75 colocaciones para maternidad

En cambio, aquellas casquivanas, que aún guardaban algo de su antiguo exterior, parecían animadas por el gran sentimiento de la maternidad: una maternidad abstracta que abarcaba á todos los hombres de su nación, un deseo de sacrificarse, de conocer de cerca las privaciones de los humildes, de sufrir con el contacto de todas las miserias de la carne enferma.

Pero pensaba en sus años de sacrificio; en las privaciones que había sufrido al seguirle en su lucha con la miseria, sin una queja, sin una protesta, en los dolores de su maternidad, en el sustento que había dado á su hija, aquella Milita que parecía haber robado todo el vigor de su cuerpo y tal vez era causa de su decadencia.

Jacinta no podía ocultarle nada, y tenía un gusto particular en hacerle confianza hasta de las más vanas tonterías que por su cabeza pasaban referentes a aquel tema de la maternidad.

En la forma de la maternidad fué enaltecida sobre todos los séres humanos la mujer que subió al cielo en cuerpo y alma.

Llegaremos siquiera á la M afirmó ella dándome á conocer en el brillo de sus ojos un sentimiento extraño, una especie de entusiasmo al que no puedo dar otro nombre que el de fanatismo de la maternidad.

Ven acá y díme; ¿acaso mi hermano te ha negado en absoluto las delicias de la maternidad?

Ya se sabe que la Delfina, no pudiendo adoptar al Pituso y tomarlo por hijo, y sintiendo más fuerte e imperioso en su alma el anhelo de la maternidad, dio en proteger a la preciosísima y cariñosa hija de Mauricia la Dura.

En otros separados se hallaban la carpintería, la herrería, la enfermería, y la que puede llamarse casa de maternidad; las habitaciones del mayoral, del boyero, carpintero, mayordomo y maestro de azúcar, quien temporalmente residía también en el ingenio.

» Estas palabras encierran una elocuente leccion para todas las madres, porque la maternidad moral es el complemento de la maternidad material, y no pueden las mujeres ser dignas del sagrado nombre de madres, sino educando á sus hijos y haciéndolos amar la virtud.

El único ser del sexo de Genoveva Sal que quedaba en el campamento en condiciones de maternidad, era una borrica.

Cristina, que había tenido una hija y por los cuidados de la maternidad salía poco de casa, acogió bien al doctor.

En general las madres puertorriqueñas suelen mostrarse algo débiles en la dirección de sus hijos, pero en las campesinas esta debilidad raya en abandono ante los caprichos infantiles; y es que el carácter del amor materno tiene en ellas mucho de instintivo, y tal cariño no es suficiente para llenar los deberes de la maternidad, pues para algo le ha sido dada al hombre la inteligencia.

Del amante apasionado que se arrodillaba ante ella con la embriaguez de la carne, llamándola Venus, quedaba muy poco... ¡Pobre Venus! La diosa deformábase con la maternidad.

Muchas veces la faltaban las fuerzas para contener el desbordamiento de la maternidad.

La simuladora había transformado en convicción obsesiva su deseo de maternidad; las únicas víctimas fueron el operador y el agregado que "oyó los latidos".

Unicamente puedo sentir la dulzura protectora de la maternidad; mi papel de mujer ha terminado: sólo puedo ver un el hombre á un hijo, ¡y me privas de este último consuelo! ¡ te has llevado mi pobre alegría!

Esta señora dijo una frase que se quedó grabada en la mente de cuantos la oímos, grito absurdo y dolorido del egoísmo contra la maternidad, y que si no fuera una paradoja, sería blasfemia contra la Naturaleza y la especie humana.

La mujer, reducida en aquellos tiempos a la condición de animal, el menos mimado del hombre, aderezaba las pieles que habían de servir de envoltura al fornido Triptolemo y al infatigable Nemrod, o disponía el tasajo con cuyos restos, disputados a los canes, se la premiaba el ejercicio de la maternidad.

No obstante, vinieron para el indiano días generosos; esperaba un hijo; Dulce Nombre, en el ensueño de su maternidad, ocultaba mejor la desventura y tenía muy recientes sus buenos propósitos de enfermera.

El zapatero le parecía más amarillento y triste en el rancio ambiente de su tugurio, encorvado ante la mesilla, martilleando la suela; su mujer más débil y enfermiza, mísera esclava de la maternidad, debilitada por el hambre y ofreciendo como única esperanza al hijo pequeño aquellas ubres flácidas, de las que sólo podía surgir sangre.

Hizo la pena que por tercera vez se frustraran las esperanzas de maternidad de Lucrecia; pero, al fin, dió a luz un año después, el 4 de Abril de 1508, su primer hijo, que recibió en la pila el nombre de su abuelo paterno y fué apadrinado por el Papa León X, que envió a la Duquesa una valiosa joya[102], haciéndose representar en la ceremonia por Juvenale Latino.

El Jayón es la poética exaltación de la maternidad y el canto a las sublimes y misteriosas profundidades y siniestros de las montañas.

Junto á sus hombros se extendían en doble ala varias señoritas huesudas, con las trenzas anudadas en forma de cesto, imitando el peinado de las emperatrices y grandes duquesas... Detrás se erguía la compañera virtuosa y prolífica, aventajada por los excesos de una maternidad de repetición.

En sus senos, duros y erectos, no obstante las fatigas de la maternidad, en sus senos de pagana turgencia, los dedos del íncubo se crisparon.

Y se le antojaba que el calor de su carne, enfebrecida a ratos por la fiebre de la maternidad virginal, de la virginidad maternal, daba a aquella leche industrial una virtud de vida materna y hasta que pasaba a ella, por misterioso modo, algo de los ensueños que habían florecido en aquella cama solitaria.

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