507 oraciones de ejemplo con castillos

Ya pasa el carretero como un derrumbe, atrepellando á todo el mundo, enorme, tosco, insolente y oliendo á cerveza como un tonel, trasportando castillos ambulantes de equipajes y trastos, con una fuerza y agilidad que parecen prestadas al caballo normando y á la locomotiva.

» Después, don Alfonso VII nos da ocho pueblos al otro lado del Guadalquivir, varios hornos, dos castillos, las salinas de Belinchón y el diezmo de toda la moneda que se labrase en Toledo, para el vestuario de los prebendados.

Don Alfonso Teilo de Meneses nos da cuatro castillos en las riberas del Guadiana, y como él, otros grandes señores nos conceden diezmos, derechos de peaje y ¡qué yo cuántas riquezas más...! Hemos sido poderosos, Gabriel.

Hay pasajes musicales que me hacen ver el mar, azul, inmenso, con olas de plata (y eso que yo nunca he visto el mar); otras obras desarrollan ante bosques, castillos, grupos de pastores y rebaños blancos.

Ya le mostraré a usted los cálculos que tengo hechos, no sólo para aumentar hasta un extremo fabuloso el calibre de las piezas de Artillería, sino para construir placas de resistencia que defiendan los barcos y los castillos.

El maldito tenía en aquella época la demencia de los castillos; estaba haciendo averiguaciones sobre todos los que en España existen más o menos ruinosos, para escribir una gran obra heráldica, arqueológica y de castrametación sentimental, que aunque estuviese bien hecha no había de servir para nada.

Me gustaría de veras si sirviera para tirarte por ella a la calle con todos tus condenados castillos».

Y no era posible explicarse más, porque la tertulia se enzarzó y vinieron otros amigos que empezaron a reír y a bromear, tomándole el pelo a Federico Ruiz con aquello de los castillos y preguntándole con seriedad si los había estudiado todos sin que se le escapase alguno en la cuenta.

Inventáronse mentiras como castillos para explicar el misterio de su vuelta, el retiro en que se dio a vivir, la tremenda pesadumbre que nublaba el rostro del tío Joaquín González, la desaparición del marido, y tantas y tantas cosas que a escándalo y drama conyugal transcendían.

cenaron tarde y mal, bien contra la voluntad de Sancho, a quien se le representaban las estrechezas de la andante caballería usadas en las selvas y en los montes, si bien tal vez la abundancia se mostraba en los castillos y casas, así de don Diego de Miranda como en las bodas del rico Camacho, y de don Antonio Moreno; pero consideraba no ser posible ser siempre de día ni siempre de noche, y así, pasó aquélla durmiendo, y su amo velando.

Pero Wellesleyañadió el inglésha pedido permiso a la Junta para que desembarque la marinería de nuestros buques y defienda algunos castillos.

Había pocas damas, por ser costumbre en los saraos de doña Flora que descollasen los hombres, no acompañados por lo general más que de una media docena de beldades venerables del siglo anterior, que, cual castillos gloriosos, pero ya inútiles, no pretendían ser conquistables ni conquistadas.

Cabildo Catedral el basamento del sepulcro de la Beata y del Guerrero, ó sea del matrimonio de la que lleva toca y del que viste loriga y ciñe espada, en la capilla de Anaya de la Catedral Vieja, aparecieron las armas de los Monroyes con los veros y los castillos, y las de los Anayas con las bandas de Borgoña y los armiños.

No faltan en ellas, sin duda, extrañas aventuras, desafíos, serenatas á la luz de la luna, grutas misteriosas, en las cuales se pronuncian oráculos, y castillos antiguos, rodeados de jardines solitarios; pero todos estos estímulos románticos, y alguna que otra escena importante, no bastan para hacernos olvidar sus defectos y su falta de arte, genuinamente dramático.

Distribuyó tierras entre los principales caballeros que le habian acompañado en la conquista, dió al concejo los pueblos, aldeas y castillos que fueron sucumbiendo en la comarca.

«En el año 224 (A. D. 838), dice An-nuwayrí, Abde-r-rahman envió un ejército contra el enemigo bajo el mando de Obeydullah, hijo de Abdullah el valenciano; llegó este ejército á Alava y á la tierra de los castillos, y tuvo con los infieles un encuentro en que, despues de un rudo pelear y de una gran matanza, fueron derrotados los Cristianos.

con dos castillos situados al Este y al Oeste, únicos puntos por los cuales podía ser la villa atacada.

Y desaparece velozmente, como esos etíopes carceleros de princesas en los castillos encantados.

Mi padre, continuó el anciano Yuzuf, previendo á tiempo la conquista, habia vendido sus tierras, sus alquerías, sus castillos: el precio de estos, aunque enorme, no bastaba ciertamente para la construccion de este alcázar maravilloso, del cual solo has visto una pequeña parte.

Sin duda alguna hubiera deseado tener por compañeros á Orlando ó Sacripante, no porque amara al uno más que al otro, pues siempre se habia mostrado con ellos desdeñosa, sino porque, obligada á atravesar por tantas ciudades y castillos para pasar á Levante, le era indispensable un compañero y un guia, y ninguno le habria inspirado tanta confianza como ellos.

No solo se encuentran hombres afables y galantes en las ciudades y castillos, sino tambien en las cabañas y en los más humildes tugurios.

Poco despues se encontraron en el golfo de Layas, en la costa de Siria, á la vista de una gran ciudad, y tan cerca de la playa, que se distinguian perfectamente los dos castillos situados á la entrada del puerto.

Dicen que por allí, en los límites del Atlas, se encuentran estos poderosos castillos antiguos.

En todos los países ha sido costumbre convertir en prisiones los castillos, conventos y palacios abandonados, práctica todavía en vigor en la mayor parte del continente, sobre todo en España e Italia, y a la cual se debe en buena parte la inseguridad de las prisiones, y la miseria, suciedad e insalubridad que generalmente reinan en ellas.

Mirando al sol en el poniente, hace el espectáculo mas hermoso, pues entonces ilumina con sus rayos la altura de los edificios de una Ciudad, los castillos, los corpulentos árboles del campo, y los tiñe á todos de su color, quedando lo restante de cada uno de estos obgetos con poco relieve; porque como solo reciben la luz del ayre, tienen poca diferencia entre sombras y claros, y por esto resaltan poco.

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