113 Adjetivos para describir recias

Desatose un recio temporal, y viento y agua, hondamente agitados, azotaron el buque, que, incapaz de maniobra, fluctuaba a merced de las olas.

Plutón ya no refunfuñaba al oír las recias pisadas de aquellos hombres.

Nada habia quedado sino lo arrogante; de lo que resultaba conservar dicha militara su hablar recio, su tono decidido, sus maneras bruscas y su obrar espeditivo.

La blusa de cutí azul dibujaba sus recias espaldas, descubriendo cuello y manos morenas; ancho sombrerón de detestable fieltro gris honraba su cabeza, monda y lironda ya por obra y gracia del barbero.

Trazóse, pues, dicha puerta, oblicuamente, sobre el recio muro del templo, en el ángulo opuesto á aquel en que dormía y había de morir Carlos V, y allí sigue, y desde ella se determina fijamente tan histórico paraje.

De la misma suerte ha estado lloviendo, y el viento del primer cuadrante recio.

¡Puches, cómo se puso enseguida el mozallón con la alabanza! Si no le contengo con una reflexión imperiosa y una sacudida recia de su lástico, hace otra barbaridad allí menos laudable que la del monte.

» Atado que hubimos nuestros caballos á los recios troncos de los naranjos susodichos, emprendimos la subida por la rampa, que nos condujo al salón-mirador, estancia verdaderamente deliciosa, más propia de una villa italiana ó de un carmen granadino que de un monasterio oculto en los repliegues y derivaciones de una sierra de Extremadura.

Él no podría casarse nunca; él no podría decirle á Rosa, aquella muchacha fornida y fresca, de pelo negro, de dientes blancos, de pronunciado seno y recias caderas, que la quería con toda su alma.

El marqués de Mondejar por su parte, mandó á la infantería forzar el paso del puente; pero la infantería que acompañaba al marqués, reunida de improviso pocos dias antes, mal regida y poco disciplinada, fue rechazada por los monfíes, que repasaron el puente cargando en tropel y con recio alarido sobre las gentes del marqués.

; retembló su suelo; se escuchó el estertor de su agonía, y esparcieron sus restos funerales del Septentrión los recios vendavales.

Los picadores, fatigados por la armadura de hierro de sus piernas y las moledoras caídas del caballo, movían el recio castoreño entre sus rodillas; los banderilleros, presos en sus trajes de seda mojados de sudor, sentían hambre después de una tarde de violento ejercicio.

Celebró don Pedro con recias carcajadas la felicísima coincidencia, y aplaudiéronla los demás, excepto don Juan de Prezanes, que tuvo que morderse los labios porque no le desautorizara la risa que le retozaba en ellos.

¿Veis á ese cuyos ojos centellean, que se agita en su asiento, da recias palmadas sobre la mesa, y al fin se deja caer el libro de la mano, exclamando: bien, muy bien, magnifico?....

Al anochecer fondo en 5 brazas de agua: pasamos la noche con viento del cuarto cuadrante recio, y tanto que me fué preciso meter el bote bordo.

Se levantó y se desnudó el torso, dejando el ropón sujeto á la cintura, mediante el cíngulo de recias borlas.

Dióse otra vez a la vela; mas también hubo de dirigirse, por la repetición de recias borrascas, hacia el puerto de Xaragua (hoy Puerto Príncipe).

Pasaron las Canarias, cruzaron el Atlántico, no sin que recia borrasca llenase de terror a nuestra gente, y llegaron a encontrar la costa americana sobre los 8° de latitud Sur; dicha tierrapues tanto era el deseo que tenían de encontrarlarecibió el nombre de Santa María de la Consolación.

Entretanto Fermín, sentado sobre un viejo taburete, se calzaba sus recias botas de campo, disponiéndose á salir.

A los diez y ocho años, recio, brillante y animoso, entró el príncipe en acción por primera vez, al lado del rey, que invadía la comarca de Sogdiana y Bactriana, para someterla.

En pocos minutos el junco, que navegaba ahora con gran velocidad, pues se había levantado un recio brisote del Oeste, dobló la punta peñascosa que el Capitán había indicado, y entró en una gran bahía rodeada de escollos coralíferos, y cuyas márgenes descendían dulcemente hasta el mar.

Representa á veces cierto placer marchar descalzos por una playa ó una habitación; pero sentimos acobardamiento al colocar nuestras finas plantas sobre una tierra pedregosa que sólo puede ser hollada con pies duros y primitivos, férreamente calzados por recias callosidades.

La fábrica en paro largos meses, tenía un cobertizo placentero; Eva atinó con él y se puso al abrigaño, conforme con la rusticidad de aquel asilo, como una recia campesina acostumbrada á tales aventuras.

Los había con grandes barbas, recios capotes, altas botas y gorro de piel, relatando la leyenda al pie del retrato, sus viajes por el Norte de las Rusias, sus arriesgadas expediciones en países de hielo.

Por todas partes dominaban el camino amenazantes alturas, coronadas de recias casamatas o fuertes castillos recientemente construidos allí para señorear aquellos indomables cerros.

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