21 colocaciones para torso

Allá es donde «bajo los cielos áticos los crepúsculos radiosos tiñen de amatista los dioses esculpidos en los frisos de los pórticos; donde en el follaje argentado de los árboles de torsos flacos, crepitan las agrias cigarras, ebrias de las copas del Estío.

Era la esperanza, la ciega esperanza que con el avance de su torso señalaba al Sur.

Todas las casucas se apretujan y amontonan por ponerse en contacto con el torso de la catedral, o, cuando menos, por situarse a la sombra de su torre.

Es cuellicorto, de vientre asaz rotundo y piernas harto frágiles, dada la corpulencia del torso.

Vestía de corto, y el castizo atavío marcaba más lo innoble de su figura; cuadrado de torso, tenía las piernas y los brazos demasiado cortos, peludas y gruesas las manos, y el cuello de toro, ancho, formidable, con venas como sogas.

La encantadora desnudez de su torso presenta el modelado blando y sólido de la carne.

Dos docenas de hombrecillos, achicados por la lejanía, agolpábanse en la borda, con el torso desnudo, moviendo en alto sus casquetes blancos iguales a los de los cocineros.

Meg había subido á un grado excelso de belleza, espiritualizada por cierta demacración del rostro, el livor de los ojos, la tenuidad de los labios y la frágil esbeltez del torso.

Iba derechamente á sentarse en su silla, de altas patas y de cojines, á causa de la exigüidad del torso del muchacho; el padre le llamó.

Aunque nacida en Bruselas, por las venas de la Camargo corría sangre española, y la pequeñez de sus manos, la finura de sus torsos y la brevedad de sus pies, decían claramente la distinción de su raza, familia noble que había dado á la Iglesia arzobispos y cardenales.

La chaqueta o dormán, muy ceñido al cuerpo y adornado con alamares, revelaba las formas robustas de su torso y de sus brazos.

de altura por igual extensión para el grueso del torso, y 2 para la circunferencia del asiento, siendo sus pedestales netos generalmente.

Tenía los senos firmes, suave la línea del torso, largo y fino el cuello y rubio el cabello, prendido por dorada corona a la moda de Grecia.

» Don Baltasar encomendó á su hija la delicada tarea de hacer plato á los comensales porque á él «no se le amañaba cosa mayor;» y con este motivo, Inés se puso de pie para dominar mejor las alturas de la sopera, y tuvo ocasión el indiano de Nubloso, que indudablemente era mozo de gusto, de admirar un buen rato la corrección de líneas y la escultural riqueza del cuerpo de la joven, destacado sobre la mesa como torso griego sobre su pedestal.

Pero la respiración de Meg, rápida y anhelante, y el agitado movimiento del frágil torso eran cosas que no existían para él.

Abierto, veo dentro un casco de torneo milanés, una coraza nielada, repujada, cincelada, con mascarones, bichas, monstruos, dioses, diosas, héroes, esclavos que se retuercen bajo la cadena, mujeres de perfecto torso desnudo que terminan en caballos marinos, centauros de pujantes riñones, el cántico de la fuerza y del triunfo.

¡Qué ondulaciones de torso! ¡qué pureza de líneas! ¡qué armonía! ¡qué majestad! Un día, con el alma llena de esta belleza plástica que nadie mejor que él podía apreciar, le propuso, no sin ruborizarse, que le dejase tomar apuntes de uno de sus brazos.

Una tarde Josefina, al entrar de pronto en el estudio, vio sobre la tarima del modelo una mujer desnuda, tendida en unas pieles, mostrando las redondeces de su torso, de un color amarillento.

Ahora, amarrado á la roja estela, con el torso desnudo y el rostro respirando un entusiasmo misterioso, una sed de sufrir, revelábase sin duda como trágico genialtanta era la verdad de su ficción, la expresiva fuerza de su actitud.

En el fondo de los bosques, soldados con el torso desnudo sacrifican vacas y novillos.

De pronto cubrió su vista un velo, una escarcha de llanto, y la emoción, haciendo palpitar su seno, se reveló en la profundidad vibrante de la voz, en la trepidación involuntaria del torso.

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