, y no puedo, y hace de un chiquillo... ¡Y ahora quiere engatusarme con la peripecia de que habrá sucesión! ¡Qué gracia! ¡Pues si eso lo contaba yo como seguro, con cien mil pares de ñales! ¡Si es el hijo mío que vuelve, por voluntad mía y decreto del santo Altísimo, del Bajísimo, ó de quien sea!...

Charla que te charla, hablaron de Rafael, haciendo notar Zárate que sus apariencias de sosiego mental no inspiraban confianza á la hermana mayor, á lo que contestó D. Francisco que su cuñado no regía bien del cerebro, y que más tarde ó más temprano había de salir con alguna gran peripecia.

Bien sabía yo el resultado de la peripecia...

Si no has de morirte, ni ese es el camino... En el caso de una peripecia, ¡cuidado! yo no habría de reparar...

Después se les veía esparcidos sobre la chimenea y el velador, en las banquetas ó en el suelo, á veces enteros, otras partidos en actos ó en escenas, cada pliego por su lado, revuelta la catástrofe con la protasis y la anagnórisis con la peripecia.

Porque Agustín era para su patria algo más que una esperanza: iba siendo una realidad, ¡tan extraordinaria, tan superior á todo! Acasoinsistía el padreel genio maléfico que parece dedicado á encaminar los sucesos de la manera más funesta para España, fuese el que había dispuesto la extraña peripecia del lago Léman.

El bicho, con el calor de la mano, revivía y se agitaba desesperado; pasó á su nuevo alojamiento sin peripecia digna de mención.

Esta parcialidad nuestra aumenta con cada peripecia y contribuye a una especie de alucinación, en que tomamos por un instante la aventura como verdadera realidad.

Algunos del grupo, para recibir el calor directamente, permanecen de espaldas al escenario, y sólo vuelven medio rostro cuando entra un personaje nuevo ó el rumor general les indica que va á ocurrir una peripecia interesante.

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