Quiso conocer, palpitante de emoción, todos los peligros á que se había visto sometido, y el joven guerrero del «servicio auxiliar» le habló de sus inquietudes en la oficina durante los días interminables en que peleaban las tropas cerca de París, oyéndose desde las afueras el tronar de la artillería.

En el congreso combatió con energía la declaración de guerra á Méjico, sosteniendo que los americanos jamás deben pelear por una cuestión de límites.

Entre tanto, restauradas en parte las fuerzas de los soldados de fuera con algunas raciones que se les repartieron, avanzaron al asalto de la plaza, y peleando desesperadamente con la morisma que la defendia, arrimaron las escalas y subieron á la muralla.

Matan tres españoles, y, socorridos por sus amigos, pelean fuertemente: son vencidos, y su pueblo tomadoibid.

Menos tardaron los nuestros en echarlos abajo, peleando animosamente, hiriendo y matando en los enemigos, haciendo lo mismo todas las veces que porfiaron á subir.

Uno parece haber sido la muerte de su inquieto hijo Lope Félix, que se había hecho militar, sirvió en los tercios de la Marina y peleó bizarramente en varios encuentros.

Vino luego el dia con que fueron descubiertos, y se les defendió la entrada, pero peleando valientemente ganaron una puerta por la parte de adentro, y abierta, dieron libre la entrada á los demas que quedaban fuera.

Esta cuestion la debiérais haber suscitado cuando el suceso estaba reciente y en todo su vigor, y antes de que Cárlos, á excitacion de Bradamante, hubiera publicado el bando que ha hecho venir á Leon á pelear desde tan lejos.

Los Genoveses afrentados de verse tan gallardamente rebatidos de mujeres, obstinadamente peleaban, en caer uno muerto de las escalas, habia otro que se ofrecia al mismo peligro.

Gastamos en este viage año y medio, sin hacer otra cosa que pelear continuamente, y cautivamos 12,000 indios, indias y muchachos, que los forzábamos á que nos sirviesen como esclavos, y yo tenia cincuenta.

Queriendo atropellarlos, nos resistieron; peleando tan furiosamente, que dieron muerte á D. Diego de Mendoza, á 6 hidalgos, y á cerca de 20 soldados, de á pié y á caballo.

Todos estos pelean generalmente con lanças y dardos y macanas.

No de otro modo, en los cantos de Homero, los soldados pelean largamente bajo la muralla, mientras las mujeres gritan, lloran e insultan desde el vano de las almenas...

Y aun tambien el que pelea, no es coronado si no hubiere peleado legítimamente.

¡Bueno! Han sucumbido noblemente peleando.

I. Posteriormente pelearon nuestros monarcas con una tenacidad rayana a la imprudencia en Italia, sacando de allí, el Gran Capitán, gloria inmarcesible, y los españoles afición a la lengua, a la poesía y a todas las artes italianas.

Allí D. Andrea les salió al encuentro: embistiéronse los ejércitos y pelearon sangrientamente dos horas, inclinándose ya á un lado ya á otro la victoria; pero al fin Harcourt logró desordenar nuestros escuadrones.

Ambos, aunque se daban cuenta de que sus compañeros eran muertos ó derrotados, peleaban separadamente de los demás; que así se lo ordenara Néstor, cuando desde las negras naves los envió á la batalla.

— Con todo —replicó el del Bosque—, hemos de pelear siquiera media hora.

He peleado en la guerra de la Independencia con don Jerónimo Merinocontestó Aviraneta fríamente.

El pro y el contra de sus propias acciones, y un tropel tumultuoso de encontrados pensamientos y propósitos, pelean sin tregua allá dentro.

Aquí es, al pie de estas grandiosas torres, donde antiguamente pelearon Agramante y Ferragus contra los parciales de Carlomagno.

Dime si te sometes voluntariamente, ó te odia quizás la gente del pueblo á causa de lo revelado por una deidad, ó por acaso te quejas de tus hermanos; pues con la ayuda de éstos, cualquier hombre pelea confiadamente, aunque sea grande la lucha que se suscite.

La gente de los navíos estaba tan molida, turbada, enferma y de tantas amarguras llena, que, como desesperada, deseaba más la muerte que la vida; viendo que todos cuatro elementos contra ellos tan cruelmente peleaban.

Si así obrares y te obedecieren los aqueos, sabrás pronto cuáles jefes y soldados son cobardes y cuáles valerosos, pues pelearán distintamente; y conocerás si no puedes tomar la ciudad por la voluntad de los dioses ó por la cobardía de tus hombres y su impericia en la guerra.