129 colocaciones para paciencia

Veamos: el joven tomó el pajarillo con sus delicados dedos y dándole algunas miguitas de pan, le alimentó varios días, consiguiendo domesticarle á fuerza de paciencia.

Parece increíble que los hombres tengan en sus manos instrumentos capaces de destruir en pocas horas las obras de la paciencia, de la laboriosidad, del interés, fuerzas acumuladas por el brazo trabajador de los años y los siglos.

La que reniega de la timidez, le halla osado, y comedido la que desconfía de su atrevimiento; con las muy castas observa la virtud de la paciencia, esperando y logrando del tiempo y la ocasión lo que le regatea la honestidad; a unas sólo intenta seducir con miradas y palabras; a otras en seguida les persuade de que los brazos del hombre se han hecho para estrechar lindos talles.

Veíamos salir y entrar las barcas; veíamos a los chicos que se chapuzaban, desnudos, en la punta de Cay luce, y a los pescadores de caña haciendo ejercicio de paciencia.

era cuestión de paciencia.

Ninguna dijo don Juan se le puede hacer al señor don Quijote de quien él no se pueda vengar, si no la repara en el escudo de su paciencia, que, a mi parecer, es fuerte y grande.

Y además lo hago, y lo he hecho toda mi vida, por imponerme una obligación molesta, ya que ninguna otra tenía; un acto de paciencia y disciplina, una mortificación, como vosotros decís.

Aunque nuestro joven no tuviese un temperamento irritable, antes al contrario había dado siempre pruebas de paciencia, los modales groseros, despreciativos, del presbítero estaban a punto de hacérsela perder.

Bello usaba forma de letra malísima y en los últimos períodos de su vida escribía en caracteres microscópicos, desiguales y borrosos, que ni con fuerte vidrio de aumento se dejan fácilmente descifrar y exigen gran dosis de paciencia y conciencia en el descifrador.

Pobrezas, miserias, hambres, contumelias, todo lo sufro con paciencia.

Consiste en digitar el libro con paciencia en el teclado, página a página.

Doña Paula volvió a sentarse y haciendo alarde de una paciencia, que ni la de un santo, dijo, con mucha calma, pesando las sílabas: A buscarte, Fermo, a eso ha ido.

Sonreía no sabemos por qué; pero consta que de todos los individuos de su familia política, aquél era, por lo inofensivo, el que le inspiraba más lástima, siendo esto tal vez la causa de que á veces le abriese su bolsa con paciencia y hasta con gusto, por no contrariar á un sér excesivamente miserable y desvalido.

Las acorrió ella; se postró al suelo también, y con una tijerilla y acopio de paciencia las hubo de ayudar.

Pepa inclinó la frente con expresión de cristiana paciencia.

Era hombre de gran paciencia, domesticaba pájaros y toda clase de bichos.

MELIB.o quanto me pesa con la falta de mi paciencia: porque siendo el ignorante e tu ynocente, haues padescido las alteraciones de mi ayrada lengua.

Quien no sabe dónde está el límite entre la ley y la iniquidad, aténgase á la ley con paciencia de esclavo.

Porque has guardado la palabra de mi paciencia, y yo te guardaré de la hora de la tentacion, que ha de venir en todo el mundo, para probar los que moran en la tierra.

Por el camino, D. Angel pensó que los ejercicios de piedad, combinados con un saludable sistema de paciencia y de exhortaciones delicadas, cual convenían á la delicadísima alma de Gloria; cierta reclusión y un comercio muy frecuente con las cosas santas, curarían aquella lepra que había tocado el privilegiado espíritu de su sobrina.

Ella no era nadie: una pobre costurera que, acostumbrada a sufrir las impertinencias de las señoras, no podía permitirse el lujo de mostrar susceptibilidad ni amor propio... pero eso de casarse para ser la víctima resignada y humilde sobre la cual cayeran los desprecios de la familia, estaba fuera del límite de su paciencia.

Allí me siento en el banco de la paciencia para saber cuando salen el señor ministro ó el señor subsecretario, y darles un avance.

Serenidad y un poquito de paciencia.

Día y noche se le veía en aquella postura de paciencia, incorporado en el lecho, porque no podía respirar de otra manera; rodeado de almohadas, mal cubierto, de frente á la luz, con la mirada perdida en el techo, ó en el cuadrado trozo de cielo que por la ventana se veía.

Pegados al que tocaba el contrabajo, estorbaban sus gallardos movimientos en tal manera, que el buen músico, un anciano de mucha paciencia y cortesía, les dijo alguna vez, apartándoles: Si me hicieran ustedes el favor...

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