21 Metáforas para miserias

Nuestra miseria es la amorosa afinidad....

Aquella miseria ruda en punto a artes de hermosearse, aquella carencia completa de los mil y un objetos propios de una joven aristocrática, y que hacían parecerse la habitación a la de una infeliz obrera, eran, según la baronesa, el medio ambiente que convenía a una señorita que con el tiempo había de vestir de estameña y abandonar a media noche las duras tablas del lecho para ir a cantar al coro.

Le dirías que le desprecio, que estoy por demás orgullosa con mi miseria, si miseria es una barrera entre él y yo...

Gimió y golpeóse, el venturao; y al monte fué á contar su desgracia al enanuco; pero el enanuco le dijo:«Eso que te pasa, no puedo remediarlo yo: quien por mi mano te dió la riqueza que has menospreciado, te dice ahora por mis labios que la miseria en que vuelves á verte es el castigo que da Dios á los cubiciosos que quieren pasar de un salto, y sin merecerlo, de zoncheros bien acomodados, á caballeros poderosos.

Tengamos presente las sustancias que constituyen de ordinario su alimentación: arroz, plátanodel ménos nutritivo por ciertobatatas, ñames, malangas, bacalao y pescado salado,con frecuencia en pésimo estado de conservaciónmaiz, no siempre; leche, con escasez, y se verá claramente que la miseria orgánica tiene que ser la consecuencia de tal régimen.

esto, señor! exclamó con espanto Loick; la miseria es mala consejera; muy culpado fui; ¡pero si V. supiese cuán arrepentido estoy de mi crimen! Lo , y por esto le perdoné.

Los probes son güenos, pero la miseria es una cosa fea que güerve malo al mejor.

La miseria es una desgracia horrible.

La miseria era un endriago de invencible fealdad.

Frente á las burguesías afiebradas por remontar el nivel del bienestar material,ignorando que su mayor miseria es la falta de cultura,ellos concentran sus esfuerzos para aquilatar el respeto de las cosas del espíritu y el culto de todas las originalidades descollantes.

La miseria del hogar, la abundancia de hijos, y sobre todo la cándida creencia de que en Valencia estaba la fortuna, justificaban en parte el cruel abandono de los hijos.

El delito, el suicidio, la locura, la miseria, no son el fruto del libre albedrío, de la culpa individual, como predica el espiritualismo metafísico; ni es fruto del libre albedrío ni culpa individual del capitalista, si el obrero está mal retribuido, sin trabajo, en la miseria.

Su miseria es su gloria, y sus tormentos su triunfo, y sus dolores su Tabor.

La miseria es casi siempre hija de la holganza, de los vicios, de la malversacion de los medios de vida.

La miseria es la miseria, no hay remedio...

; Que es dolor insufrible el de la muerte, Si llega quando mas vive la vida; Remedio á las miserias es la muerte, Si se acrecientan ellas con la vida, Y suele tanto mas ser excelente, Quanto se muere mas honradamente.

Según él, la miseria que nos rodea es la noche que precede a las grandes claridades.

Juzgaban entonces los Ministros que era contentar á Madrid tener contento á todo el reino, sin duda, porque sólo las quejas de Madrid llegaban á oídos del Rey, y su miseria era la notada y conocida sólo.

Desaparecerá la injusticia, la miseria no será sino una palabra olvidada.

Su miseria física era el resultado de una fatiga prolongada años y más años, de una alimentación insípida de pan, sólo de pan.

La miseria propia es tanta, que la compasión que hacia mismo me despierta se me desborda pronto, revelándome la miseria universal.

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