27 Adjetivos para describir cálices

Apuraba ahora el cáliz más amargo que jamás apuraron labios humanos.

Allí, sobre el altar mayor y en el sagrado cáliz, cometieron sacrilegas profanaciones.

En algunos campanarios ondeaba un banderín rojo con un cáliz blanco.

Las rosas abrían sus cálices fragantes; las estrellas dejaban caer sobre ellos sus luces temblorosas.

La pasión, que primero había estado detrás de la cortina, presentóse después con su tea incendiaria, su cáliz divino, su dogal de ansias perpetuas que producen una estrangulación deliciosa, por lo que el marido estuvo durante algún tiempo olvidado de sus planes pedagógicos, aunque su razón en los momentos lúcidos le hacía comprender la urgente necesidad de ponerles en uso y de realizar en la práctica el mejor de los sistemas.

Nunca ha mirado así las primaveras, con esta compasión rara y ardiente que hoy la impide coger una rosa, pisar el trébol, rozar con los vestidos el cáliz campanudo del arándano.

No; el claro y abundante manantial de amorosas venturas, el tesoro de hechizos, el cáliz colmado de licor de celestial bienandanza, que con el auxilio de los dioses ella ha creado y en tiene, no puede ni debe tocar a labios impuros, apagando su sed, ni puede ser entregado para que le goce y profane a quien no sobresalga entre el vulgo de los mortales con eminencia desmedida.

A su lado el venerable sacerdote, revestido con sus ornamentos sagrados, tenía en la mano un cáliz de oro cubierto con blancas telas de seda; inspirado por un fuego divino, murmuraba palabras de misericordia.

Mas no lo quiso; el amor de su obra triunfó en él, y aceptó el cáliz decidido á apurarle hasta las heces.

En la áurea patena, y formado con trigos de América, yazga el pan de la Misa sobre el cáliz teñido con la sangre de España.

Delante del señor había varias mesillas enanas, donde en aúreos y repujados azafates, en ligeros canastillos, en esbeltas ánforas y en cálices esmaltados, se ofrecían para regalo de la vista, del olfato y del paladar, licores, conservas y sazonados frutos.

Por ejemplo, el soneto: Qua si fa elmj di chalicj e spade, E l sangue di Christo si vend’a giumelle... Ahí se hacen con los cálices espadas y yelmos, y la sangre de Cristo se vende a dos manos....

Tu tallo enervado es el emblema de la melancolía, y la movilidad de tu cáliz flotante expresa las agitaciones de un corazón joven.

Que no brinda en copa de oro, sino en los cálices bellos que le ofrecen los claveles, ya de nieve, ya de fuego, que embalsaman con su aroma mi apacible y caro huerto.

¿No has comprendido, dulce Helena que tengo en el huerto una flor una flor blanca, una azucena, cáliz futuro de mi amor? Y, si es tan breve la existencia como dices, citando á Voltaire, para es hora de sapiencia ya que harto he vivido el placer.

A su lado el venerable sacerdote, revestido con sus ornamentos sagrados, tenía en la mano un cáliz de oro cubierto con blancas telas de seda; inspirado por un fuego divino, murmuraba palabras de misericordia.

Bajo los flecos desmayados, como ramas de sauce, asomaba, con la gracia rígida de un cáliz invertido de azucena, una falda de seda blanco-mate, adornada con vidrios.

¡Oh, !... ¡veo el cáliz lleno de amargura junto á mis labios; y el deber me exige apurar hasta la última gota!»

FLOR IDEAL El rocío de nubes blanquecinas Eterniza la flor de las colinas, Esa flor que en su cáliz peregrino Encierra el ósculo del amor divino, Llevado allí por las sublimes notas Del eterno cantar de los patriotas.

En ciertos sujetos, sin carácter desde el cáliz materno hasta la tumba, la conducta no puede seguir normas constantes.

* * * * * Un algo de alma aun yerra por los cálices muertos de las tardes volúbiles y los rosales trémulos.

Ya las azucenas floridas y llenas de miel han abierto sus cálices pálidos bajo el oro del sol.

FLOR IDEAL El rocío de nubes blanquecinas Eterniza la flor de las colinas, Esa flor que en su cáliz peregrino Encierra el ósculo del amor divino, Llevado allí por las sublimes notas Del eterno cantar de los patriotas.

¿Qué resta en esos cálices perfumados, para los futuros amadores, sino la hez?

Tiene el corpiño como un cáliz de flor, un poco recto; no como esos de ahora, que parecen una copa de champaña: muy delgados en la cintura, y muy anchos en los hombros.

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