Qué preposición usar con cansado
Gillespie, cansado de permanecer derecho, con la cachiporra en una mano, junto á la puerta de la Galería, había vuelto á ocupar su asiento ante la mesa, pero sin perder de vista la abertura de entrada.
Al fin se cansó de este zumbido de colmena en desorden, y sacándose de la oreja el microfónico aparato, quedó envuelto en un dulce silencio, estremecido apenas por lejanos é indefinibles murmullos.
Se hallaba cansado del mar, de la vida agitada del barco negrero, y quería recalar en un rincón y pasar unos años carenándose.
Don Silvestre hubiera hecho algunas enmiendas al panegírico de su amigo; pero tan habituado le tenía éste á semejante lenguaje, que ya no se cansaba en contestarle siempre que con él le hablaba.
En la clase de esgrima cansaba al profesor con su florete impetuoso y sus piernas de acero.
Al principio marcha despacio, para no cansar a los caballos, porque luego habrá que correr.
Y cansado por tantos esfuerzos y sorpresas, don Fermín dejó caer la cabeza sobre el sobado reps azul del testero y en aquel rincón obscuro del coche, ocultando el rostro en las manos que ardían, lloró como un niño, sin vergüenza de aquellas lágrimas de que él solo sabría.
Este, cansado al fin, subió a saludar a su querida.
Faust se cansa del amor de Margarita lo mismo que de todos los goces de la vida.
Estamos cansando con una visita demasiado larga á este pobre gigante, que no parece de un vigor intelectual en armonía con su estatura.
Yo empecé a ver la cosa mal; los hombres se encontraban jadeantes, demasiado cansados para hacer un esfuerzo verdadero y eficaz.
¿Cómo no?...repuso Ricardo,hemos asistido a un espectáculo muy interesante; yo no hablo mucho porque estoy cansado con el galopón de esta mañana y el trajín de todo el día.
En esto, Altisidora, que debía de estar cansada por haber estado tanto tiempo supina, se volvió de un lado; visto lo cual por los circunstantes, casi todos a una voz dijeron: — ¡Viva es Altisidora! ¡Altisidora vive!
Jacobo se sentó sombrío y cansado en un sofá, y seguro ya de saber lo que con tanto ardor había deseado, se dispuso á escuchar sin prisa.
Los dedos de la dama, cansados sin duda de vagar á la ventura por el teclado, empezaron á señalar delicadamente una melodía.
¡Las personas decentes cansaban á aquel señorito!
Todas sus calles están cortadas por el mismo patron; fastidia y cansa una igualdad tan estudiada: sus arcadas magníficas, que prudentemente repartidas hubieran dado fisonomía á la ciudad, hermoseándola, encierran la vista en círculo tan limitado y monótono que cansan hasta el disgusto.
Adiós, holgazanes que en un siglo habéis cansado a la historia.
Las naciones mas poderosas miraban con espanto el poder de los Católicos monarcas; la victoria reposaba cansada sobre sus pendones, y una extensa y pacífica monarquía era el sólido fundamento de su poder y de su grandeza.
Francamente, en aquellos días empezaron mis hombros á sentirse cansados bajo el peso de mi familia.
Poco después, los dos amigos, cansado hasta el mismo don Víctor de confesiones, volvieron a la mesa, donde reinaba la dulce fraternidad de las buenas digestiones después de las cenas grandiosas.
El viejo de las bufandas, al que llamaba la condesa cher maître, se cansó sin éxito dirigiendo peticiones á un criado que no quería entenderle.
Uno y otro afirman con lamentable seguridad que la poesía cortesana de los Cancioneros es de mal gusto, que las composiciones son cansadas é indigestamente eruditas, y que en el género amatorio aquellos poetas y trovadores sólo aciertan á expresar en conceptos metafísicos y alambicados, con pedantesco lenguaje y métrico artificio, un amor no bien sentido, afectos convencionales, y pasiones hiperbólicas siempre y afectadas.
En finaconsejó,no te fatigues; te encuentro algo cansado desde hace algunos días, sobre todo hoy... ¡Bah, bah! esto no es nada, la comida me confortará; no vayas ahora a ponerte cavilosa.
¡Lindo cuadro en verdad! Y bien se adivinaba que tú lo sabías, según la manera de modelar a tu cuerpo el chal y el modo con que sonreías con tus ojazos muy abiertos y cansados ante el extraño espectáculo, al que se añadía lo extraño también de estar tú presente.