27 Verbos a usar para la palabra decencia

En efecto: había existido años atrás una señora muy linajuda, llamada Doña Guillermina Pacheco, corazón hermoso, espíritu grande, la cual andaba por el mundo repartiendo los dones de la caridad, y vestía humilde traje, sin faltar a la decencia, revelando en su modestia soberana la clase a que pertenecía.

Mi tío Ramón era un pobrete que sólo había aportado al matrimonio su decencia con lo encapillado, como rezaba la antigua fórmula testamentaria.

No podía mirar sin horror los tabiques de esteras, más propios para atentar a la decencia que para resguardarla, y el vocerío de tanta chiquillería ordinaria le atacaba los nervios.

Pero la sombra no es, como se cree, una cerrada de párpados de la policía; podrá autorizar alguna licencia, le pondrá una máscara á la etiqueta; pero no es el dominó que cubra la decencia.

Estaba casado con una mulata como él, alta, gruesa, desenvuelta, quien en casa al menos, gustaba tanto de ir en piernas, arrastrando la chancleta de raso, como de enseñar más de lo que convenía a la decencia, las espaldas y los hombros rollizos y relucientes.

En la primera etapa de su miseria había defendido sus facciones de la lima del tiempo; pero ya en la época esta de las visitas y de los ataques á mi mal defendido peculio, la vejez la redimía del cuidado de su figura, y no sólo había colgado los pinceles, sino que ni aún se arreglaba con aquel esmero que más bien corresponde á la decencia que á la presunción.

Por digo que daré orden que ni aun una mosca entre en su estancia, no que una doncella; no soy yo persona, que por se ha de descabalar la decencia del señor don Quijote; que, según se me ha traslucido, la que más campea entre sus muchas virtudes es la de la honestidad.

Las niñas, Rafael y Juanito, unos amigos de aquél... en fin, un buen golpe de gente joven y alegre, que bailaría, cantaría y sabría divertirse sin faltar a la decencia, hasta llegar la hora de la misa del Gallo.

La verdad es que todo esto, doña Nieves y las placeras sus amigas, las mujeres de equívoca decencia que iban allí acompañadas de madres postizas, el mozo y sus familiaridades, el pianista y sus habaneras, aburrían a Juan Pablo soberanamente.

El concejal, ebrio, loco de alegría, no se apartaba de ella ni un milímetro más de lo que exige la decencia.

El humo, el ruido de los vasos, las conversaciones acaloradas, el apeñuscamiento de la concurrencia, dan extraño carácter de animacion al cuadro, esencialmente en los entreactos; pero realmente guarda todo el mundo la mayor decencia y compostura, de suerte que nunca presenciamos un solo escándalo en el Alcázar.

Mima griega, pues, tiene en nuestra civilización un velo que sus antecesores helénicos no tenían; lo que se llama la decencia.

Y no miran a la decencia, porque estas holgazanotas, como Demetria, sobre ser unas grandísimas pendonazas, hacen luego del vicio su comercio.

Un gentío inmenso se reune en un recinto espacioso para presenciar el mas grande de los espectáculos; se reune en medio del dia, á la faz de todos, y cada uno en los que le rodean tiene centinelas de vista que observen sus operaciones, y no puede ejecutar ninguna accion, ningun movimiento capaz de ofender la decencia pública.

El Naranjero, cada vez más alegre, respondía a las insolencias con otras mucho mayores, gozando en aquellos dimes y diretes, donde tanto padecía la decencia.

No quiero echarte en cara tu conducta, ni decirte lo que pienso de tu decencia.

Tan segura estaba de verla, que siempre que sonaba la campanilla creía que era ella, y se preparaba a recibirla, arreglando la cama y poniéndose con la mayor decencia posible, trémula de emoción y esperanza.

En el salon de recepcion estaba una señora escribiendo, y al solo verla, me prendó su compostura, la decencia de su porte, la amabilidad exquisita de su trato.

La vanidad enajena el cariño de los padres, del esposo y de los hijos, los cuales, por su parte, no pueden amar mucho al sér que les priva de su decencia y bienestar por satisfacer sus caprichos é inagotables exigencias.

Finalmente, los Apólogos se han de proporcionar á toda la decencia que pide el assunto, el lugar y la persona.

Él hace que se vean todas las cosas y no permite ser visto, celando su decoro y recatando su decencia.

Costó mucho tiempo restablecer la paz; por fin nos condujeron a una habitación de regular decencia.

Y después del triunfo de su hijo sobre la impiedad representada en don Pompeyo Guimarán, después de aquella conversión gloriosa, su madre le admiraba con nuevo fervor y procuraba ayudarle en la satisfacción de sus deseos íntimos, guardando siempre los miramientos que exigía lo que ella reputaba decencia.

Aprovechándose el ministro de aquel pánico terror, y bajo pretexto de velar en su seguridad, era, por decirlo así, como un centinela de vista; de manera que los grandes, después de haber hecho excesivos gastos para seguir con la correspondiente decencia al soberano, no tuvieron el consuelo de lograr ni una sola audiencia de él.

Éramos unos brutos... Si tuviésemos decencia, no se nos hubiese ocurrido ni la idea de mirar.

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