39 colocaciones para amazonas

Cuando quería, bailaba como una sílfide; en el andar airoso, semejaba a la divina cazadora de Delos, y montaba a caballo como la reina de las amazonas.

Celinda apareció vestida con falda de amazona.

Se puso ella un lindo traje de amazona y montó en su caballo favorito, una jaca viva y revoltosa de miembros finos y ojo ardiente.

Se inclinó sobre él, y los númidas que le rodeaban vieron llorar al terrible Hanníbal por primera y última vez, uniendo su boca á la destrozada cabeza de la amazona Asbyte, besando aquel rostro amado, en torno de cuyas facciones aplastadas y sangrientas, comenzaba á revolotear un enjambre de fúnebres moscas.

Las señoras, amenazando con no comprar en los establecimientos cuyos dueños votasen al candidato liberal; el dinero, entrando en los barrios populares como un veneno que enloquecía á la gente y la hacía terminar sus disputas á palos y tiros; las damas ricas, deslizándose en los tugurios de los miserables, arrogantes como amazonas, con el bolso abierto y el paquete de papeletas electorales.

Huberto se contentó con decir: El hombre es débil, y si usted emplea armas que no se puedan resistir... A primera vista, esta joven de armas formidables, no presenta el aspecto de una amazona mutiladaobservó Diana, indicando con un gesto el busto de Alicia, cuyas curvas se modelaban en una chaqueta de breitschwantz.

Uno de los grandes jefes había recibido de ella varios latigazos cierto día que osó algunos atrevimientos con la amazona.

Ella vestía de negro: sobre el escote del corpiño se insinuaba el seno opulento y de marmóreas dureza y blancura; el cuello era grueso, el rostro expresivo, con una belleza varonil de amazona espartana; los ojos alegres y dominadores.

Montaba á caballo vestida de amazona, con sombrero calañés y flotante cendal, escoltada de jinetes; mecíase sobre las olas, en traje de balandrista, entre los yatchmen del club, sin haber amanecido aquel «mañana» en que debiera escribir encargando su esquife; salía de caza á deshora, con audaces bombachos y masculinos arreos, y supo cobrar gentil fama de valiente en todos los deportes que inició.

Aceptaron los dos paladines el reto, y al volver la doncella al campamento de las amazonas se hizo lenguas de la belleza del Caballero Serpentino, al que había visto de pie junto al trono de su noble padre Amadís.

Se le pasó por las mientes la idea de que la Gorgheggi fuera un gran capitán, un caudillo de amazonas de la moral, de mujeres de rompe y rasga; y ella iría a su lado como corneta de órdenes, como abanderado, fiel a sus insignias.

=1602= Francisco Baçan, autor de danzas, se concertó con la Ciudad en sacar una de espadas con 20 figuras con su panderete un tamboril y unas chapas en precio de 40 ducados y otra intitulada La conquista de las amazonas, por 160 ducados.

Si no, ¿á qué he venido á Iberia uniendo mi suerte á la tuya? El caudillo miraba en torno, como si le molestase que alguien pudiera escuchar su conversación con la amazona.

El corazón de aquella amazona era más sólido que el del padre de Florestán, y no había miedo de que se alterase mortalmente al recibir tal noticia.

No ignorarán ustedes que en el Dahomey el nervio de su ejército lo componen dos cuerpos de amazonas.

Quedó éste avergonzado por la cruel despedida de la amazona y sin deseos de seguirla.

Un destacamento de amazonas armadas con arcos llenaba tres vehículos enormes, sin duda para recordar al gigante que no era mas que un prisionero.

La mujer que Mascaró apodaba «la reina Calafia» podía arriesgarse en estos ejercicios de amazona, sin miedo alguno.

¿Cómo los hombres, groseros y cortos de inteligencia, iban á poder resistir el empuje de estas amazonas robustas, esbeltas y de ligero paso?...

A la mañana siguiente, la reina bajó de su nave y acto seguido los escuadrones de amazonas se extendieron por la playa.

Yo no sabré decir á ustedes si esto proviene de que los hombres se ocupaban de muy antiguo en el servicio de los caballeros, por lo cual tenían abandonadas sus casas al dominio de las mujeres, ó de otra causa cualquiera que yo no me he podido explicar; ello es, que en este pueblo hay algo de lo que nos refieren las fábulas de las amazonas, ó de lo que habrán ustedes tenido ocasión de ver en la Isla de San Balandrán.

Su castillo, como los tradicionales campos de Barahona y el valle famoso de Zugarramurdi, pertenece á la categoría de conventículo de primer orden y lugar clásico para las grandes fiestas nocturnas de las amazonas de escobón, los sapos con collareta y toda la abigarrada servidumbre del macho cabrío, su ídolo y jefe.

Viste sombrero redondo de fieltro y un gabán varonil, con cuello Imperio y doble hilera de botones, que la llega á los pies: es alta, elegante y lamida de formas como una amazona inglesa.

Abrióse la cortina, y se recreó la vista con un grupo de amazonas.

La señorita de la estancia de Rojas se divertía acosando á estos rebaños zancudos, que escapaban, abriendo el compás de sus rudas patas, y eran alcanzados algunas veces por el lazo de la amazona.

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